Esta semana continuamos una serie de entrevistas con personalidades de la esfera hispano-británica. Nuestro tercer invitado, Gonzalo Herrero Delicado, es arquitecto, comisario y escritor radicado en Londres. Actualmente es Comisario de Arquitectura de la Royal Academy of Arts (RA) desde donde desarrolla un amplio número de proyectos que incluyen exposiciones, instalaciones y programas públicos en la intersección entre arquitectura y las artes visuales.
Herrero Delicado fue el comisario del programa de exposiciones Invisible Landscapes (2018-2019) que inauguró el nuevo Architecture Studio y exploraba el impacto de las tecnologías digitales en nuestras vidas y entornos cercanos. Además, el año pasado trabajó en la exposición titulada Eco-Visionaries, sobre el impacto ecológico de la acción humana en el medio ambiente a través de prácticas contemporáneas en arte, arquitectura y diseño.
Previamente, Herrero Delicado trabajó como comisario en distintas instituciones, entre ellas The Architecture Foundation y el Design Museum, ambos en Londres. Fue comisario de programas públicos en The Architecture Foundation donde comisarió el programa Architecture on Film organizado junto al Barbican. Con el Design Museum se encargó del comisariado de distintas instalaciones ad-hoc para la exposición Fear and Love: Reactions to a Complex World (2016-2017) que inauguró el museo.
Como arquitecto, Herrero Delicado ha trabajado para distintos estudios internacionales, entre los que destaca Lacaton & Vassal Architectes en París.
– Lleva casi cuatro años en la Royal Academy of Arts, ¿qué balance hace?
El balance es muy positivo y enriquecedor, aunque no falto de mucho trabajo. Mi formación universitaria es como arquitecto, y fue a través de la práctica que me formé como comisario. Estudié en la Universidad de Alicante donde la formación era muy amplia, así como el abanico de referencias que manejábamos. Fue una formación muy humanística que me hizo entender la complejidad de la arquitectura y su íntima conexión con otras disciplinas. Sin embargo, el trabajo de comisario implica muchos otros conocimientos que tuve que aprender por mi cuenta. Empecé como comisario de programas públicos en The Architecture Foundation en Londres y tras pasar por el Design Museum y ahora la Royal Academy, he ido gradualmente centrándome en exposiciones, lo que me ha permitido aprender poco a poco sobre museografía, organización y gestión de exposiciones, conservación, préstamos, interpretación y todo lo que conlleva ser comisario en un museo.
El avance gradual en la escala y complejidad de las instituciones también ha sido muy positivo en esta formación. Mi primera exposición la organicé por mi cuenta haciendo de comisario, montador y diseñador. Un gran salto comparado con las casi 500 personas que trabajan directa e indirectamente en la Royal Academy. Aun así la sensación es muy familiar y todos nos conocemos por el nombre, lo cual facilita mucho el trabajo y el día a día.
– ¿Cómo surgió Eco-Visionaries, la última exposición que ha comisariado?
Eco-Visionaries fue el resultado de una colaboración con varios museos europeos, entre los que se incluyen Laboral en Gijón y Matadero en Madrid. Una muestra transnacional que exploraba cómo artistas, arquitectos y diseñadores están reflexionando sobre el cambio climático para proponer modos alternativos de relación entre los humanos y el medio ambiente. Eco-Visionaries ha supuesto una gran oportunidad tanto para el museo como para mi personalmente. Cuando hice la entrevista para este puesto presente una propuesta sobre el antropoceno, y cuatro años después he podido organizar esta exposición – junto a Mariana Pestana y Pedro Gadanho -. Eco-Visionaries buscaba hacer reflexionar al público sobre el impacto de nuestras vidas en la actual crisis medioambiental. Eso es algo que me interesa mucho como comisario, hacer reflexionar a la gente sobre aspectos de nuestra vida y el mundo que nos rodea que de otra manera pasarían desapercibidos.
– ¿Qué significó y qué impacto tuvo para usted esta exposición?
Eco-Visionaries ha sido una de las exposiciones con más visitantes jóvenes de los últimos años y eso es tremendamente importante, en particular cuando hablamos de cambio climático. Ha sido también una ocasión para redefinir nuestra estrategia de sostenibilidad y generar exposiciones con un menor impacto medioambiental, algo que queremos implantar en todo nuestro futuro programa. En cuanto a este tema aún queda muchísimo por hacer. Sigue siendo una parte importante de mi agenda, ya sea dando charlas o colaborando con diferentes proyectos y fundaciones como The Royal Foundation de los Duques de Cambridge, a quienes actualmente asesoro con el Earthshot Prize, el cual está considerado el premio más prestigioso en materia medioambiental.
