Indudable, es el quijote en mi vida. Este hombre es extraño. Este hombre tiene las calidades extraordinarios. Este hombre no es fácil a explicar. ¿Pero quién es este hombre?
Son las seis y media. Llueve mucho y el cielo es oscuro. Oigo un golpe a la puerta – ha vuelto a mi casa. Llevando una capa oscura y larga, este hombre cruce la habitación a grandes zancadas. Sus pasos hacen ruido retumbante en el sueno de madera. ¿Pero quién es este hombre?
En el pasado me envió unas cartas postales cuando él estaba al extranjero. Las aventuras que tenían en los países exóticos eran extraordinarias y me dijo las historias de las chicas, el vino y el sol.
Quiere un café sin leche o crema. En su mano derecha tiene una petaca con el güisqui, y tiene un pañuelo impreso con las bocas rojas.
A veces he tenido unas llamadas misteriosas cuando he preguntado para el adres de mi abuela para darla un poco de dinero. Una historia larga y complicada que empezó en los años cincuenta. Hoy en día tiene este dinero en su bolsa oscura, y la colocó sobre la mesa que está delante de él.
Mi familia y yo, no sabeos mucho de él. Un hombre con un pasado accidentado, era parte del servicio secreto durante la Segunda Guerra Mundial. Luchó contra los alemanes en Italia. Cuando mi madre era más joven, él era un amigo del padre de mi madre, pero pienso que él es muy diferente ahorra. Sus ojos son más viejos y un bigote es más rizado.
Temblando de miedo, le di el café. Habla conmigo en una voz áspera. Súbitamente, rompe la copa en la mesa y blande un cuchillo.
‘¿Porque tiene este cuchillo? grito con miedo.
‘Sabes porque…’ murmura este hombre. ‘Tienes algo que quiero.’
‘¿Qué?’
‘¡No puedes mentir! ¿Dónde está el arcón?’
¿Qué arcón? Señor, ¿Hace cuánto tiempo que comió?
¿Hace dos semanas. Estoy demasiado ocupado para comer o dormirme. ¡Debo leer mis libros! ¡No te importa!’
‘Da guerra señor, ¡no puedo ayudarle!’
‘¡Silencio! ¡Siéntate!’ Nerviosamente me siento en el sofá. Estoy temblando como un flan. Sin embargo, él esta temblando como yo pero da más miedo que nunca con los ojos rojos. ¿Qué voy a hacer? ¿Quién es este hombre?
‘¡Es suficiente Señor! No puedo seguir así,’ digo con calma. ‘¿Dónde vive?’ No da ninguna respuesta. Es un enigma.
Caído del cielo, empieza a reírse. Sabe que no hay un arcón. Sabe que no puedo ayudarlo. Pero todavía no sé quién es este hombre. Hace muchos años que vuelva a esta casa de mi familia donde mi abuela y madre vivía y donde vivo y donde mis hijos vivirán.
‘¿Por qué está aquí señor?’
‘No sé. Espero que sea más claro con esta carta.’ Abro la carta y veo un árbol genealógico de mi familia. ‘Estás aquí, y estoy aquí,’ señala y explica el hombre. Este hombre es mi tío abuelo, Alberto.
‘Lo siento, mi amigo. Adiós.’ Empieza su siguiente misión.
Robert W.
Barton Court Grammar School