El retablo del centenario
del estreno de «El retablo de maese Pedro» de Manuel de Falla (1923-2023)

La voz del «Quijote»

[Fotografía] Escenografía producción El retablo, Zúrich, 1926

El retablo de maese Pedro marca un hito, no sólo en la música española del siglo XX, sino también en la recreación musical del «Quijote». Falla logra una amalgama única de materiales procedentes de las fuentes antiguas de la música hispánica y de elementos plenamente vanguardistas. Salvador de Madariaga, autor de una Guía del lector del ‘Quijote dedicada «A Manuel de Falla con cuyo ‘Retablo de Maese Pedro’ cobra el inmortal Don Quijote segunda inmortalidad», escribió al compositor el 19 de enero de 1927:

Mi querido Falla: Créame que ni con mi artículo ni con mi dedicatoria he saldado todavía la cuenta que tengo con Vd. por haber oído ese Retablo, –el único que nos quedará en España si siguen llevándose los de las iglesias los yankis! Zurich fue para mí un momento inolvidable. Tengo –como verá Vd. en mi libro– una verdadera devoción por Don Quijote y así me sobrecogió el oirlo cantar. Porque Vd, querido Falla, es el único que ha podido dar con su voz. Nosotros lo que hacemos es hablar –bien o mal– de él. Vd. y Vd. solo le ha hecho no sólo hablar sino cantar con su alma.
Aquel día me confirmé en mi ya añeja idea que la música es la más pura de todas las artes, la que maneja más directamente la emoción humana. Tuve aquel día la intuición clara que la substancia humana es a la música lo que la arcilla a la escultura. Le envidio a Vd. su arte, como Vd. ve, en todos los sentidos de la palabra.

Para saber más…

Salvador de Madariaga. Guía del lector del «Quijote» : ensayo psicológico sobre el «Quijote». Madrid, Espasa-Calpe, 1926.

Yvan Nommick. «ConciertoFalla: Cervantes y la música. Cuatro siglos de diálogos e intercambios». La Opinión de Granada, 17-04-2005. Disponible en la página web del Archivo Manuel de Falla.

Detalle de una escena de El retablo de maese Pedro para la producción del Schweizerisches Marionettentheater, en Zúrich, junio de 1926.
Escenografía y títeres de Otto Morach