El retablo del centenario
del estreno de «El retablo de maese Pedro» de Manuel de Falla (1923-2023)

De las reuniones del grupo de los Apaches a las recepciones en casa de la princesa Edmond de Polignac

Manuel-de-Falla-en-París

El 18 de diciembre de 2023 fue presentado el libro Cuántas trompetas que suenan… Estos últimos Apuntes del año están dedicados a cada uno de los capítulos de esta monografía. Seleccionamos aquí dos párrafos del capítulo de Myriam Chimènes titulado «De las reuniones del grupo de los Apaches a las recepciones en casa de la princesa Edmond de Polignac».

Manuel de Falla. París, diciembre de 1923. Archivo Manuel de Falla, Granada.

Como muchos músicos extranjeros, Manuel de Falla pasó largas estancias en París, donde vivió durante siete años, desde el verano de 1907 hasta el de 1914, y adonde volvió esporádicamente después de la guerra. En la primera mitad del siglo XX este proceso no era nada insólito. Hubo otros compositores e intérpretes que, al igual que Falla, eligieron la capital francesa como domicilio durante períodos de mayor o menor extensión. Destacan los casos de Ricardo Viñes, George Enescu, Igor Stravinsky, Sergey Prokofiev, Lina Cavalieri o Pablo Casals, que sintieron la atracción de la que era «capital del mundo cultural». Casals había seguido el consejo de François Gevaert, director del Conservatorio de Bruselas: «Lo que necesita usted es ante todo escuchar música, toda la música que pueda. […] El actual centro de la música es París. Es adonde tiene que ir». Por su parte, Falla atendió al de Felipe Pedrell, que le escribió en 1905: «Su viaje a París sería ahora muy oportuno por muchos conceptos, para que oyese V. música, se diese a conocer como pianista».

En esa época, la alta sociedad de París, una élite aristocrática y burguesa, seguía desempeñando un papel importante en la vida musical, y la música ocupaba un lugar preferente en los salones. En el calendario de los intérpretes profesionales, los conciertos en los salones rayaban a la misma altura que los de carácter público. Para los compositores, los salones eran lugares estratégicos para la difusión de sus obras. Los anfitriones, auténticos mediadores, también contribuían a la inserción de los músicos extranjeros. Viñes es un ejemplo perfecto. Gracias a él, Falla conoció a Ravel, Florent Schmitt, Roland-Manuel, Maurice Delage y Dimitri Calvocoressi, por citar a los más destacados, y se vio arrastrado de inmediato a las reuniones del grupo de los Apaches. También le debió a Viñes su presencia en los más reputados salones musicales. Desde las reuniones de los Apaches hasta los conciertos organizados en las residencias de la princesa Edmond de Polignac.

Extracto del capítulo de Myriam Chimènes titulado «De las reuniones del grupo de los Apaches a las recepciones en casa de la princesa Edmond de Polignac» para el libro Cuántas trompetas que suenan…, conmemorativo del centenario del estreno de El retablo de maese Pedro. Disponible en la tienda de la web del Archivo Manuel de Falla.