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El hombre al azar del autobús

Hace dos semanas, fui a la estación del autobuses para ir a casa después de un día largo y duro al colegio. Fue un día normal, hasta que conocí al hombre al azar del autobús…

Normalmente, el autobús llega muy tarde a la estación, y aquel día no fue una excepción. Cuando llegó, llevaba 20 minutos de retraso, y toda la gente que estaba esperando estaba cansada y molesta. Estaban discutiendo fuertemente sobre  el mal servicio de los autobuses.

– ¡No es aceptable! – dijo una madre con un bebe – Tengo que llegar a casa lo más rápidamente posible para alimentar a mi hijo. ¡Voy a quejarme!-
– ¡Yo también! No tienen una excusa. Voy a perder la cita con mi médico. –  un abuelo contestó.
-Yo sé por qué siempre llegan tarde… – dijo el hombre al azar del autobús a sabiendas, y toda la gente volvió la cabeza y miró al hombre que hablaba con rostros confundidos. – Pero no puedo decírselo. Es un secreto.-
-¿Qué dices? ¿Por qué es un secreto?-
-Porque…es una conspiración. Y no quieren que lo sepamos.-
-¿Una conspiración? ¿Qué estás hablando?- yo dije, interesados en el cambio radical de la conversación. -¿Una conspiración? ¡Qué extraño!-pensé.
-Dije que no puedo decírselo. Si se enteran que yo lo sé, ¡será muy peligroso!-
-Pero no vamos a decirlo a nadie. ¡Prometemos! Puedes confiar en mí.-

El hombre suspiró y miró alrededor para ver quién estaba escuchando. Después de una pausa muy larga y otro suspiro exagerado, el hombre comenzó a explicar.

-Pues…hace muchos años, hubo un hombre francés muy famoso que se llama Napoleón- la mayoría de la gente parecía confundido, pero continuó –y probó de vencer Inglaterra, pero lo vencimos.- Miró a la gente circundante a sabiendas, pero parecían más confundidos.

-Y luego… ¿Qué pasó?- yo dije. -¡¿Napoleón?! ¿Qué está hablando?-

Suspiró, y me miró como si fuera estúpida antes de explicar –A los franceses no les gustan los ingleses porque los vencíamos, así que sabotean el servicio del autobuses.-

-¿Por qué?-
-Por venganza. Trabajan en los supermercados también. Es por eso que las cajas están siempre cerradas cuando el supermercado está lleno.-

El hombre miró a la gente y esperó por una repuesta, pero la gente estaba silenciosa. Estaba mirando al hombre como una persona loca. El hombre empezó a preocuparse, así que yo dije – ¡Es la verdad!-

La gente pensó que yo estaba loca también, pero continué, – ayer, fui al supermercado para comprar algo de comida, y estaba muy lleno. Pero cinco de las cajas estaban cerradas. ¡Era ridículo!-

Por supuesto, no estaba de acuerdo con él, pero me dio pena para él.
Ahora, se sentía más valiente, así que iba a continuar, pero el autobús llegó al final, y el hombre cerró la boca para que el conductor del autobús/espía francés no pudiera oírlo.

Lorna T.
Blackburn College

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