Tengo este amigo. Al menos así, pensé que lo tenía. Debería han dado cuenta antes haberme de cómo era, yo podría haber le detenido. Yo podría haber detenido todo. Siempre tenía una imaginación fantástica, incluso cuando éramos jóvenes. Nos reunamos cuando teníamos siete. Se mudó a mi escuela en el año, ella era tímida y hermosa; ella se sentaba en la esquina y sólo dibujaba imágenes y escribía en su libro poco. Su diario poco.
Todos los demás pensaban que ella era extraña, pero yo estaba intrigada por ella, por lo que un día fue y se sentó con ella, supongo que fue el día que regaló mi vida. Deseo que no lo hubiera hecho. Nos convertimos en amigas: mejores amigas. Vivió en mi calle, jugábamos cada día. Ella tenía esta imaginación que fue simplemente fuera de este mundo, algunos días me preguntaba si era normal, pero ella era mi amiga. Sí, ella era mi amiga. Hemos jugado partidos, actuamos personajes y pretendimos ser princesas – todas sus ideas.
Es extraño que pensara esto como normal. No era normal. Pero teníamos a siete años. Estábamos libres. Bueno, estaba, a continuación.
A medida que creció continuamos siendo amigos, le gustaba el teatro, me han gustado matemáticas, me ha gustado la coherencia y la evidencia: me gusta la prueba, mi amiga fue por otro lado, nada como yo. Ella nunca fue. Supongo que permanecí amigas con ella a través de los años porque no tenía a nadie, he perdida mis amigos principales, le gustaba.
Pero yo no soy el tipo a mi espalda sobre un amigo. Lo debería haber hecho. Mis amigos me dijeron que no estaba bien, que mintió. Creo que esto todo junto, yo sabía que supongo que me ha gustado mucho la emoción. La emoción de las historias que se dijo, era claro como el agua eran todas falsas.
Solía tener muchas problemas cuando estaba con ella, por cosas que no había hecho. Nunca era yo. Nadie cree en mí, ni en mi madre. Ella aplastada por el efecto de invernadero con un ladrillo de una vez, por alguna razón, ella estaba sólo enojada. Dijo que era yo. ¿Por qué ella dijo era yo? Le dijo a mi madre que «de repente enloquecí» y que actué como «un dragón enojado». Aún no sabía lo que actuaría como un dragón enfadado. Permanecido en silencio. Parecía haber perdido mi voz cuando estaba con ella, ella robó, ella robó las palabras de verdad de mí. Siempre hizo. ¡Yo estaba en tierra por un mes! – Yo no podía verla – nunca me he sentido tan libre.
Era como un ‘ el quijote’. A veces, no lo entiendo le en absoluto. A veces, deseo que hice, a veces, me alegró que no. Encontré mi voz de nuevo. Ya no estoy bajo su control. Tenía este amiga. Y ella era una mentirosa. Lamento todo lo que me hizo hacer, pero yo estoy libre de ella ahora. Por siempre.
Nunca confiesa en El Quijote.
Samantha M.
Barton Court Grammar School