¿DE VERDAD SON ASÍ LOS ESPAÑOLES?
La tendencia globalizadora creciente en nuestro planeta en los últimos años está haciendo de la migración masiva un hecho cotidiano. Ello se ve especialmente acentuado en el sur de Europa: cada vez más españoles salen al mundo en busca de nuevos retos. Junto a ellos, en el equipaje, viajan también los prejuicios con los que es posible que les reciban sus nuevos vecinos, antes incluso de conocerlos – una situación habitual en cualquier país que reciba a residentes temporales del extranjero. Las etiquetas más habituales, extendidas a menudo también a los ciudadanos de América Central y del Sur, categorizan a los nacidos en España como…
Vagos. El mundo cree a pies juntillas en la España de la siesta y del “mañana, mañana”. Lo cierto es que no es imposible encontrar esta costumbre en la Península durante los meses de verano en los que más españoles descansan del trabajo. Pasar una semana en la costa mediterránea en agosto implica cruzarse con decenas de miles de españoles, provenientes de los cuatro puntos cardinales del país, que están igualmente de vacaciones. Españoles que duermen siesta y no tienen prisa. Sin embargo, durante el resto del año, las cabezaditas clásicas a mediodía no son habituales; las jornadas laborales españolas, de hecho, son más largas que en la mayoría de sus vecinos europeos; las breves pausas de ojos cerrados son un lujo ocasional.
Escandalosos y maleducados. Las culturas latinas del mundo son más cercanas e íntimas que las anglosajonas; la menor distancia física y el contacto habitual se ven con normalidad al sur de la frontera con Estados Unidos, y también con Francia. Para un hispano, el tono de voz elegido transmite su implicación e interés por el tema tratado… cualquiera que sea el grado. Por otro lado, la mirada fija a los ojos del interlocutor es una manera muy española de decir “estoy concentrado en lo que me dices, no te juzgo por tu aspecto exterior”, aunque esto pueda ser percibido en otros países como una invasión de la intimidad y una falta de respeto.
Hablan mal inglés. La fuerte pronunciación españolizada del inglés y los errores gramaticales cometidos ocasionalmente se producen por las interferencias de la lengua materna en el proceso de aprendizaje de la extranjera, hecho que experimentan todos los estudiantes de idiomas en distintas fases. Lo cierto es que el sistema fonológico de un hispanohablante no recoge los fonemas necesarios para comunicarse como un nativo en el entorno anglosajón, y lo mismo ocurre a la inversa. Es costumbre que un inglés se ría de cómo un español arrastra sus erres y haches a principio de palabra y, de la misma manera, al español le hace gracia la incapacidad del inglés de hacerlo en la versión más ‘pura’ de la lengua de Cervantes. Al fin y al cabo, la única lengua que es fácil para todos es su propia lengua.
Históricamente, todas las culturas y naciones acarrean una serie de preconcepciones a medida. Cada una cumple, o no, en algún grado, o no, las características que se le atribuyen. Y el idioma, el factor que da cohesión a las naciones, es la insignia del individuo. Puede que a este no le resulte fácil utilizar cualquier otra lengua que no sea la suya, pero no por ello es menos gratificante ir dando pasos, superando retos, y abriéndose a cada vez más partes del mundo mientras se enfrenta a un idioma nuevo. Si alguna vez te has preguntado cómo es la realidad de esos 450 millones de personas que hablan español en el mundo, en el Instituto Cervantes de Londres puedes encontrar clases presenciales de niveles desde A1 hasta C2, clases online para aprender a tu ritmo, y clases de conversación a partir de B1 si ya dominas la base, quieres practicar sobre el terreno… y conocer de primera mano con qué mitos o realidades sobre los españoles quedarte, y cuáles desechar.
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ARE THE SPANISH REALLY LIKE THAT?
The globalization trend, a growing trait of our planet in recent years, is turning mass migration into a routine fact. This is particularly noticeable in Southern Europe: more and more Spaniards are leaving the peninsula every year, and going out into the world in search of new challenges. Their luggage also packs a considerable amount of preconceptions, used by their new neighbours to label them before they even get to know each other – a situation fairly (way too) common in any country where foreigners take up temporary residence. The most popular labels, often applied also to citizens of Central and South America to varying extents, define those born in Spain as…
Lazy. Much of the world is utterly convinced that Spain is the country of siesta, where everyone has a “mañana, mañana” attitude. As a matter of fact, it is not impossible to find this habit on the peninsula during the summer months, when the majority of Spanish people are on a break. To spend a week near the Mediterranean beaches in August means to run into tens of thousands of Spaniards from all over the country, who are also on holiday. They do sleep daily siestas, and are not in a hurry. However, during the rest of the year, siestas are not a common habit. Spanish professionals work longer shifts than the majority of European countries. Managing to nod off briefly is but an occasional luxury.
Noisy and rude. Latin cultures worldwide are more intimate and friendly than Anglo-Saxon cultures; shorter physical distances, as well as frequent physical contact, are seen as a natural part of interaction south of the American -and French- border. A Hispanic person would calibrate the tone and volume of their voice in order to express their interest and involvement in the topic at stake… whichever the degree thereof. On the other hand, looking their conversation partner in the eye is a very Spanish way of saying “I am focused on what you are telling me, I am not judging you on the basis of your external appearance”. This cultural trait, however, can be understood as an invasive and disrespectful habit in other countries.
They speak bad English. The wobbly, typical Spanish pronunciation of English words, and the grammar mistakes dropped in here and there, are the outcome of native language interference in the foreign language learning process, a natural tendency which all language students go through at different stages. Truth be told, a native Spanish speaker will have developed a phonological apparatus without the phonemes needed to communicate like a native speaker in a non-Spanish (namely an Anglo-Saxon) environment, and vice versa. It is usual to find an English person laughing at a Spaniard who rolls their rr and aitch at the beginning of a word. The Spaniard, in turn, finds it funny that the English cannot emulate Cervantes’s mother tongue in its purest sound. At the end of the day, the only language easy to use for anyone is their own language.
All cultures and nations have historically been dealt a set of preconceptions. Each of those cultures or nations may, or may not, present -to some degree, or not- the traits that are being conferred to them. Moreover, language, the element that binds nations together, is an individual’s signature trait. It may not be easy for them to use any other language but their own, but it is incredibly gratifying to take little steps, overcome challenges, and open up to larger portions of the world by facing a new verbal means of communication. If you ever wondered what the reality of 450 million Spanish speakers worldwide is like, you can find out by considering attending Instituto Cervantes London for either face-to-face A1 through C2 classes, or online courses to learn at your own pace and place, or conversation classes from B1 if you mastered the basics and are looking for real-world practice. Thus, you will be able to experience, then decide first-hand, which preconceptions about the Spanish to stick with and which ones to ditch.