Ada Salas (Cáceres, 1965) es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura. En 1987 recibió el Premio Juan Manuel Rozas de poesía con Arte y memoria del inocente (1988). Su libro Variaciones en blanco (1994) obtuvo el IX Premio Hiperión de poesía. A este título seguirían La sed (1997),Lugar de la derrota y Noticia de la luz, ambos de 2003. En 2005 publicó Alguien aquí: Notas acerca de la escritura poética. Con Esto no es el silencio (2008) obtuvo el XV Premio Ricardo Molina-Ciudad de Córdoba. Un año más tarde, reúne sus cuatro primeros libros en No duerme el animal (Hiperión, 2009). En 2011 publicó el ensayo El margen, el error, la tachadura: de la metáfora y otros asuntos más o menos poéticos, Premio de ensayo Fernando Tomás Pérez González 2010.
Sergio Angulo: —Ada, empezaste a publicar poesía siendo muy joven. ¿Qué motivaciones tenía esa escritora en sus comienzos?
Ada Salas: —Creo que la inmensa mayoría de los poetas empiezan muy jovencitos, casi todos en la adolescencia. La experiencia de la escritura de poesía, en un principio, es una experiencia muy ligada a una necesidad de expresión de los sentimientos. Yo empecé, en ese sentido, como todos. Me contagiaron la pasión por la poesía mis profesores del instituto, a los que les debo muchísimo, pues aquellas lecturas que hacía mi profesor, (entonces era COU, hoy sería segundo de bachillerato), de Juan Ramón Jiménez, de Machado, de Lorca, de Cernuda… Aquello caló, hondamente.
Hice filología española porque yo quería saber más de esos poetas, fundamentalmente. Y empecé a escribir, como digo, por una necesidad de expresión, por una manera de vivir el mundo que se sale por todos los lados, que se desborda, que es la propia edad de la adolescencia. Aquello era, de alguna manera, como escribir un diario pero en verso. Luego eso fue cambiando, y ahora no tiene nada que ver. Ahora es al revés, escribo de una manera completamente distinta.
Sergio Angulo: —Explícanos un poco el tema del silencio en tu poesía.
Ada Salas: —Yo creo que la poesía es un género específico. La poesía es el género más condensado en cuanto a la expresión literaria. La poesía del silencio sería una vuelta de tuerca dentro del género lírico. Sería intentar decir solo lo imprescindible para transmitir un mensaje lo más completo posible con el menor número de elementos posible, porque en poesía, lo que no se dice es tan importante como lo que se dice, y lo que se dice tiene que ser capaz de sugerir lo que no se dice. Entonces se produce un diálogo entre lo presente y lo ausente que a mí me interesa mucho, porque creo que es ese el lugar donde el lector se puede situar. La poesía que lo dice todo no deja espacio de participación al lector.
Sergio Angulo: —¿Hay una manera especial de leer poesía?
Ada Salas: —Sí, claro. Es completamente distinto. Como lectora, la poesía es algo infinitamente más intenso. Yo leo narrativa para descansar. La lectura de poesía es muy exigente. Exige un esfuerzo muy grande del lector, una renuncia a muchas cosas. Generalmente, es una especie de espejo que te sitúa delante de ti mismo, sin piedad, y que te sacude el corazón de manera a veces ardua, que pone al pensamiento contra la espada y la pared.
Uno tiene que saber qué hace cuando se pone a leer poesía. Ahora bien, todo ese esfuerzo se ve infinitamente recompensado porque, aunque es una lectura, como digo, que pide mucho, da muchísimo también. La narrativa te lleva, y es maravilloso dejarse llevar por ella. Al poema lo tienes que sujetar tú. Para mí, no hay lectura mejor que esa.
Sergio Angulo: —¿Crees que la poesía está omnipresente en la literatura?
Ada Salas: —Creo que en general se abusa un poco de esto. Ahora, cuando las cosas son como bonitas o sugerentes, se dice que son poéticas. De un anuncio de publicidad, cuando es un poco soft, dicen «ay, es que es muy poético». Yo estoy en contra de eso por completo, porque a mí lo poético no me parece nada soft. Pero es cierto que hay momentos, hay fragmentos de novelas que sí lo son, precisamente porque suman lo que para mí es la poesía, que es una mezcla de música, emoción y pensamiento. Cuando esos tres elementos se dan en alguna manifestación artística de cualquier tipo, evidentemente ahí hay poesía. La poesía está en el origen de la literatura porque está ligada al canto. Está en cualquier manifestación ritual, está en el origen de cualquier cultura.
Sergio Angulo: —¿Y cómo ves el futuro de la poesia?
Ada Salas: —No lo sé. Tengo amigos que son muy pesimistas al respecto. Yo creo que no se va a acabar nunca, porque creo que siempre ha estado igual de mal. Siempre ha sido una cosa minoritaria y no va a dejar de serlo. Hay épocas en las que la poesía tenía un apoyo del poder, porque vestía tener en la corte poetas de cancionero a tu servicio. Existía una idea del mecenazgo que ahora no existe, y otra relación entre el poder y la cultura. Pero a la poesía no la va a sostener el poder. Esperemos que vaya bien.
Sergio Angulo: —Afirmas que no te interesa la poesía femenina así como no te interesa la poesía masculina, o la poesía homosexual. Dámaso Alonso, al que debemos el nombre de esta biblioteca, decía que a las mujeres españolas que escriben poesía no les gusta la palabra «poetisa». ¿Es la poesía algo neutro?
Ada Salas: —Esto de «poetisa» viene de que a los poetas modernistas, a los seguidores de Rubén Dario, a los de cuarta y quinta fila, los llamaban «poetisos», como un insulto, porque eran como amanerados literariamente, y porque se ponían chalinas. Los llamaban poetisos para hacer un falso femenino, y era un insulto, era una burla. Cuando empezó a haber más mujeres escritoras, seguidoras de las románticas, de Clara Campoamor, etc., se las empezó a llamar «poetisas», y desde entonces, muchas mujeres no querían que se utilizase ese sustantivo para ellas porque tenía esas connotaciones negativas como de afeminado. Porque lo femenino no tiene por qué ser afeminado. Las poetas de los años cincuenta se negaron en redondo a que las llamaran así, «poetisas».
Yo creo que eso ya está superado. A mí me encanta que me llamen poetisa. Me parece que es el femenino gramatical. Quizá si yo hubiera sido de las que hubiera tenido que luchar hace treinta años por el reconocimiento de las mujeres, a lo mejor habría estado por usar poeta. Pero ahora, lo que no soporto es lo de «alumnos y alumnas», «profesores y profesoras»… Me parece un disparate. Va contra la economía del lenguaje.
Sergio Angulo: —Para terminar, y ya que estamos en el Día Internacional del Libro, ¿podrías aconsejarnos algún libro de poesía o de ficción?
Ada Salas: —De ficción, el que estoy leyendo es Oblomov de Goncharov. Es uno de los grandes de la novelística rusa junto con Tolstoi y Dostoievski. Oblomov, el protagonista, es un personaje maravilloso, de estos que no quieren hacer nada. Es el vago por excelencia. Una novela fantástica, realmente. Y de poesía… En concreto, para cualquier persona que se acerque al español, recomiendo a Cernuda, La realidad y el deseo, que reúne toda su obra y que es uno de los grandísimos libros del siglo XX.