Aunque no conozco a una persona tan loca como Don Quijote, llevo ocho años teniendo un conejo, que me recuerda a su carácter. Puede ser difícil entender por qué hace algunas cosas, y a veces no hay una explicación salvo que está totalmente loco.
A menudo, lo veo correteando por la maleza con sussurro asustado, y entonces sprintando por el césped, se escapa de un depredador oculto. Quizás le guste practicar correr por los arbustos para prepararse para el día cuando llegará peligro, pero yo creo que imagina un zorro gruñendo, cazándolo por las hojas crujientes, que no existe. Como Don Quijote, también es muy fuerte, y no parece que tiene miedo de otros animales reales.
Suele tratar de rechazar los pichones y las ardillas que osan entrar en su territorio, que quiere decir mi jardín, y a pesar de su tamaño y sus picos y garras amenazadores, sin tener miedo, los ahuyenta del lugar. Quizás lo considere como un juego, que lo entretiene durante las horas largas y aburridas, cuando hace sol y no hay nada que hacer más que hacer el vago en el medio del césped. Sin embargo, para pensar así, no tenías que conocer mi conejo para nada.
Siente que tiene que hacerlo, para el honor, y así que puede decir que defiende la tierra de los tiranos monstruosos. Claro que lo encuentro raro, pero también bajo mi punto de vista, es muy valiente, aunque bastante estúpido. Lo que menos me gusta de esta confianza es cuando el conejo no distingue los otros animales de mis zapatos, así que los ataca, y de vez en cuando, me da miedo. Sin embargo, hay muchas diferencias entre Don Quijote y mi conejo.
Mi conejo no tiene la armadura protegedora que tiene el Quijote, y también no tiene a un ayudante fiel que siempre lo apoya en todas las cosas que hace. No tenía nunca las historias de caballeros para inspirarlo, pero simplemente encontró su razón de existir en la natureleza alrededor de él. Sin embargo, la diferencia principal es que mi conejo no es un ser humano, que sueña con salvar una chica bonita de peligro, o cambiar el mundo por destruir peligros. Pero todavía reconozco aspectos del Quijote en mi conejo.
Charlotte B.
The Lady Eleanor Holles School