En estos días en que se celebra el Centenario del nacimiento de Miguel Delibes (17 de octubre de 1920-12 de marzo de 2010), ¿qué mejor homenaje podemos rendir que leer una de sus obras?
Cinco horas con Mario, calificada por Fernando Morán en 1971 como la más bella y aterradora novela de las últimas dos décadas (1), ha sido la obra que hemos seleccionado en nuestro club de lectura para la ocasión.
Considerada por muchos críticos como una de las mejoras novelas del autor vallisoletano, la lectura de esta obra constituyó un desafío para todos los lectores del club que nos reunimos anoche, también para aquellos que tenemos el español como lengua materna.
Más allá de la riqueza y precisión del lenguaje que utiliza Delibes y de su finísimo oído y capacidad para captar el lenguaje coloquial y reelaborarlo literariamente (2), el reto se encuentra en ser capaces de dejarnos arrastrar en el torbellino mental de Carmen y acompañarla en las horas en que revive la relación con su marido Mario, aún de cuerpo presente.
Un acompañamiento que tiene que ser muy activo. Pues, según explica Cano Ballesta, Delibes necesita de un lector crítico, capaz de darle la vuelta a todas las fórmulas, consignas y eslóganes que Carmen va soltando («perlas», como decía una de nuestras lectoras) y leer entre líneas. Efectivamente, Menchu no es un narrador fiable (3). Todo lo que dice tiene que ser reinterpretado por nosotros. Todo. El carácter de Mario, sus dificultades laborales, su vida íntima, la familia y los amigos de la pareja, la educación de los hijos, la guerra civil, las cuestiones sociales de la época, la incipiente sociedad de consumo, el Concilio Vaticano Segundo…
Para Jose Samano, productor de la adaptación teatral, Cinco horas con Mario es una “divertida sesión de psicoanálisis, en la que el psiquiatra es el propio espectador; él va a diagnosticar”.
A Delibes le interesa la novela como género sociológico, como manera de conocer la realidad y, quizá, transformarla…Carmen, aún convertida en caja de resonancia de la propaganda franquista y nacional católica, es uno de esos personajes débiles por los que Delibes dice “haber tomado una deliberada postura”, como comenta a Joaquín Soler Serrano en la entrevista en A fondo en 1976 (min. 16.37-20-54). Carmen, al fin y al cabo, es víctima de una sociedad que ha convertido a las mujeres en “ baluarte y semilla de una moral que ellas nunca desearon”, como se explica en este breve vídeo sobre la obra Enseñando a señoritas y sirvientas de la investigadora Matilde Peinado, y cuyo ideal se mostraba una y otra vez en el NO-DO.
Fue todo un lujo descubrir durante la preparación de esta sesión la conferencia que Carmen Martín Gaite impartió en 1992 en la Fundación Juan March y que os invitamos a escuchar de manera integral. Titulada Sexo y dinero en Cinco horas con Mario, en ella, Martín Gaite, leyendo fragmentos de la novela de manera magistral y reconociendo de partida la «sed de interlocución» de la protagonista, desmenuza la psiquis de Carmen, sus deseos, sus debilidades, sus contradicciones…
En noviembre de 1979 se representó por primera vez la adaptación teatral de Cinco horas con Mario, producida por Jose Samano, a quien mencionamos antes, dirigida por Josefina Molina e interpretada a lo largo de cuatro décadas por Lola Herrera. En este enlace podréis encontrar la entrevista que le hizo Carlos Alsina en Onda Cero, en julio de 2019, con motivo del cuarenta aniversario de la representación, con una introducción memorable en la que el periodista toma la voz de Mario.
Aunque anoche no hubo oportunidad de mencionarlo, queremos recordar también la película Función de noche, dirigida por Josefina Molina en 1981. A medio camino entre la ficción y el documental, recoge el encuentro de la actriz Lola Herrera con su ex marido Daniel Dicenta, en el camerino de teatro, mientras ella está representando Cinco horas con Mario. En este encuentro afloran cuestiones íntimas, largamente soterradas, de dos personas que han fracasado como pareja. Un experimento cinematográfico de alto riesgo, entre otras cosas posible por la identificación de la actriz con su personaje, Carmen Sotillo, y el atrevimiento de Lola Herrera y Daniel Dicenta a confrontar sus propios fantasmas delante de la cámara.
De Cinco horas con Mario también existe una versión operística adaptada por el compositor Jorge Grundman en 2016. El tercer acto de la misma será emitido en línea, como parte del concierto-conferencia que tendrá lugar este jueves 22 de octubre de 2020 en el Instituto Cervantes en Madrid.
