Tras decisión del jurado, los siguientes son los relatos que han sido premiados. Agradecemos a todos su participación.
Primer premio: una matrícula gratuita en los cursos intensivos de verano del curso académico 2014-2015.
Ganadora: Enikő Nagy. Título del microrrelato: LA LEYENDA
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un molino de viento con gruesos muros antiguos, vigas que crujían y tiradores oxidados.
Sí, sí, vivía. Aspiraba a convertirse en héroe algún día y ser recordado para siempre. Siendo joven oía historias de lugares lejanos, cuyos nombres no recordaba, donde atacaban molinos, pero triunfaban. Esperó y esperó mas nadie lo atacó. Se volvió viejo y cansado, hasta que se derrumbó y convirtió en meras piedras. Aun así su leyenda perduró y fue recordado como el místico molino cuyas paredes daban protección y susurraban cuentos de lejanos lugares.
Segundo premio: una inscripción gratuita en el examen de español DELE de su elección
Ganador: Luca Radosnai. Título del microrrelato: En un lugar de Pannonia
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía Ángel. Escuchaba a los otros, compartía sus sentimientos y les asesoraba. Día tras día. Salvó numerosas vidas. Pero ellos no le notaban. Era muy natural allí, pero él ni siquiera esperaba agradecimiento. Un día ya no estaba. Ni en el trabajo, ni en la tienda, ni en la calle. Obtuvo mejor trabajo o se mudó a un mejor lugar, no se sabía. No lo percibieron enseguida, pero aquella noche muchos soñaron con Ángel. Quien vivió en un lugar cuyo nombre es mejor olvidar.
Tercer premio: una inscripción al curso de español en línea AVE del nivel que corresponda
Ganadora: Csilla Figler. «Sin título»
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme y a la orilla de un río con aroma de vals, no ha mucho que relucía un asentamiento de ensueño clásico, la ciudad del agua se hacía llamar, donde la vida fluía despreocupada bajo un cielo azul cuasi marítimo… Sus termas, sus palacios y sus anfiteatros, símbolo de su prosperidad, vieron a Marco Aurelio meditar. Pero un día el ”Azote de Dios” apareció bruscamente como un vendaval, y todo aquello sucumbió, víctima del inevitable correr de los tiempos… Sus ruinosas piedras nos hablan hoy, susurrantes, evocadoras, al pasar.
A zsűri döntése alapján, az alábi rövid történetek részesülnek díjazásban. Mindenkinek nagyon köszönjük a részvételt.
Első díj: a 2014/2015-ös tanév nyári intenzív kurzusainak egyikére ingyenes részvételt nyer.
Nyertes: Nagy Enikő. A rövid történet címe: LA LEYENDA
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un molino de viento con gruesos muros antiguos, vigas que crujían y tiradores oxidados.
Sí, sí, vivía. Aspiraba a convertirse en héroe algún día y ser recordado para siempre. Siendo joven oía historias de lugares lejanos, cuyos nombres no recordaba, donde atacaban molinos, pero triunfaban. Esperó y esperó mas nadie lo atacó. Se volvió viejo y cansado, hasta que se derrumbó y convirtió en meras piedras. Aun así su leyenda perduró y fue recordado como el místico molino cuyas paredes daban protección y susurraban cuentos de lejanos lugares.
Második díj: egy választható DELE vizsgát tehet le díjmentesen.
Nyertes: Radosnai Luca. A rövid történet címe: En un lugar de Pannonia
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía Ángel. Escuchaba a los otros, compartía sus sentimientos y les asesoraba. Día tras día. Salvó numerosas vidas. Pero ellos no le notaban. Era muy natural allí, pero él ni siquiera esperaba agradecimiento. Un día ya no estaba. Ni en el trabajo, ni en la tienda, ni en la calle. Obtuvo mejor trabajo o se mudó a un mejor lugar, no se sabía. No lo percibieron enseguida, pero aquella noche muchos soñaron con Ángel. Quien vivió en un lugar cuyo nombre es mejor olvidar.
Harmadik díj: egy választható szintű AVE online kurzust végezhet el, szintén térítésmentesen.
Nyertes: Figler Csilla «Cím nélkül»
En un lugar de Pannonia, de cuyo nombre no quiero acordarme y a la orilla de un río con aroma de vals, no ha mucho que relucía un asentamiento de ensueño clásico, la ciudad del agua se hacía llamar, donde la vida fluía despreocupada bajo un cielo azul cuasi marítimo… Sus termas, sus palacios y sus anfiteatros, símbolo de su prosperidad, vieron a Marco Aurelio meditar. Pero un día el ”Azote de Dios” apareció bruscamente como un vendaval, y todo aquello sucumbió, víctima del inevitable correr de los tiempos… Sus ruinosas piedras nos hablan hoy, susurrantes, evocadoras, al pasar.