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La palabra y el silencio

El 20 de March de 2013 en Literature por | Sin comentarios

En este cuarto volumen del Curso de literatura y escritura creativa en el Instituto Cervantes de Dublín os presentamos una selección que los alumnos han realizado de su trabajo, incluyendo sus propias fotografías en algunos textos.

El tema de este curso ha sido el lenguaje, y para ello hemos comenzado con un debate: ¿acaso el lenguaje define al hombre, como defiende el artículo “El hombre se posee en la medida que posee su lengua” (1967) de Pedro Salinas?

Después nos hemos topado con el extraño idioma de la familia Albert en “La ventana del jardín” (Cristina Fernández Cubas, 1980), mientras para la sesión de Halloween, el microrrelato de David Roas nos alertaba del peligro de leer “Demasiada literatura” (2007). Tras ver el corto “Lo que tú quieras oír” (Guillermo Zapata, 2005), hemos jugado con la versatilidad del lenguaje.

Hemos buscado estrategias para afrontar el olvido de las palabras durante la peste del insomnio en el capítulo tercero de Cien años de soledad (Gabriel García Márquez, 1967) y hemos vivido con angustia el cruce esquizofrénico de términos en “Venco a la molinera” (1998), Félix J. Palma.

En poesía, Chantal Maillard nos ha recordado con el poema “Escribir” (2004) por qué y para qué se escribe y como no hay palabra sin silencio, hemos leído y escuchado de la mano de Paco Ibáñez el poema “En el principio” (1955), de Blas de Otero.

De nuevo, si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián, Vicky Puche y Patricia García, hemos decidido modificar lo menos posible el estilo de cada autor.

Esperamos que disfrutéis leyendo estas palabras tanto como los alumnos lo han hecho escribiéndolas.

Patricia García (profesora del curso)

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Finlandia

El 7 de September de 2012 en Uncategorized por | Sin comentarios

Finlandia

Cuando era pequeña, tenía la idea de que Finlandia era un país ‘frío’ del norte. Pensaba que era lúgubre y atrasado. Era la era antes de Internet y mi conocimiento estaba basado en lo que aprendíamos en el colegio – el clima, la geografía, la historia. Había pocas ilustraciones en los libros de texto. Huelga decir que estos eran anticuados. No me apetecía nada visitar ese país. En ese tiempo no le di mayor importancia. Además me atraían los países soleados como Italia o España.

La única cosa interesante que sabía de Finlandia era que San Nicolás vivía en el norte del país cerca del Círculo Polar Ártico, que hacía mucho frío y que necesitaba un trineo para viajar. Recuerdo con claridad nuestras preguntas de infancia a nuestros padres: “¿Dónde vive San Nicolás?” Y mi padre nos respondía: “Vive en Laponia”. Las preguntas seguían: “¿Dónde está Laponia?” “Está cerca del Círculo Polar Ártico”. “¿Y cómo es?” “Hace mucho frío, con mucha nieve”. La casa de San Nicolás estaba muy lejos de nosotros pero estábamos seguros de que vendría a los niños irlandeses por Navidad. Después de todo tenía poderes mágicos y podía volar con el reno y el trineo por el mundo.

Desde entonces crecimos y el mundo ha cambiado. En los últimos años nos ha salido información por todas partes – gracias al internet. Y los viajes, a precios reducidos, no cuestan tanto como antes. Ahora, veinte años más tarde estamos en Finlandia. Nuestro puerto de escala es Helsinki. Unos amigos íntimos trabajan aquí y nos han invitado a pasar unos días con ellos. No estaba preparada para las experiencias que nos esperaban.

Helsinki se extiende por numerosas bahías, penínsulas e islas. La mayor parte de la ciudad fuera de las zonas urbanas consiste en suburbios de la posguerra separados con unas parcelas forestales. El centro está diseñado con estilo neoclásico con calles anchas. Disfrutábamos muchas horas yendo a visitar los lugares de interés. Lo más novedoso para nosotros era la sauna. La sauna es una parte esencial dentro de la cultura finlandesa. Hay una sauna común para todos los inquilinos y en casi todas las viviendas. Se va a la sauna con los miembros de la familia o con los socios. Allí se llevan a cabo actividades comerciales por los empresarios.

Fuimos en barco a las islas de al lado (un viaje de diez o veinte minutos). Llevábamos la merienda y disfrutábamos la naturaleza y el silencio ahí.