NOTAS
(1) Citado por José Cano Ballesta.
(2) Medina-Cobos, Amparo. «Claves para leer a Miguel Delibes». Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
(3) Cano Ballesta, José: «Miguel Delibes, testigo solapado de una época». Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Enlaces de interés
A fondo. Entrevista con Miguel Delibes. (1976, Enero 23). RTVE A la Carta.
Bernardo Rodríguez, Juan: «Función de noche (1981) de Josefina Molina«. Encadenados Revista de Cine, 2014, Enero 23.
Cano Ballesta, José: Miguel Delibes testigo solapado de una época: «Cinco horas con Mario». Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
DmaxEspaña. (2019, Diciembre 13). Así se representaba a la mujer en el NO-DO. Franco, la vida del dictador en color
Exposición Cinco horas con Mario. 50 años de historia. Fundación Delibes.
EducacionTV . (2013, Abril 9). La mujer en el Franquismo
Martín Gaite, Carmen (1992, Mayo 16): Sexo y dinero en «Cinco horas con Mario«. Fundación Juan March, 1992, Mayo 16
Medina-Cobos, Amparo. Claves para leer a Miguel Delibes.
Onda Cero. (2019, Julio 11). Entrevista completa a Lola Herrera en Más de uno.
Pentación Espectáculos [Pentacionespectaculos] (2018, Marzo 12). Cinco horas con Mario, teaser.
5horasconmario. (2010, Octubre 10). José Sámano – Sobre la obra «Cinco horas con Mario».
Ficticias o reales, las cartas o epístolas constituyen un género literario muy antiguo que se engloban en las denominadas escrituras del yo o escritura subjetiva, como las biografías, las memorias, los diarios… Se trata de una forma de comunicación que entronca con la conversación, con la particularidad de que la ausencia de uno de los interlocutores la convierte en una comunicación en diferido.
Escribir cartas es una práctica que nos resulta cada vez menos familiar, menos cotidiana. Incluso considerando su equivalente actual, el correo electrónico… ¿quién escribe hoy largos y meditados correos? ¿En qué medida la posibilidad de recibir y poder responder de manera inmediata a un correo nos distancia de esa otra forma de comunicación que contaba con el tiempo como elemento intrínseco? ¿Por qué estos textos personales, cuando no íntimos, despiertan nuestro interés? ¿Pueden las cartas modificar nuestra imagen de un autor?
De todo esto y mucho más podremos conversar durante la próxima sesión del club de lectura del 4 de mayo, a partir de un mosaico de cartas formado por las sugerencias de los lectores.
Entre las ficcionales nos encontramos con dos de las cartas incluidas en la segunda novela del escritor argentino Manual Puig (1932-1990), Boquitas pintadas (1969). Esta novela reduce la narración convencional al mínimo y reconstruye la relación amorosa entre Nené y Juan Carlos, muchos años después de que este haya fallecido, a partir de diálogos, cartas, diarios íntimos, expedientes y noticias de prensa.
A medio camino entre la ficción y la realidad podríamos considerar las que componen la novela Querido Diego, te abraza Quiela, en la que Elena Poniatowska (1932, Premio Cervantes 2013) recrea la relación de diez años entre Diego Rivera (1886-1957) y la pintora rusa Angelina Beloff (1879-1969) exiliada en París, a través de las cartas que esta escribe cuando el muralista mexicano se marcha a México sin ella. Son cartas desgarradas, sin respuesta, inspiradas en el libro La fabulosa vida de Diego Rivera, de Bertram Wolfe, que sirven a la autora mexicana para dar otra visión de Diego Rivera.
Entre las reales tenemos dos cartas breves de soldados de la Primera Guerra Mundial incluidas en Paroles de poilus, lettres et carnets du front, recopiladas por Jean-Pierre Guéno a partir de la respuesta de los oyentes de Radio France a la llamada que hizo en 1998 en búsqueda de este tipo de testimonios.
También forman parte de este collage epistolar algunos fragmentos que Van Gogh (1853-1890) envió a su hermano Théo (1857-1891) a partir de 1872 y que han sido consideradas no solo una fuente imprescindible para conocer la vida, la personalidad y el alma del gran pintor holandés, sino un documento humano único.
