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Eduardo Barrachina: «España ha sido parte de la radical transformación que ha vivido el Reino Unido en los últimos 15 años»

Esta semana, continuamos con la serie de entrevistas a personalidades de la esfera hispano-británica. Nuestro décimo invitado, Eduardo Barrachina, es Presidente de la Cámara Oficial de Comercio de España del Reino Unido que reúne a más de 250 empresas que invierten en el Reino Unido.

Barrachina también es Presidente de Federación Española de Cámaras de Comercio en el Exterior (FEDECOM) que agrupa a todas las cámaras oficiales de España en el mundo salvo América. Ambas presidencias exigen una relación estrecha con la Secretaría de Estado de Comercio.

Barrachina es abogado español y ‘solicitor’ inglés y ejerce como abogado en el bufete internacional White & Case LLP donde asesora a empresas y entidades financieras en operaciones financieras internacionales. Estudió Derecho en la Universidad de Barcelona y la University of Sheffield. Barrachina obtuvo con Merit el Máster (LLM) en Derecho Internacional de las Finanzas por el King’s Colllege University.

Es autor del libro de Derecho del Mercado de Valores y ha publicado numerosos artículos jurídicos. Del mismo modo, Barrachina ha publicado en prensa española sobre el Brexit y ha participado en numerosos foros y ponencias sobre el Brexit, incluyendo la Comisión Mixta del Congreso y del Senado en 2017.

La Secretaria General del Instituto Cervantes, Carmen Noguero con Barrachina tras la firma un acuerdo con la Cámara de Comercio para el fomento de la lengua y cultura españolas

¿Qué percepción cree que hay en Reino Unido de las empresas españolas? ¿Cómo ha ido variando a lo largo de los últimos años? ¿Cree que somos ya uno más?

En 10 años España ha doblado su inversión directa España y sus empresas han dado una nueva forma a la vida económica británica. Se respeta y admira nuestra inversión, que es la séptima en el Reino Unido.

En la última década ha habido una revolución con la compra de importantes empresas británicas. 

Un británico normal, mientras baja la escalera mecánica de una estación de metro que reconstruye una empresa española para dirigirse a Heathrow, que gestiona otra empresa española, puede tener su cuenta de la luz, su hipoteca y su teléfono, con empresas españolas.  

Por otro lado, el capital humano que aporta España al Reino Unido es inmenso. Hay mucho talento español en bancos, empresas, museos, hospitales, cultura, hostelería, ciencia, etc. Ese talento se reconoce y prueba de ello es el alto número de profesionales en puestos de responsabilidad, incluso en empresas no españolas. 

España ha sido parte de la radical transformación que ha vivido el Reino Unido en los últimos 15 años.

Usted es el presidente de la Cámara de Comercio de España en el Reino Unido, la cual ha sobrevivido guerras y dictaduras, sin embargo ahora estamos ante una situación sin precedentes. ¿Cómo ha afectado el COVID-19 a la empresa española? ¿y a su actividad?

Siempre digo que el cambio y la adaptación están en el ADN de nuestra Cámara. El año que viene cumplimos 135 años. Cuando se creó la Cámara, la Reina Victoria reinaba en el Reino Unido y Cuba era una provincia española. Desde entonces no hemos cesado en trabajar por las relaciones comerciales entre ambos países. Algo sabemos de cambios.

Todas las circunstancias sobrevenidas o extraordinarias afectan a las empresas de modo desigual. Las más afectadas han sido las de la hostelería, construcción y pymes dedicadas a la restauración. También se han visto afectadas, aunque menos, las de transportes. 

Y otras, debemos decirlo, se han beneficiado. Aquellos a los que la naturaleza de sus servicios les ha permitido adaptarse fácilmente a un modelo virtual, les ha ido muy bien.

Cena en honor a Unamuno, 1936

Fundada en 1886, es una institución clave en el desarrollo de relaciones económicas y comerciales entre estos dos países. ¿Cómo está apoyando la Cámara a las empresas españolas?

La gran virtud de una cámara es que está hecha por y para empresas. Es puro tejido empresarial. 

Nosotros prestamos tres servicios muy claros y diferenciados. En primer lugar representamos a la inversión española en el Reino Unido y en los últimos años hemos puesto en valor esa aportación ante el Gobierno británico. Hemos defendido públicamente y ante Ministros británicos la necesidad de una salida ordenada de la Unión Europea. Aunque se trate de un valor intangible, esa labor es importantísima porque la mayoría de las empresas no pueden o no quieren hacerlo ellas mismas. Y por supuesto, no hemos cejado en llevar a cabo una labor institucional intensa poniendo en valor la aportación de nuestras empresas al Reino Unido. 

