Nos gustaría compartir con ustedes en este día de San Valentín un poema del poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989).
We would like to share with all of you on this Valentine’s Day, a poem by the cuban poet Nicolás Guillén (1902-1989).
Una época de renovación. Los antiguos griegos definían el tiempo en dos formas o categorías, y tenían dos palabras para enunciarlo. Uno era el crono, que es el tiempo que se mide lineal, que comprende pasado, presente y futuro, y que puede ser medido por el reloj. El otro tiempo es el kairos, más sutil, y por ello más complejo de explicar. Para lo griegos éste era el tiempo propicio, el tiempo del rito, el tiempo de la fiesta y la bacanal sagrada.
Todos los pueblos de la antiguedad, de una manera u otra tuvieron siempre este sentido de guardar un tiempo para la celebración de lo sagrado. La mayoría de las fiestas religiosas coinciden con los eventos astronómicos que más nos afectan. Así la fiesta de Navidad coincide con el solsticio de invierno, la fiesta de San Juan con el solsticio de verano, y así sucesivamente. En este sentido podríamos decir que la fiesta era la perfecta expresión de una concepción cíclica de la existencia, con arraigadas ideas de ritmo y repetición.
El cristianismo logró implantarse adoptando las tradiciones paganas, sincretizándolas, y conservando, a través de los siglos la observación de fechas sagradas en su calendario. A pesar de la gran popularidad de la Navidad, la Pascua es, sin embargo, la fiesta más importante del calendario litúrgico. El primer domingo, después de la luna llena del equinocio de primavera, la Iglesia celebra la resurrección de Jesús. La Pascua cristiana coincide con la Pascua judía, que celebra la liberación del pueblo de Israel del yugo Egipcio.
La palabra «Pascua» viene del latín pascha, y ésta del hebreo pesah que significa sacrificio por la inmunidad del pueblo. En inglés la palabra easter se dice que deriva del nombre de la diosa sajona de la mañana Eostre, cuya fiesta se celebra en la misma fecha.
Sus símbolos peculiares, el conejo, los huevos, las flores, son ante todo, alegorías de fertilidad y de renacimiento, porque el tiempo de pascua, o easter es el tiempo del comienzo de la primavera después de largos meses invernales. Pero este sentido de renovación ha de tener contexto en la vida social y cotidiana. En estos tiempos en que «el mundo baila la danza de Macabre» , en barcas cargadas de locos que no atraviesan ya el Danubio, sino todo un océano y varios mares para enfrascarse en conflagraciones bélicas, la Pascua se presenta también como un canto a la vida, y a reafirmar que ésta en su sentido más general y más humano sucede siempre a la muerte. Y es dentro de nosotros mismo, en el renacimiento que easter propicia, donde habríamos de comenzar a buscar las fuentes de la estabilidad, la paz y el decoro.
Nota:
-Cronos: el tiempo cronológico
Kairos: el momento oportuno, que si no se aprovecha desaparece.
Telos: sentido de proposito en el tiempo, que termina por eliminarlo: creando un estado de eternidad. La salvación del alma, por ejemplo, cuenta como Telos. Si la logras, desaparece el tiempo.
-Hay dos Pascuas: de Natividad, que coincide con el antiguo rito indo-europeo del Festival de las luces, y la de Resurección, que coincide con el antiguo rito de fertilidad indoeuropeo celebrando la llegada de la primavera. Cristo funciona como una semilla: lo plantas y renace de una muerte que es aparente. Casi todos los días sagrados del cristianismo coinciden con previas celebraciones paganas, a las que deseaban suplantar.
Un artículo de R.F. Ferrera