Otro día fuimos en coche hacia el norte pasando por lagos y bosques. Junto a los lagos había cabañas, todas con sauna. Jamás alcanzamos Rovaniemi (donde vive San Nicolás), porque nos entretuvimos por los lagos tomando el sol veraniego de Finlandia. Bebiendo las aguas cristalinas de los riachuelos, me dio una sensación de bienestar y me prometí regresar a Finlandia pronto.

Mary Crowley

 

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Irlanda es un país de narradores…

El 7 de September de 2012 en Literature por | Sin comentarios

Irlanda es un país de narradores de historias cargado de fantasmas propios

1899, Merrion Sq., núm 1. Dublín 1. La casa de Óscar Wilde
La anfitriona: la madre de Óscar
La ocasión: el salón de fin de semana
Los invitados: Su hijo Óscar y sus amigos
Estudiantes de literatura
Gente de los círculos literarios
Algunos intelectuales de Dublín

Se rumoreaba que Bram Stoker vendría y eso aumentaba la tensión entre los estudiantes. A Stoker la tecnología lo tenía fascinado: el teléfono, la máquina de escribir, el fonógrafo, la cámara Kodak. Tenía mucho interés en el “mundo nuevo” y publicó sus ideas en “Una visión de América” en 1886. Entre sus héroes se hallaban Buffalo Bill Cody y Abraham Lincoln. Escribió una novela romántica sobre Buffalo Bill: El Hombre de Shasta en 1895, ambientada en las tierras inexploradas de California.

Se hizo silencio en la tertulia cuando Óscar entró con su amigo Bram Stoker. Había un ambiente de gran expectación en el salón. La madre de Óscar lo presentó al público.

Bram y Óscar se sentaron para discutir el tema del día: “Irlanda es un país de Narradores De Historias, cargado de fantasmas propios”.

Las horas siguientes estuvieron llenas de juegos de palabras, narraciones cortas, sentimientos compartidos, mucha información sobre la vida literaria de los dos. Era una madrugada memorable. A la pregunta “¿Qué le inspiró Drácula?”, Bram respondió lo siguiente: después del principio del siglo XX cuando se abrió una frontera nueva en la guerra –España/América/Cuba 1898– en 1901 él escribió El misterio del mar, ambientada en Escocia. En esa novela mostró los avances tecnológicos en los barcos de guerra del siglo XX. Al final del siglo XIX la frontera Europea no era el oeste sino el oriente, las fronteras rendidas de los países balcánicos y la amenaza del Imperio Otomano. ‘El Conde Drácula’ era un héroe fronterizo y ganó su infamia como cazador vampiro. Óscar comentó que era la novela “más hermosa jamás escrita”. La tertulia terminó a lo grande.

Más de cien años más tarde en Dublín en 2012:

Cruzamos el Puente Drácmail hasta una tertulia en el Instituto Cervantes. Vamos a discutir la frase: “Irlanda es un país de narradores de historias cargado de fantasmas propios”. Como leemos y escuchamos en las noticias e informes de los diez últimos años, hemos entendido que los vampiros son muy reales. Los banqueros, los promotores inmobiliarios, los políticos son vampiros de verdad. Nos esperan en todas partes y se nos acercan. Los millones de palabras sobre el Tigre Celta no son fantasmas. Desgraciadamente para la ciudadanía, las historias son verdad.

Mary Crowley

 

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A veces

El 7 de September de 2012 en Uncategorized por | Sin comentarios

A veces

A veces
Alguien te echa un vistazo furtivo en los semáforos
Alguien te abre la puerta
Alguien te consuela cuando ponen el cepo a tu coche
Alguien comparte un paraguas durante un aguacero
Alguien te hace reír con sus chistes

A veces
Recibes una postal en el correo y te sorprendes
Asistes a una boda y brindas por los novios
Estás en el extranjero y echas de menos tu país
Rompes relaciones con tu novio y no le das mayor importancia
Llevas un sombrero a las carreras y tonteas con los solteros cotizados

A veces
Una mariposa revolotea y deseas acompañarla
Una pequeña intenta alcanzar un rayo de luna y quisieras que sus sueños se hicieran realidad
Una foto en ‘facebook’ te recuerda a antaño y te pones sentimental
Un músico empieza a tocar y tú quieres bailar
Un pájaro trina y te recuerda a tu primer amor

A veces
Al encontrarte con un amigo de colegio piensas en una noche memorable
Divulgan en las noticias un terremoto y de repente mandas mensajes de texto a los tuyos
Hablan en clase del tercer mundo y quisieras tener el poder de mejorar el planeta
Falla el ordenador y te sientes sin recursos
Asistes a un partido de fútbol y estás distraído con una chica

A veces
Viendo el primer oficial en uniforme se te pone el corazón a palpitar y finges que no te importa
Desfilan por la pasarela y sueñas despierto con tu hija de solo tres años
Vas a un viaje pintoresco y escribes un poema ‘La belleza del mundo me hace triste’
Suplican por la calle y maldices la desigualdad en la vida
Sueñas tus sueños y A Veces quisieras parar el mundo para bajar

A veces
Sólo a veces, gran amor.

