El retablo del centenario
del estreno de «El retablo de maese Pedro» de Manuel de Falla (1923-2023)

«Reflejos de París»

Telon-El-retablo-de-maese-pedro.-Manuel-Angeles-Ortiz

El retablo de maese Pedro

Gran fiesta en el palacio de la princesa Edmond de Polignac. Brilla en la noche el charol de los automóviles mudos, bajo los castaños de la avenida. Junto a la verja ronronea el corro de los “chauffeurs”. Al pie de la escalera, medio desnudan a las damas los lacayos con los brazos cargados de abrigos. Descotes y pecheras se envían mutuamente sus fuegos a través de las salas. Hay escote cercado de pecheras y hay pechera cercada de escotes. Así se halla Paul Valery, el poeta de hoy, que hace gestos de náufrago entre las ondas de los hombros femeninos. En el quicio de una puerta, Henri de Regnier, el poeta de ayer, se halla todo rígido y despreciativo como sus bigotes cadentes y su monóculo altanero. El músico Stravinsky es un ratón entre las gatas. Y el pintor Picasso, de etiqueta, y rodeado por todas partes, parece que está apoyado en una esquina y que tiene la gorra caída sobre una ceja. El pintor José María Sert parece que nos hace los honores del palacio. Pero de los poetas, pintores y músicos –la corte de la princesa Edmond de Polignac–, el héroe de la noche es el maese Falla.
Rebosa el salón del teatro de la princesa. Quedan fuera, por las puertas, manojos de colas de frac. La escena es de guiñol. Los muñecos representan a Don Quijote, a Sancho, a maese Pedro, al muchacho que explica el retablo y a los demás personajes de Cervantes en el “Quijote”, capítulo XXVI. El retablo con sus títeres: Don Gaiferos, Melisendra y los otros, se abre también ahí, en el teatro de los muñecos: es el guiñol del guiñol. Por la oposición de irrealidades entre los títeres y los muñecos, se ve la razón de la sinrazón de Don Quijote. Melisendra es tan de verdad como maese Pedro. Los pintores y escultores Lanz, Ortiz, José y Hernando Viñes han montado este profundo guiñol con toda su gracia de chicos. Entre las manos ocultas que mueven a todos los muñecos, la del pianista Ricardo Viñes, héroe de la mano, es la que maneja al héroe del manco. En la orquesta recitan el “Quijote” las voces de Don Quijote, de maese Pedro y del muchacho que explica el retablo. Ahora solo les falta a ustedes oír la música para saber lo que es esta obra de Manuel de Falla.
La última de Stravinsky: “Bodas”, estrenada esta temporada en los Bailables rusos, y asimismo tocada por primera vez antes en el salón de la princesa, tiene una música que le coge a uno por los oídos y le arrastra con una cadena hecha a golpes. La música del “Retablo”también le sujeta a uno, pero como esos taconeos de bailaora que dicen: “Sígueme”. ¿Quién se resistiría? Su paso por el salón de la princesa de Polignac echa a volar todos los aplausos. El maestro Falla se va con su música a Granada.

París y junio.

Corpus Barga. El Sol, 30.06.1923.

[Imagen] Telón El retablo de maese Pedro. Manuel Ángeles Ortiz. Prop. Archivo Manuel de Falla.
Telón El retablo de maese Pedro. Manuel Ángeles Ortiz. Prop. Archivo Manuel de Falla.