Varias de las cartas propuestas son cartas de amor entre escritores. La más antigua es la enviada en septiembre de 1889 por Emilia Pardo Bazán (1851-1921) a Benito Pérez Galdós (1843-1920) después de su viaje por Europa y de haber visitado juntos la Exposición Universal. Se trata de una de las 92 cartas recopiladas por la editorial Turner en 2013 bajo el nombre de Miquiño mío que Doña Emilia le envió a Don Benito entre 1883 y 1915, y en el que se puede ver la evolución desde la admiración hasta la pasión fogosa que compartieron. Curiosamente, de las que escribió el escritor canario solo se ha conservado una (2).
Otro ejemplo es la carta que Antonio Machado (1875-1939) envía a su amor de madurez, la también poeta y escritora Pilar de Valderrama (1889-1979) -Guiomar -, testimonio del apasionado amor que compartieron desde que se conocieron a finales de 1926 o principios de 1927 hasta que les separó la guerra civil (1).
También comentaremos una de las más de ochocientas cartas intercambiadas por Albert Camus (1913-1960) y la actriz de origen español, exiliada en París con su familia desde 1936, María Casares (1922-1986). Esta correspondencia, publicada por Gallimard en 2017 y aún no traducida al español, es testimonio de su relación “caótica, a menudo clandestina, pero ardiente, con altos y bajos, rupturas y reencuentros, una carrera incesante hacia el otro” (3) a lo largo de los doce años que duró (1948-1960).
Más o menos por las mismas fechas, entre 1947 y 1964, Simone de Beauvoir (1908-1986) vive una apasionado romance con Nelson Algren (1909-1981). Las más de trescientas cartas que le escribe en inglés, ya que el escritor norteamericano no conoce la lengua francesa, fueron reunidas y publicadas en 1997 por Sylvie Le Bon, hija adoptiva y alumna de la filósofa, que no obtuvo el permiso para poder publicar las que Algren escribió. Ante el intento de integrar a su amante en un universo completamente desconocido, este epistolario se convierte de alguna manera en un reportaje de la vida intelectual y política de esos años.
Entre las cartas de amistad que han propuesto nuestros lectores, se encuentra un ejemplo de la correspondencia entre Benito Pérez Galdós (1843-1920) y Clarín (1852-1901). El autor de La Regenta (1884), también afamado crítico, dedicó numerosas páginas a analizar la obra y la personalidad del autor canario. Su relación epistolar, que se extendió entre 1879 y 1901, son muestra de la admiración y profunda estima que se profesaban.
Helen Hanff (1916-1997) escribe por primera vez en 1949 una carta a una librería de Londres, Marks & Co, para solicitar unos libros de segunda mano que no puede encontrar en su país. A lo largo de veinte años se va forjando una sólida amistad entre la escritora estadounidense y su librero inglés, Frank Doel (1908-1968), a través de las cartas que también comentaremos en la sesión y que se recogen en el libro 84, Charing Cross Road, dirección de la librería que hoy ya no existe.
Otra de las cartas propuesta ha sido la que Julio Cortázar (1914-1984) a Edith Aron (1927), traductora alemana de origen judío que emigra a Buenos Aires con su madre de niña poco antes de la II Guerra Mundial. De regreso a París en 1950 para visitar a su padre, coincide con Cortázar en el barco, aunque no llegan a entablar relación durante el viaje. En los meses siguientes se encuentran en París de manera azarosa, encuentros que supuestamente inspirarían el personaje de La Maga, de Rayuela (1963). En agosto de 1951 le escribe a Edith Aron la carta seleccionada en la que Cortázar anuncia su regreso a París y el deseo de reencontrarla (4).
La última de las propuestas es la que podríamos describir como “comunión poética” expresada en las románticas y apasionadas cartas que intercambian en el verano de 1926 el poeta alemán Rainer María Rilke (1875-1926), ya enfermo, retirado en Suiza y que moriría al final de ese año, y los jóvenes poetas rusos Marina Tsvietáieva (1892-1941) y Boris Pasternak (1890-1960) (5).
Notas
(1) Ramírez Ponferrada, María Dolores: «Pilar Valderrama, la Guiomar de Antonio Machado. Escritora ignorada y musa ultrajada». Signa, nº 10, 2001
(2) Pousa, Luis: «Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós: «Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote»». La Voz de Galicia, 13 abril 2013
(3) Castellani, Jean-Pierre: «María Casares, una mujer libre más allá de Camus». Cine y teatro, n.º 51 (mayo-junio 2019)
(4) Libedinsky, Juana: “Edith Aron, la maga de Julio Cortázar”, La Nación, 7 de marzo de 2004.
(5) Pérez Alonso, Paula: «Tres a escribirse». Página 12, 18 de mayo de 2014.