Cualquier vida puede resumirse en una líneas, incluso una vida tan memorable como la de Jorge Semprún: nacido en Madrid, hizo sus estudios en el liceo Henri IV de París y en la facultad de letras; traductor en la Unesco, escenarista y guionista de Alain Resnais, Costa Gavras e Yves Boyssier, es nombrado ministro de Cultura del gobierno español en 1988. Autor célebre de La segunda muerte de Ramón Mercader, Aquél domingo y La escritura o la vida, premio Femina 1994 …
Evidentemente, para los que conocen al hombre, su vida y su obra, este recurso no es suficiente. Por suerte, basta hojear sus libros.
Para empezar, su juventud:
Es en la calle Alfonso XI, en el barrio de clase alta de Madrid, en donde pasé casi toda mi infancia con mis seis hermanos y hermanas. A los ocho años perdí a mi madre, Susana Maura. Al comenzar el siglo, su padre, Antonio Maura, era el lider del partido conservador español. Por tres veces fue primer ministro del rey Alfonso XIII, el abuelo del rey Juan Carlos.
Luego sus estudios en el liceo Henri IV:
Llegué allí en «troisième». Incluso estuve allí interno el último trimestre de 1939. Para mí, que hasta entonces había tenido una vida familiar feliz, este encierro tenía aires de prisión dorada. De adolescente era muy tímido e introvertido. Mi aislamiento y mi francés rudimentario habían acentuado aún más este carácter. Pasaba por un chico solitario y triste. A medida que mi francés mejoró, me mezclé más con los otros. En 1941, los alumnos organizaron manifestaciones contra el invasor. Yo formé parte. Es en el liceo en donde hice muchos descubrimientos, tanto en el plano sexual como en el literario. Allí tuve mi primera novia. Me acuerdo de la silueta de Georges Pompidou, que fue profesor de letras de mi hermano mayor, Gonzalo. Daba su clase sin implicarse. No le importaba “desvirgar literariamente a los pequeños cretinos de «première» (sic). Pero si uno se mostraba interesado, se volvía amable. Si no, daba su clase maquinalmente.”
A su padre le hubiera gustado, en mayo 1940, compartir el sufrimiento de su país de acogida y naturalizarse francés, por pura solidaridad…
“¡Mi padre, era don Quijote! Era abogado, ensayista, poeta y católico de izquierdas. Tanto como decir un hombre raro en su época, en España. Era corresponsal en Madrid de Enmanuelle Mounier y de la revista «Esprit». Cuando el gran poeta nacional Antonio Machado murió en el exilio en Colliure, en 1939, mi padre se puso a declamarnos sus versos. Y esperaba que le cogiéramos el relevo. Cuando cayó Madrid, un amigo exiliado en Cuba le invitó a que se le uniera: “¡No, me quedo! No quiero más que ser un sobreviviente. Estoy en mi cueva de muerto viviente, no me hables ya de nada”. Tenía 41 años.
Todo esto se sabía desde hace mucho tiempo, por supuesto. Para sus lectores más atentos, a partir exactamente de 1963 y la publicación de El largo viaje, un relato de la deportación que se detiene a la puerta de un campo, tras un trayecto en un vagón sellado; se sabía también tras la publicación de otras obras como Aquél domingo, su libro más querido …
“porque para mí es el más grave. Pone en cuestión mi memoria comunista. En “El largo viaje” yo era aún inocente. Un joven que imaginaba que el “campo” era la expresión condensada de la barbarie capitalista. Pero no era sólo eso. Esto es, la barbarie también podía estar el totalitarismo bolchevique, como la segunda vida del campo de Buchenwald, liberado por Patton en abril y reabierto en septiembre de 1945 por los soviéticos para encerrar a sus oponentes.”
Ramón Chao, 7 junio 2011.
Fuentes. Jorge Semprun : Autobiographie de Federico Sanchez, réédité en Points-Seuil en 1996
– Jorge Semprun Quel beau dimanche! Grasset 1980
– Jorge Semprun L’Algarabie, Fayard 1991, Gallimard Folio 1997
Jorge Semprún en la Biblioteca Octavio Paz [leer el original en francés]