Este año nos ha tocado vivir un Día del Trabajo diferente, en Irlanda, en España y en el resto del mundo. Desde el Instituto Cervantes de Dublín no queríamos dejar de celebrarlo y para ello, lazamos un reto de escritura creativa en castellano sobre el mundo laboral contemporáneo.
Queremos agradecer a todos los participantes su esfuerzo y participación. Hemos disfrutado leyendo todas y cada una de las historias e intuimos que los participantes han pasado un buen rato escribiendolos y dando rienda suelta a su imaginación, en castellano.
Los relatos ganadores son:
¡Enhorabuena a los ganadores! Y sin más, os dejamos los relatos.
—Buenos días señorita. ¿Señorita…?
—Martin. Geraldine Martin.
—Bienvenida señorita Martin. Vamos a empezar. ¿Qué sabes sobre McCormack e Hijos?
—El año pasado votaron a esta empresa como el mejor lugar para trabajar. Además, se compromete a reducir su huella de carbono.
—Señorita Martin…
—Y ha aumentado su margen de beneficio considerablemente en el último trimestre. ¡Qué asombroso!
—Señorita….
—También que sus fiestas de Navidad son legendarias. Imagina llevar a tu personal a Ashford Castle durante un fin de semana con todos los gastos pagados. Me muero de ganas de trabajar aquí.
—Señorita…
—Sus complementos para las vacaciones son estupendos. Estaré…
—Señorita Martin.
—¿Sí?
—Ha habido un error. Mis dos hijos y yo llevamos un negocio de limpieza de ventanas.
—¡Oh!
—No somos una empresa internacional aunque limpiamos las ventanas de mi hermana cuando la visitamos en Londres el año pasado.
—¡Oh!
—Respecto a nuestra huella de carbono, vamos a muchos trabajos en bicicleta.
—¡Oh!
—Nuestras ganancias han aumentado. Durante el periodo de confinamiento, como la gente pasa más tiempo dentro, quieren ver a sus nietos a través de ventanas limpias. Nuestro negocio está en auge.
—Pero no soy una limpiacristales.
—Queremos a alguien que lleve la contabilidad. Antes lo hacía mi mujer, pero ha empezado a bailar salsa. Ahora ya no se interesa por la contabilidad.
—Soy muy buena con la contabilidad. Yo puedo hacerlo.
—¡Enhorabuena! El empleo es tuyo.
—Muchas gracias señor. ¿Y la fiesta de Navidad para los empleados?
—Normalmente vamos al pub a tomar cerveza.
Autora: Anne Doyle
Cada día coge el tren desde su casa hasta la oficina. No mira a nadie ni nadie le mira a él.
Sin embargo, le gusta la compañía de sus compañeros de viaje. De vez en cuando, uno de los regulares le saluda. ¡Es tan feliz cuando le saludan a él! Le da una buena sensación que le dura todo el día.
Desayuna solo cada mañana, duerme solo cada noche y cada día, trabaja solo en su oficina grande en esta ciudad llena de gente.
Le interesa su trabajo pero espera con ansias el trayecto de cada mañana en tren hacia la oficina. Este viaje es el punto culminante de su día.
Tal vez, esta mañana, alguien le saludará.
Autora: Maeve Stapleton
Mientras trabajaba como profesora de inglés en Madrid, hubo muchos incidentes chistosos tanto dentro como fuera del aula debido a las dificultades de idioma. Tuve que mostrar un libro ilustrado a los estudiantes que tenía una serie de imágenes sobre la vida diaria y la rutina del personaje principal, un tal Sr. Thompson. En una de las fotos se estaba cepillando los dientes. Señalé la imagen a un alumno y dije con voz muy alentadora al estudiante: “What’s he doing?”. El alumno respondió: “He is brushing your tits!”. Bueno, mis brazos se cruzaron sobre mi pecho por impulso… mientras comenzaba a hacer sugerencias sobre cómo mejorar su respuesta.
En otra ocasión, les pedí a los alumnos que escribieran una carta solicitando una entrevista en respuesta a un anuncio de trabajo y que terminaran la carta con el saludo correspondiente. Un alumno estudiante terminó la carta diciendo “beast regards”… ¡Admito que casi me muero de risa!
