Ayer, 25 de julio, fue el día grande de Galicia por la Festividad del Apóstol Santiago y también por ser el Día da Patria Galega, fiesta Nacional de la comunidad autónoma de Galicia, restaurada oficialmente durante la transición el 1 de enero de 1979, si bien sus orígenes se remontan al año 1919 cuando la Asamblea de As Irmandades da Fala, reunida en Santiago, acordó celebrar el ‘Día Nacional de Galicia’ el 25 de julio del año siguiente.
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A lo largo de toda la jornada de ayer tuvieron lugar diferentes celebraciones unas de tipo oficial, religiosas y políticas, con manisfestaciones multitudinarias y reivindicativas de toda índole.
Durante el acto de imposición de las Medallas de Oro de Galicia – máxima distinción del Gobierno gallego – celebrado en A Cidade da Cultura, en el catedrático e investigador médico Ángel Carracedo y la directora del Instituto da Lingua Galega (ILG), Rosario Álvarez Blanco, reclamaron ante el presidente da Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el «compromiso» con sus respectivas áreas, la de investigación y de lengua.
Rosario Álvarez Blanco, directora de la ‘Fundación ILG’ – que celebra su 40 aniversario y que nació como centro de investigación dedicado al estudio y promoción de la lengua en la Universidad de Santiago de Compostela a principios de los 70 – advirtió que la lengua, como patrimonio que es, tiene la obligación de ser conservada y reclamó así mismo un «compromiso activo» con el idioma.
Núñez Feijóo, partidario de entender las «demandas» que llegan desde la sociedad como «estímulos» y no como «amenazas», ha reivindicado que la democracia, el autogobierno y la autonomía«pueden y deben» mejorarse.
La Catedral de Santiago de Compostela celebra además sus 800 años de consagración. El 21 de abril de 1211, tal como consta en el Acta de Consagración del Tumbo B conservada en el archivo del citado templo, se consagraba la catedral de Santiago. Según dicho documento, en la citada fecha don Pedro Múñiz, entonces obispo de la sede compostelana, ofició el acto religioso que consagraba el templo románico en presencia del monarca Alfonso IX.