En segundo lugar, como cámara oficial somos un órgano consultivo de la Administración Española y coordinamos acciones en beneficio de los Socios. También trabajamos en misiones y agendas para cámaras territoriales, que es una actividad fundamental para ayudar a las PYMES en su internalización. 

Y por último, tenemos un diálogo muy estrecho con nuestros Socios que nos permite adaptar nuestros servicios según las necesidades del Socio. En la Cámara se habla mucho con el Socio y eso permite que el servicio sea un traje a medida. Hay grandes empresas que simplemente necesitan cierta visibilidad institucional o proyectar algún valor o mensaje, mientras que empresas recién llegadas necesitan nuevos clientes y oportunidades de negocios. A todos les podemos ayudar. 

El español tiene una indudable presencia demográfica, cultural y económica, pero una de sus grandes lagunas todavía es ser una lengua de ciencia y tecnología. ¿Y en el mundo de la empresa, cree que va mejor la cosa?

No lo dude. En los grandes bufetes internacionales, empresas cotizadas, empresas exportadoras y banca de inversión, hablar español es un activo. Ha habido un cambio de percepción en la última década en la medida en que es ya una lengua para hacer negocios o crecer. El hindi es una lengua que tiene un número similar de hablantes nativos que el español.  Pero es irrelevante para hacer negocios. 

La importancia del español ha crecido al compás de la internacionalización de las empresas españolas y se le relaciona con oportunidades de negocio, crecimiento empresarial,  inversiones, etc. Ha pasado de ser una lengua que estudiaban románticos decimonónicos e hispanistas curiosos a una herramienta de trabajo en el mundo global. 

Hace 20 años es posible que al español se le viera con más indiferencia en el mundo empresarial. Hoy hablar español en los negocios suma.

No hemos sido tan a ajenos a la ciencia como a menudo se escucha de modo aburrido y recurrente, recordemos la creación de la Academia de Matemáticas de Madrid en 1582 por Felipe II, a los grandes e intrépidos Jorge Juan o Celestino Mutis que organizaron expediciones científicas a América, en anatomía a Miguel Servet, las escuelas de astrología de los Jesuitas en el Nuevo Mundo, nuestras universidades (de las primeras de Europa) y todas las que se fundaron en América. Por su vocación atlántica, España dio grandes cartógrafos y cosmógrafos que solían trabajar con la Casa de Contratación en Sevilla. Y ya en el veinte al Premio Nobel Severo Ochoa), Ramón y Cajal o Gregorio Marañón.

Es cierto que en España no se invierte lo suficiente en ciencia y soy escéptico con que esto vaya a cambiar. Pero nunca ha habido desapego a la ciencia.  

Junta directiva en la X Gala Dinner

La Cámara ofrece a las empresas españolas y británicas oportunidades de promoción comercial en ambos mercados a través de un amplio rango de servicios, ¿creen que su actividad se verá afectada por el Brexit?

Cuando el Brexit acontezca nada será igual que antes. Nunca tendremos el mismo nivel de integración que el de ahora. Y todas las empresas sin excepción deberán adaptarse. Se pasará de un una unión aduanera y mercado común a un régimen (esperemos) sujeto a un acuerdo de libre comercio.  Y afectará de modo desigual según el tipo de empresas: si es una empresa de exportación debe analizarse qué bienes exporta, qué arancel se le va a aplicar (si es que se le aplica), qué barreras no arancelarias le pueden afectar, si exporta bienes perecederos, etc.), si es una empresa de construcción u hostelería su preocupación descansará en la contratación de personal no cualificado cuyo régimen cambiará sustancialmente. Si es una empresa regulada (entidad de crédito, seguros, etc.) tendrá que cumplir con su regulador británico que podrá dictar normas distintas a las europeas. Y así sucesivamente. Toda empresa tendrá que hacer su propio análisis.

Es precisamente en un contexto de cambio y adaptación como el que plantea el Brexit cuando una cámara es más útil, sobre todo para la PYME.

El español abre muchas puertas a nuestros estudiantes en el Instituto Cervantes de Londres. Por su experiencia personal, ¿qué caminos destacaría?

Hay unas diez naciones que son imprescindibles para entender el mundo y una es España. No se puede escribir una Historia Universal sin España, es imposible. 

Aprender español es comprender el alma de una vieja y extraordinaria nación, acercarse sin viajar a un continente que habla y escribe, reza y ama, como nosotros. Y sobre todo, es empezar a distinguir entre el ser y el estar, que es fundamental para conocerse a uno mismo y que es un atributo que no tiene el inglés o el francés. 

Cuando Heidegger decía, para provocar claro, que el español no era una lengua para hacer filosofía, Julián Marías, discípulo de Ortega, protestó y opuso con brillantez la posibilidad de distinguir entre el ser y el estar, esencial en filosofía. 