– Tenía 27 años cuando llegó a Londres y empezó a trabajar como comisario, ¿cómo está siendo esta experiencia en la capital británica?
Londres me encanta. Es una ciudad en continuo movimiento y tiene un ritmo frenético con eventos y planes culturales todas las tardes de la semana. Eso es algo que no puedes encontrar en muchas otras ciudades. Eso es algo que a mi me engancha, aunque a veces puede ser agotador y entiendo que no funcione para todo el mundo. Mucha gente va y viene en esta ciudad, no acaban de conectar con ella y prefieren vivir en ciudades más pequeñas y relajadas. Creo que si no sabes exprimir y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la ciudad, es mejor buscar otro sitio, sino Londres puede ser muy exigente y acabar devorándote.
– El coronavirus ha parado todo, pero ¿en qué proyectos está trabajando que nos pueda adelantar?
Este momento es realmente único. Llevaba muchos años sin tener tiempo para dedicarme a investigar y escribir. Estoy aprovechando este tiempo para avanzar varios proyectos tanto dentro y fuera de la Royal Academy. Estos son muy eclécticos tanto en formato como en temática y van desde arquitectura a tecnología, moda o cambio climático. Por ejemplo, llevo varios años investigando sobre como las tecnologías virtuales están transformando la arquitectura y el arte. En 2017 comencé con el proyecto Invisible Landscapes que duró casi un año y dió pie a una serie de instalaciones, un programa de debates e incluso un corto en realidad virtual. Ahora me interesa seguir esa exploración y abordar cómo las tecnologías digitales, desde redes sociales a biometría, están alterando y redefiniendo las convenciones de la belleza humana y los espacios dedicados a ella.
– ¿Qué impacto tiene la arquitectura española en Reino Unido y viceversa?
En Londres y el Reino Unido en general viven muchísimos arquitectos españoles que trabajan en los principales estudios del país y algunos también han establecido aquí sus oficinas propias. La crisis en España entre 2008 y 2014 tuvo un fuerte impacto sobre todo en el sector inmobiliario y por tanto en arquitectos, los cuales muchos de ellos decidieron establecerse aquí. Los arquitectos ingleses tienen mucho respeto por los españoles y el conocimiento que aportan a sus estudios. Así mismo, muchos otros han decidido dedicarse a la docencia y en prácticamente todas las universidades con estudios de arquitectura se pueden encontrar docentes españoles.
– La mayoría de nuestros lectores son estudiantes de español. ¿Se habla español en la Royal Academy? ¿Y hasta qué punto en el sector arquitectónico?
Somos varios españoles en la Royal Academy, sobre todo en el departamento de exposiciones. Siempre hay conversaciones en español en los pasillos y hasta hemos tenido algún concurso de tortilla de patata. La Royal Academy siempre ha tenido una conexión y apreciación por España a lo largo de su historia. Por ejemplo, en 1920 hubo una exposición dedicada a la pintura española con obras de El Greco, Velázquez, Zurbarán y Goya entre otros, y cuya selección fue realizada por un comité presidido por el entonces Duque de Alba. Más recientemente hemos tenido otras exposiciones con artistas españoles como Dalí / Duchamp (2017-2018) y Picasso and Paper (2020). En cuanto a arquitectura, una de las últimas colaboraciones con arquitectos españoles fue la instalación que Home (Act I) del estudio barcelonés MAIO que comisarié como parte del proyecto Invisible Landscapes que inauguró el Architecture Studio y que actualmente forma parte de una exposición en Matadero en Madrid. Además, incluso tuvimos un Honorary Royal Academician, el arquitecto español Josep Lluís Sert.
– Como arquitecto, ¿qué recomendaciones hace para todo aquel que visita o vive en Londres?
Sin duda una visita clave es la casa-museo del arquitecto neoclásico Sir John Soane en Bloomsbury que alberga su increíble colección de dibujos, pinturas y antigüedades. Muy cerca está el Barbican, uno de los complejos residenciales brutalistas más espectaculares construidos después de la guerra. Otro de los proyectos que recomiendo siempre a cualquier arquitecto que visita la ciudad es el Snowdon Aviary en el London Zoo, una de las pocas construcciones que siguen en pie del visionario Cedric Price, y que se puede ver perfectamente desde el canal sin necesidad de pagar la entrada.