La Biblioteca del Instituto Cervantes de París cumplirá pronto sesenta años, lo cual me trae a la memoria muy gratos recuerdos.
En 1956, a mis veinte años, llegué a París con una beca “verbal” de Fraga Iribarne, a la sazón Comisario general de Educación. Consistía en 50 francos de entonces y alojamiento gratis en el Colegio de España de la Ciudad Universitaria.
Al cabo de un mes me pasaron la cuenta, que casi me comía la totalidad de la ayuda. Sin pensarlo más, se la envío a don Manuel, quien a vuelta de Correo me contestó lo siguiente:
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