En las jornadas del 26 y 27 de abril de 1926 se representó El retablo de maese Pedro en el teatro Hollandsche Schouwburg de Ámsterdam. La puesta en escena vino de la mano de Luis Buñuel. Según cuenta este en sus memorias, aceptó el encargo solo para hacer un viaje gratis a Ámsterdam colaborando con Falla y el célebre director de orquesta Willem Mengelberg. El espectáculo acabó siendo una extraña mezcla de música y teatro. La primera noche Buñuel se olvidó de preparar las luces, con lo cual no se veía ni «torta», como recordaría él mismo. La segunda representación se desarrolló con total normalidad.
La «improvisación» de Buñuel de cara a la adaptación musical y escénica llevada a cabo por Falla de un episodio del Quijote fue lo que hizo que los personajes representados por los títeres en el retablo no fueran muñecos sino actores. Buscó entre sus amigos a los intérpretes de los ocho personajes de carne y hueso. El decorado y las figuras fueron obra de Hernando Viñes, y Manuel Ángeles Ortiz firmó los figurines y las máscaras de los actores, así como la fachada y el telón del escenario portátil. Según contó años más tarde Buñuel, esta «improvisación típicamente española» resultó salir bien.
Para saber más…
Pino, Rafael del. «Buñuel, antes del cine: un retablo de Falla». La Opinión de Granada, 14-10-2007. Disponible en la página web del Archivo Manuel de Falla.
