Blog del Instituto Cervantes de París

La crisis del euro. De Atenas a Madrid,  por Josep Borrell y Andreu Missé. Madrid: Turpial, 2011.

Un estremecimiento sacude a Europa, de Atenas a Madrid: la crisis del euro. El monstruo alumbrado en 2008 por la quiebra de Lehman Brothers, precedida de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, se ha ido metamorfoseando vertiginosamente a lo largo de los años hasta colocar a  la Unión Europea contra las cuerdas y tener ahora mismo a  España en el ojo del huracán. “Lo peor es ya perfectamente posible”, vaticinan Josep Borrell y Andreu Missé en La crisis del euro. De Atenas a Madrid, un libro urgente fruto de una larga conversación entre ambos en Bruselas, Florencia y París, entre otros lugares.

Nadie sabe a ciencia cierta con qué nos vamos a encontrar a la vuelta de la esquina, pero en estas páginas estos dos europeístas convencidos nos ofrecen las claves para comprender cómo hemos llegado hasta aquí y aventuran vías de salida. 

Josep Borrell, con sólida formación científica y económica, tuvo una larga carrera política en España, donde llegó a ser líder del PSOE, antes de recalar en el Parlamento Europeo, del que fue presidente entre 2004 y 2007, y en el Instituto Europeo Universitario de Florencia, a cuya cabeza se encuentra desde 2010. Allí, del orden de 750 estudiantes de posgrado trabajan sobre Europa y su futuro, muy pendientes de la crisis económica y sus efectos sobre la construcción europea.

Andreu Missé, con una intensa y acreditada carrera periodística volcada en lo socieconómico, es subdirector de El País en Barcelona y desde 2005 ha estado al frente de la corresponsalía de ese periódico en Bruselas, una posición de privilegio absoluto para seguir al minuto la trepidante crisis del euro y de otras muchas cosas, una crisis que llega a cuestionar el Estado de bienestar que los europeos hemos venido dando por consustancial a nuestro modo de ser.

El periodista y entrevistador en el libro ha accedido a ser entrevistado en exclusiva para el blog de esta biblioteca, en la que ya está disponible  La crisis del euro. De Atenas a Madrid.

Pregunta: El libro salió a finales del año pasado y ya va por su tercera edición, ampliada. ¿Va a durar la crisis del euro?

Respuesta: Lo primero que hay que decir es que la crisis no afecta a todos los países por igual. Alemania y Francia han sufrido mucho menos la crisis que Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España. En el caso de España creo que la crisis va para largo. Todavía no hemos tocado fondo en tres aspectos. La economía sigue encogiéndose, el paro sigue creciendo y el endeudamiento global, el público y el privado, que es de un 380% sigue aumentando. Volver al crecimiento, un paro y deuda sostenibles nos va a costar años.  

P.: El euro es la moneda de una Unión Europea que quería ser uno de los polos en un mundo globalizado. Mantener el euro está costando grandes sacrificios a muchos europeos sin que la UE haya llegado donde quería. ¿Merece la pena el sacrificio?

 R.: Creo que el euro sí ha logrado ser una de las cuatro monedas del mundo globalizado. El euro representa un tercio del mercado de deuda frente a un 44% del dólar. En el mercado de divisas las operaciones con euros significan un 40% y la moneda europea representa ya un 25% de las reservas de divisas de los países. Todo esto se ha logrado con 12 años de existencia. Pero es cierto que todo esto está costando mucho. Durante los últimos tres años el euro ha tenido que afrontar sus fallos de construcción y de gestión. Es cierto que existen muchas dudas porque los políticos actuales han mostrado muy poca capacidad para resolver los desafíos del momento. Pero si pensamos en costes y sacrificios hay que considerar qué sería de algunos países como el nuestro fuera del euro. O dicho de otra manera, ¿pensamos que los gestores del Banco de España son mejores que los del Banco Central Europeo?

 P.: El coste económico y social de la crisis está creando desafección popular ante la idea de la Unión Europea. Hay quienes dicen que es mejor salir de una UE que no ven como cosa propia que aguantar tanta imposición. ¿Corre peligro la UE? 

 R.: Es cierto. La idea de Europa se está diluyendo. Pero no es sólo consecuencia de los que se decide en Bruselas, que por otra parte, ha incurrido en errores muy serios a lo largo de toda la crisis. Primero no supo verla, luego adoptó medidas con mucho retraso e inadecuadas y sobre todo ha sido incapaz de afrontar el problema de fondo que es el extraordinario poder de los bancos sobre la economía, los Gobiernos y los ciudadanos. En mi opinión uno de los problemas más serios es la dinámica creciente según la cual los Gobiernos nacionales atribuyen y reprochan a Bruselas todas las causas de sus males. Parece como si los Gobiernos nacionales no formaran parte de Europa. Si un país se ha endeudado más de lo prudentemente aconsejable y la UE le apremia a que rectifique y ello supone una serie de sacrificios no es correcto reprochar a la UE estas medidas. Si continúa este divergencia, es decir, el aumento de las posiciones cada vez más nacionalistas por parte de los Gobiernos, evidentemente que Europa corre peligro.

 P.: España ha decidido marcarse su propio calendario para llegar al objetivo del 3% de déficit en 2013. ¿Es acertada la medida?

 R.: Al final han llegado a un acuerdo. Pero en cualquier caso, el calendario que  ha impuesto la UE a España, de reducir el déficit del 8,5% al 5,3% este año y al 3% en 2013 es impracticable a no ser que se quiera agravar la recesión y el paro. Esto ya lo reconoce la mayoría de expertos. Creo que dentro de poco Bruselas suavizará sus exigencias porque tampoco ha explicado por qué exige a España una reducción más intensa que a otros países. ¿Por qué a Irlanda se le ha dado un plazo de hasta 2015 y a España se le exige el 2013? Creo que Bruselas tiene tendencia al dogmatismo como ya vimos con Grecia. Primero la UE y el Fondo Monetario Internacional le prestaron ayuda financiera al 5,4%, un año después se consideró insosteniblemente caro y le rebajaron los tipos del interés de los préstamos al 4,4% y unos meses después se le aplicó un nuevo recorte de  rebaja de otro punto porcentual. Creo, por tanto, que las exigencias de la Unión no son acertadas.