Soy Sofía y soy una chica bastante ordinaria. Vivo en un piso antiguo en el centro de Madrid, tengo una familia muy ordinaria, y pensaba que tenía amigos muy ordinarios hasta un evento que ocurre recientemente. Diré usted sobre un evento que es muy importante en mi vida.
Estaba en la cocina cuando mi madre quería a conocer,
— Sofía, ¿quién es viniendo a tu fiesta el sábado? ¿Tienes respuestas de todo del mundo?
—Sí— respondía —habrá ocho personas. Excepto… no tengo una repuesta de Conchi y no fue al instituto la semana pasada. Mandaba tres mensajes de textos y no tengo una repuesta.
—Quizás debes llamar Conchi ahora.
—Vale… Dígame, Conchi. ¿Cómo estas? ¿Quieres ir a mi fiesta este sábado? … Vale… ¿Estás seguro de que estás bien?… — Vale, adiós.
Desafortunadamente cuando la llamada terminó, me sentaba más preocupada que antes. Conchi afirmó que no sentía bien pero para unos razones, no creía la.
Estaba el sábado y la fiesta estaba en pleno auge y todos lo pasaban bomba. Habíá música, bebidas, luces… todo excepto Conchi. Conchi siempre estaba feliz, animada y efervescente, ¿por qué no estaba a la fiesta? Finalmente, el preocupante estaba demasiado fuerte y decidía a visitar su casa. Hablaba con mis amigos y llegaban a su casa.
Cuando llamaban en la puerta, estábamos inseguro sobre de qué a decir. Finalmente la madre invitaba nos en la casa pero decía una advertencia que deberíamos tener en cuenta que Conchi estaba enferma. Cuando entraba en el dormitorio de Conchi, había una vista muy desgarradora. Conchi había llorando y cuando veía mis amigos y yo gritaba. Fui a la cama y sentaba al lado de ella.
— ¿Qué es la problema, Conchi?
— Vale… no pienso que vosotros saban la verdad. Pienso que soy loca… veo cosas… ¿ves el armario? Veo lo abrir y cerrar como las mandíbulas de un monstruo, pienso que mi gato es un espía… ¡Pienso que vosotros son malos pero vosotros son mis amigos! Mis padres quieren lavarse sus manos de mí y piensen que necesito ver un médico. Estoy muy triste y confuso.
— ¿Bebes todo de este alcohol Conchi? ¡Hay botellas en todos sitios!
— Sí… estoy muy deprimido… me ayudan…— susurraba.
— ¡Conchi! ¿Tomas las drogas también? — Conchi asentía con la cabeza
— ¡Es terrible que tomes las drogas! Pienso que debes ver alucinaciones, ves un médico… por favor.
Conchi asentía con la cabeza otra vez y dejábamos su dormitorio en un estado de shock.
Sin embargo, andando los días, ese recuerdo es agua pasada no mueve molino. Afortunadamente, es probable que Conchi deje de las drogas siempre y es necesario que volva al instituto a mejorar su futuro perspectiva.
Sarah Blackburn
Barton Court Grammar School