Mary Crowley

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Aureliano y el hielo

El 7 de September de 2012 en Uncategorized por | Sin comentarios

Aureliano y el hielo

Recuerdo siempre las clases de mi padre. En el cuartito apartado en nuestra casa, nos enseño a leer, escribir y a sacar cuentas. Pero lo mejor era que hablaba de las maravillas del mundo, forzando a extremos increíbles los límites de su imaginación. Cuando tienes cinco años, todo lo que dice tu papá es verdad. Creía firmemente que mi papá se atrevía a caminar sobre el agua.

Cada día, en el cuartito, compartía revelaciones nuevas. Para respaldar las clases, las paredes estaban llenas de mapas inverosímiles y gráficos fabulosos.

Todavía recuerdo vívidamente la tarde de marzo cuando llegaron los gitanos nuevos. Su llegada se había anunciado con los sonidos de los pífanos y tambores en la distancia. Venían a la aldea “pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Memphis”. Todos los habitantes estaban muy alegres de verlos, ya que los sacudían de la rutina cotidiana. Con la sabiduría que da la experiencia, puedo decir que mi papá estaba más entusiasmado que nosotros los niños. Interrumpió la lección de física inmediatamente y los esperó con ansiedad.

Con mi mano en la de mi papá, entramos en “la tienda del rey Salomón”. Papá tuvo que pagar la entrada hasta el centro de la carpa. Mi hermano José Arcadio y yo, apenas lo podíamos creer.

Había un gigante enorme que vigilaba un cofre de pirata. Al ser destapado, el cofre despidió un aliento glacial. Miramos dentro. Podíamos ver un enorme bloque transparente; dentro todos los colores del arco iris. Yo pregunté a mi papá: “¿Qué es?” Mi papá respondió: “Es el diamante más grande del mundo”. “No, es hielo”, rebatió el gitano. Para probarlo, el gitano le invitó a tocarlo. Mi papá extendió la mano sobre el hielo. Sabía que estaba emocionado. Tenía los ojos clavados en el hielo. Quería que nosotros lo tocáramos pero mi hermano José Arcadio tenía miedo de acercarse. Yo, me moría de ganas de poner la mano. Pero, la retiré de inmediato. Me ardían los dedos. De regreso a casa, mi padre estaba fascinado con el hielo. Repitió una y otra vez “este es el gran invento de nuestro tiempo”.

Jamás logramos llegar a la casa. Papá, José Arcadio y yo, nos encontramos al fondo del arco iris. Hacía frío pero nos movíamos rápidamente. Primero sobre la tierra. Después sobre el agua, una gran extensión de agua. Era excitante. Mi papá parecía disfrutar la experiencia. Pero mi hermano se puso a llorar. Papá le dijo: “¡Cálmate!” “Disfruta del entorno. Vamos a recibir los beneficios de la ciencia” “¿A dónde vamos?”, preguntó mi hermano. “A ver el mundo” respondió papá. De repente miramos la tierra. Entonces vi un dinosaurio. Grité a mi papá: “¡Papá, mira el dinosaurio!”. Mi hermano estaba igual de emocionado. El dinosaurio avanzó hacia nosotros. Era enorme pero dócil. Bajó la cabeza de una manera agradable. Estábamos atónitos cuando con una voz profunda preguntó: “¿A dónde vais?” Como si fuera lo más normal del mundo, mi hermano respondió: “A Macondo”. De repente estábamos aferrados al dinosaurio. “¿En qué dirección?” preguntó el dinosaurio. Papá alargó la mano para agarrar su brújula, “Hacia arriba”, dijo. Nos pusimos en marcha.

Cruzamos montañas, ríos y desiertos. Pronto alcanzamos el mar de Macondo. Era excitante. Me sentía en las nubes. Justo cuando llegábamos a Macondo, me desperté. Abrí los ojos. Mamá estaba al lado de mi cama. “Es la hora de desayuno, Aureliano” dijo.

Mary Crowley

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