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Puedes escuchar sus canciones en estos 2 discos disponibles en nuestra biblioteca ‘Jorge Luis Borges’ :
Ayer se inició, como cada año, la Fiesta de San Fermín en Pamplona, que arrancó en la plaza del ayuntamiento con el chupinazo, el lanzamiento del tradicional cohete.
Este año el recuerdo de Ernest Hemingway, en el 50 aniversario de su muerte, está más presente que nunca. De todos es sabido que la Fiesta de San Fermín alcanzó gran parte de su proyección internacional gracias a la divulgación que el premio nobel Ernest Hemingway hizo de ella a través de su presencia y de sus escritos.
Hemingway llegó a Pamplona el 6 de julio de 1923 acompañado de Hadley Richardson, su primera mujer. Tanto le impresionaron los Sanfermines que regresó posteriormente varias veces más y la última de ellas fue en 1959. La noticia de su suicidio, el 2 de julio de 1961, víspera de la Fiesta de San Fermín, sorprendió a todos.
Acostumbraba a hospedrse en el hotel La Perla sito en la plaza del Castillo. Era habitual verlo sentado en las terrazas de la plaza, corriendo el encierro o en la arena del coso taurino, ante los novillos embolados que llegaron a darle alguno que otro susto.
Este año 2011, John Hemingway, nieto de Ernest Hemingway, ha asistido al chupinazo y según declaraciones a la Agencia Efe reconoció que es: «una experiencia muy especial, mágica, también porque este año es el cincuenta aniversario de la muerte de mi abuelo, por lo que es un gran honor para mí estar aquí representando a mi familia«.
Tras insistir que los Sanfermines eran la fiesta preferida de su abuelo, ha reconocido que de ella le gusta todo: «… el chupinazo, el encierro, la gente, andar por la calle. No se puede decir cual es la cosa más interesante porque es una experiencia que hay que vivir en su totalidad«.
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Jazz en New York ofrece una mirada introspectiva e intimista hacia la comunidad de músicos de jazz en la ciudad de Nueva York. A diferencia de la mayor parte de la fotografía existente sobre el género, Lourdes Delgado se introduce en el entorno más íntimo de estos individuos, para retratarlos en sus barrios, sus casas y rodeados de sus objetos cotidianos.
Realizado entre 2000 y 2007, el proyecto recoge 450 retratos de músicos de todas las edades, nacionalidades, culturas y tendencias musicales del jazz actual, y se convierte en un estudio social, económico y cultural que rompe con los estereotipos iconográficos heredados de los años cincuenta.
La elección de los protagonistas de estas imágenes no se basa en el criterio subjetivo de la artista, sino que fueron los propios músicos quienes sugirieron los nombres de quiénes se debían retratar.
Asimismo, para que los retratos fueran más reveladores, cada uno de los músicos eligió cómo y dónde quería ser retratado, y tan sólo se tomó una fotografía por persona, de modo que el proyecto entero goza también de la filosofía de riesgo continuo propia del jazz.
Proyecto Amster Yard: Espacio Abierto. Programa monográfico