El 18 de diciembre de 2023 fue presentado el libro Cuántas trompetas que suenan… Estos últimos Apuntes del año están dedicados a cada uno de los capítulos de esta monografía. Comenzamos con un extracto de la introducción de Alfredo Aracil titulada «Los caminos de lo inesperado».
Las peripecias de Don Quijote con maese Pedro ya habían sido llevadas a escena en alguna ocasión, aunque casi siempre muy desfiguradas. La primera que nos consta es el intermezzo Don Chisciotte in Venezia, con libreto de Giuseppe Baretti y música de Giovanni Antonio Giai, escrito y estrenado en Londres, en la Royal Italian Opera-House (hoy Royal Opera House, Covent Garden), hacia 1752. En el siglo siguiente, de nuevo en Londres, veremos a maese Pedro representando su pieza en la escena cuatro del primer acto de Don Quixote, or, The Knight of the Woeful Countenance de George Almar (libreto y música), estrenado en el Surrey Theatre en marzo de 1833. Al año siguiente se publicó –no tenemos datos fehacientes de su estreno– Don Quixote, or, The Knight de la Mancha. A Comic Opera de Harriet Wainewright, que firma como «Mrs. Colonel Stuart», en la que el retablo de maese Pedro aparece cerrando el primer acto, también desfigurado, tras otras aventuras. Y en 1869 veremos de nuevo la representación de títeres en un escenario, en el célebre ballet Don Quixote de Marius Petipa –y en algunas de sus versiones, revisiones y nuevas creaciones posteriores, desde Alexander Gorski (1902) a George Balanchine (1965) Rudolf Nureyev (1966 y 1970)–, en este caso como ofrenda de los gitanos (acto II) en honor del admirado caballero, sin maese Pedro pero con el mismo final violento.
Ninguno de estos precedentes puede compararse en fidelidad e intención con El retablo de Manuel de Falla, exquisitamente respetuoso con el texto y el espíritu de Cervantes. Sí encontramos, sin embargo, un indudable antecesor –o, mejor, pariente cercano– en la función de Títeres de cachiporra celebrada la tarde de Reyes de 1923 en Granada, en la casa familiar de los García Lorca; aquí no hay textos del Quijote ni rastro de sus aventuras, pero hay títeres de Hermenegildo Lanz, música de Falla y otros contemporáneos, adaptaciones de música antigua española… y hasta podemos decir que allí estuvo el hermano del Trujamán en forma de pregón escrito por el propio Federico García Lorca entreverado en el programa de mano: «Oigan señores el programa de esta Fiesta para los niños, que yo pregono desde la ventanita del Guiñol, ante la frente del mundo…».
Extracto de la introducción de Alfredo Aracil titulada «Los caminos de lo inesperado» para el libro Cuántas trompetas que suenan…, conmemorativo del centenario del estreno de El retablo de maese Pedro. Disponible en la tienda de la web del Archivo Manuel de Falla.