Emociona siempre visitar Hispanoamérica y comprobar que a pesar de la diversidad de acentos, los matices y el léxico, la unidad del idioma español en los dos continentes es asombrosa. 

Para el estudiante sagaz, el español abre una ventana a nuestra herencia romana y sobre todo al latín, a los bellos arabismos que la dominación musulmana dejó y el generoso mestizaje en América que tantos americanismos nos ha regalado.

Sabemos que es un gran lector y le gustaría que el público británico pudiese disfrutar de más autores españoles. ¿Qué lecturas recomendaría a nuestros estudiantes? ¿Algún descubrimiento durante esta cuarentena? ¿Qué autores le gustaría ver traducidos al inglés? 

Entrega del Premio a Grupo Antolin: Eduardo Barrachina, María Helena Antolín (Vicepresidenta Grupo Antolin), Inmaculada Riera (Directora General de Camara de España) y el Embajador de España en Londres, Carlos Bastarreche

A los estudiantes de español siempre les recomiendo Ortega, La España Invertebrada, que envejece muy bien y cuya prosa es deliciosa, es una excelente introducción a los problemas metafísicos e históricos de España. Si les gusta Ortega, que continúen con la Rebelión de las Masas y sin son románticos o enamoradizos, sus Estudios sobre el Amor. Si el tema de España les sigue interesando, que lean España Inteligible, de Julián Marías o muchos de los libros de Pedro Laín Entralgo, Antonio Ballesteros o Claudio Sánchez Albornoz.

En Pío Baroja encontrarán muchos de nuestros vicios y defectos (que es lo que gustaba destacar al escritor vasco) y en Azorín hallarán un léxico muy cuidado, preciso y muy bien escogido, quizá el mejor del siglo XX. 

Los estudiantes místicos no se van a aburrir, que lean Camino de Perfección de nuestra santa más universal, Teresa de Ávila o la poesía de San Juan de la Cruz.

En teatro que lean a Lorca que se lee bien y por donde asoman siempre los dramas andaluces. Buero Vallejo es también excelente.

Los aficionados a la poesía tienen verdaderos genios. Me gusta Quevedo pero no es fácil para el estudiante y es imposible de traducir. Pero en Quevedo ya germinan temas muy españoles como el honor, la fe, la muerte o a veces, la sorna. Miguel Hernández es un prodigio y le releo con frecuencia. De los contemporáneos leo a Luis Alberto de Cuenca. A los estudiantes canallas les recomiendo Jaime Gil de Biedma que es siempre refrescante aunque al final, inevitablemente pesimista. 

Discurso de Barrachina durante la cena de la 132 Asamblea General de la Cámara

Usted lleva muchos años en Londres, ¿cómo ha visto la evolución de la relaciones y simpatías mutuas? 

Paradójicamente, a pesar de todos los cambios políticos que ha habido en ambos países (llegué con José María Aznar en España y Tony Blair en el Reino Unido) las relaciones se han mantenido muy estrechas. Trasciende lo meramente económico y somos dos países que en el fondo nos entendemos bastante bien, más allá de los mitos y clichés. Nuestra historia corre paralela y es bastante similar y eso hace que habitemos en un mismo pasado, que ayuda bastante, aunque a veces, no hayamos sido ni amigos ni aliados sino fieles adversarios. Y sin embargo, a pesar de todas las diferencias, existe una cierta complicidad entre ambos países. 

Pero llevamos siglos compartiendo vida europea y somos los dos únicos países de Europa verdaderamente atlánticos. Ambos hemos proyectado nuestros valores al exterior, lo que es una tarea gigante que muy pocas naciones han llevado a cabo.

Nos falta por entender que los británicos nos admiran más de lo que acaso sospechamos. 

Tras la firma del acuerdo entre el Instituto Cervantes y la Cámara, con el objetivo de fomentar el español y la cultura española, ¿cómo ve qué pueda encauzarse esta relación cuando la situación actual lo permita?

Tenemos mucho pensado y muchas ganas de ponerlo en marcha. En concreto, queremos colaborar con nuestras empresas para que el Cervantes promueva la enseñanza del español entre las grandes empresas y entidades financieras en la City. 

Aspiramos a que Londres devenga en un modelo de colaboración público-privada en el exterior entre el Instituto Cervantes y la Cámara de Comercio. La sintonía es total y en menos de un año hemos podido intercambiar ideas en Londres con el Director Luís García Montero y la Secretaria Carmen Noguero. Nos entendimos muy bien. Tenemos muy claro que ambas instituciones deben trabajar juntas en un modo más estratégico. Y en eso estamos aunque nos toca esperar a que la situación se normalice para reanudar nuestros empeños. 

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