Al barón Davillier y a Doré, como si estuviesen en la España de ahora mismo, no se les escapan los ruidos de que viven rodeados los españoles. Aunque por razones obvias la murga fuera entonces menor a la de hoy en día, aquellos viajeros padecieron también el fenómeno: “A propósito del estrépito, no olvidemos mencionar los famosos carros del País Vasco. Estos pesados vehículos de macizas ruedas, que no han sufrido grandes cambios desde la época en que Don Pelayo reinaba en las Asturias, no difieren mucho de los que hemos visto en la provincia de León. Doré ya había dibujado algunos de la misma clase, principalmente en Palencia y León, un día que trabamos amistad con un maragato (*) que vendía castañas”.
(Siga leyendo esta entrada…)