No es que yo lo hubiera hecho mejor. Tenía un conocimiento muy básico de español cuando llegué a Madrid y un miedo constante a decir algo incorrecto. Recuerdo cuando, recién llegada, cobrando valor para pedir la cuenta en un restaurante, practiqué mentalmente y dije a un sorprendido y desconcertado camarero: “¿Quieres pagar ahora?”. Él me señaló y dijo: “La cuenta”. Entonces aprendí a pedir la cuenta.
Creo que así es como aprendemos a tener el coraje de cometer errores y recordar la ayuda que nos brindan profesores y extraños.
Autora: Bernie McCormick
This year we’ve had a different kind of Labour Day, in Ireland, in Spain and in the rest of the world. At the Instituto Cervantes in Dublin we didn’t want to stop celebrating it and to do so we launched a creative writting competition, in Spanish, about the current world of work.
We want to thank all the participants for their effort. We’ve enjoyed reading every single one of the stories and we feel like the participants have enjoyed writting and letting their imagination run wild, in Spanish.
The winning stories are:
Well done to the winners! And without further ado, here are the stories.
—Good morning miss. Miss…?
—Martin. Geraldine Martin.
—Welcome Miss Martin. Let’s begin. What do you know about McCormack & Sons?
—Last year this company was voted best place to work. And it is also commited to reducing it’s carbon footprint.
—Miss Martin…
—And you have also increased your profit margin considerably in the last quarter. Astonishing!
—Miss…
—Also that your Christmas parties are legendary. Imagine taking your staff to Ashford Castle for a weekend with all expenses paid. I can’t wait to work here.
—Miss…
—Your holidays allowances are wonderful. I will be…
—Miss Martin.
—Yes?
—There’s been some mistake. Myself and my sons have a window cleaning business.
—Oh!
—We’re not an international company even though we cleaned my sister’s windows when we visited her in London last year.
—Oh!
—In regards to our carbon footprint, we get to many jobs by bicycle.
—Oh!
—Our profit has increased. During the lockdown period, as people are spending more time indoors, they want to see their grandchildren through clean windows. Our business is at a peak.
—But I’m not a window cleaner.
—We want someone to take care of accounting. My wife used to do it, but she has started salsa dancing. She’s no longer interested in accounting.
—I’m very good with accounting. I can take care of it.
—Congratulations! The job is yours.
—Thank you very much sir. And what about the staff Christmas party?
—We usually go to the pub and have a beer.
Text: Anne Doyle
Translation by Holly Duffy
Every day he gets the train from his house to the office. He looks at no one and no one looks at him.
However, he likes the company of his travel companions. Every now and again, one of the regulars greets him. He’s so happy when someone greets him! It gives him a good feeling that lasts all day.
He has breakfast alone every morning, he sleeps alone every night and every day he works alone in his big office in this city full of people.
He is interested in his job but very much looks forward to the journey to work every morning on the train. This journey is the highlight of his day.
Maybe, this morning, someone will greet him.
Author: Maeve Stapleton
Translation by Holly Duffy
While I worked as an English teacher in Madrid, there was a lot of funny incidents, both in and out of the classroom, because of the language difficulties. I had to show an illustrated book to the students that included a series of images about day to day life and the main character’s routine, a certain Mr. Thompson. In one of the photos he was brushing his teeth. I pointed the image out to one of the students and said, in a very encouraging voice, to the student: “What’s he doing?”. The student responded: “He is brushing your tits!”. Well, my arms crossed over my chest as an impulse… as I began making suggestions about how he could improve his answer.
On another occasion, I asked the students to write a letter applying for an interview in response to a job advertisement and finish off the letter with the corresponding greeting. One student finished off the letter by saying “beast regards”… I’ll admit I nearly died from the laughter!
It’s not that I was any better. I had a very basic knowledge about Spanish when I arrived to Madrid and a constant fear of saying something incorrectly. I remember when, only having recently arrived, gaining the courage to ask for the bill in a restaurant, I practised mentally and said to a shocked and bewildered waiter: “Do you want to pay now?”. He pointed at me and said: “The bill”. And so I learnt how to ask for the bill.
I think that’s how we learn to have the courage to make mistakes and remember the help that is offered to us by teachers and strangers.
Author: Bernie McCormick
Translation by Holly Duffy
¡Fantásticos los tres relatos! Enhorabuena por la iniciativa.