Se ha insistido en que no se trata de imponer sino de recomendar a través de criterios uniformes de acentuación y de diversas denominaciones. Así pues se recomienda que la Y se llame «ye» y no «i griega», y que los distintos nombres de la V se unifiquen en «uve», y que la B se nombre «be». Pero esto no significa que no se pueda seguir denominando como cada país o región tenía por costumbre hacerlo hasta ahora. Nuestros académicos proponen no imponen. Por lo tanto tampoco se prohibe acentuar el «solo» adverbial ni los pronombres demostrativos «este», «ese» y «aquel». Son propuestas que, simplemente, marcan tendencia y que poco a poco se acabarán por asimilar. No modifican las reglas tan sólo las precisa.
De cualquier forma algunos importantes y reconocidos escritores ya han polemizado al respecto y han defendido su postura de no aceptación de la nueva normativa.
Casi 450 millones de personas hablan español en el mundo lo que sitúa al idioma español sólo por detrás del chino. El castellano es además, tras el inglés, el segundo idioma más empleado para el intercambio socioeconómico y en Internet. Ello convierte a la lengua española en la segunda lengua global.
Más en: lanacion.com; elpais.com; elmundo.es; horacero.com; expansion.com