El retablo del centenario
del estreno de «El retablo de maese Pedro» de Manuel de Falla (1923-2023)

El «niño Redondo», primer Trujamán

Fotografía de los músicos de la primera audición de El retablo de maese Pedro, 23 y 24 de marzo de 1923 en Sevilla. Con los aquí reunidos se fundará al año siguiente la Orquesta Bética de Cámara: en el escenario, junto a Manuel de Falla, entre otros, Norberto Almandoz, Fernando Oliveras, Segismundo Romero, Manuel Navarro y el niño Francisco Redondo, seise de la Catedral.

En enero de 1923, al quedar Eduardo Torres encargado de organizar el estreno mundial de la versión de concierto de El retablo de maese Pedro en Sevilla, el valenciano aseguró que, a pesar de las dificultades que presentaba la parte del Trujamán, se podría utilizar para este papel a un seise de la Catedral. Reconoció que para esto era necesario preparar al seise con tiempo (aunque, analizando la correspondencia mantenida entre Torres y Falla, puede deducirse que el tiempo de ensayo fue muy reducido).

Al mes siguiente, tras haber recibido y analizado las partes de canto, Torres informó a Falla de que iba a ensayar esta obra con dos seises de la Catedral, para que fuera el propio Falla el que eligiera al cantor que le pareciera más adecuado cuando llegase a Sevilla: «Y en cuanto al niño Trujamán, veo que la tesitura, aunque no aguda, por ser continua sobre las mismas notas, es algo  cansada: yo tengo en la Catedral dos niños de voz fina a los cuales voy a enseñar dicha parte, una vez lo sepan, y cuando Ud. venga a Sevilla, escogerá el que mejor le parezca» (carta de Eduardo Torres a Manuel de Falla del 10 de febrero de 1923). Finalmente, Falla seleccionó a Francisco Redondo para que fuera el encargado de la primera representación de Sevilla.

Gracias al trabajo de preparación musical de Torres y a  las cualidades de Redondo, la interpretación de este último fue tan satisfactoria que Falla hizo gestiones para que participara en el estreno mundial de la versión escénica de la obra en París, que tuvo lugar el 25 de junio de 1923. Sin embargo, la intervención del joven sevillano no pudo materializarse por motivos económicos, hecho que lamentó el compositor gaditano, que mostró esperanzas de poder contar con Redondo en futuras ocasiones: «Hoy  tengo  ensayo.  El  chico  marchará  bien,  pero  no tanto como el de Sevilla. Siento la decepción de este al ver que no viene a París, pero espero hacerle cantar en otras representaciones en proyecto para la temporada próxima» (carta de Manuel de Falla a Hermenegildo Lanz del 4 de junio de 1923). De hecho, la Sociedad Filarmónica de Madrid contrató a Redondo para el estreno de la versión de esta obra en Madrid, el 28 de marzo de 1924, que fue interpretada por la Orquesta Filarmónica de Madrid, con la intervención de Falla al clave. Las condiciones que Segismundo Romero, por indicación de Torres, requirió para que «el niño Redondo» actuase en Madrid fueron un «viaje tercera clase, manutención durante los tres días que debía estar allí y cien pesetas» (carta de Eduardo Torres a Manuel de Falla del 5 de febrero de 1924). Según  se  desprende  de  la  prensa madrileña, la interpretación de Redondo satisfizo enormemente a críticos como Víctor Espinós, que destacó la labor del joven dentro de la parte vocal. Además, Redondo participó en la gira realizada por la Orquesta Bética de Cámara en febrero de 1925. En principio, para esta ocasión, Torres barajó otro nombre, el de la violinista y cantante Amparo Peris, ya que temía que Redondo no pudiese «resistir más de dos o tres representaciones sin quedar afónico por completo». Sin embargo, finalmente las condiciones exigidas por Peris fueron excesivas, y Torres decidió enseñar la parte del Trujamán a otro seise, Antonio García, para que pudiera alternarse con Redondo en la excursión artística.

Esta gira se suspendió por fallos técnicos en el mecanismo que accionaba el retablo y los muñecos, y cuando en julio de 1926 se reanudó la gira, el «niño Redondo» ya había perdido su voz infantil, teniendo que buscar un sustituto que lo reemplazase en este papel. El cambio de voz debió de suponer el fin de la carrera artística de Redondo, ya que, a partir de estos momentos, no se tiene constancia de más intervenciones del joven en la vida musical de la ciudad.

Para saber más…
García-López, Olimpia. «Eduardo Torres (1872-1934), de la catedral al conservatorio: gestión, educación y crítica musical en Sevilla durante el primer tercio del siglo XX». Anuario Musical, (76) 2021, p. 127–149. Disponible en:
anuariomusical.revistas.csic.es/index.php/anuariomusical/article/view/379/410

Fotografía de los músicos de la primera audición de El retablo de maese Pedro, 23 y 24 de marzo de 1923 en Sevilla. Con los aquí reunidos se fundará al año siguiente la Orquesta Bética de Cámara: en el escenario, junto a Manuel de Falla, entre otros, Norberto Almandoz, Fernando Oliveras, Segismundo Romero, Manuel Navarro y el niño Francisco Redondo, seise de la Catedral.
Los músicos de la primera audición de «El retablo de maese Pedro» los días 23 y 24 de marzo de 1923. Con los aquí reunidos se fundará al año siguiente la Orquesta Bética de Cámara: en el escenario, junto a Manuel de Falla, entre otros, Norberto Almandoz, Fernando Oliveras, Segismundo Romero, Manuel Navarro y el niño Francisco Redondo, seise de la Catedral de Sevilla.
Eresbil – Archivo Vasco de la Música. Fondo Norberto Almandoz.