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Entrevista con Juan Gabriel Vásquez

El 14 de November de 2012 en Latin American writers, Library, Literature por | Sin comentarios

Juan Gabriel Vásquez: Escribe solo si sientes que no serás feliz de otra manera

Juan Gabriel Vasquez

 

Entrevista con Juan Gabriel Vásquez realizada el 14 de noviembre de 2012 en la Biblioteca Dámaso Alonso del Instituto Cervantes de Dublín con motivo de la presentación de la traducción al inglés de su libro El ruido de las cosas al caer.

Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) es autor de la colección de relatos Los amantes de Todos los Santos y de las novelas Los informantes e Historia secreta de Costaguana. También ha publicado una recopilación de ensayos literarios, El arte de la distorsión (que incluye el ensayo ganador del Premio Simón Bolívar en 2007), y una breve biografía de Joseph Conrad, El hombre de ninguna parte. Ha traducido obras de John Hersey, John Dos Passos, Victor Hugo y E. M. Forster, entre otros, y es columnista del periódico colombiano El Espectador. Sus libros se han publicado en catorce lenguas y una treintena de países. Su tercera novela, El ruido de las cosas al caer, ganó el Premio Alfaguara en 2011.

Sergio Angulo: —Juan Gabriel, El ruido de las cosas al caer es tu última novela ¿nos puedes contar algo sobre ella?

Juan Gabriel Vásquez: —La novela trata sobre un profesor joven de derecho llamado Antonio Yammara que un día conoce a un personaje misterioso, un tipo llamado Ricardo Laverde, que evidentemente tiene algo que ocultar, que evidentemente no es quien dice ser. Y lo que comienza siendo una curiosidad frívola se convierte en algo más serio cuando asesinan a Ricardo Laverde a tiros en la calle, mediante un asesino a sueldo. El narrador del libro es alcanzado por una bala, un balazo directo que, evidentemente, cambia su vida, y se obsesiona con la idea de que averiguar quién era este tipo y por qué fue asesinado le permitirá obtener alguna verdad sobre lo que le ha pasado a él, sobre la manera en la que su vida ha cambiado. Así que se embarca en una investigación personal sobre la vida de un hombre muerto y sobre el pasado de Colombia, y eso lo devuelve a los años en los que el mercado de la droga comenzó en Colombia, a principios de los setenta.

Averiguamos que este hombre era piloto, y que no fue solo testigo, sino que también tomó parte en los primeros momentos del mercado de la droga. Y así, la novela se convierte en una especie de exploración de lo que ha significado para mi generación crecer al mismo tiempo que el mercado de la droga y, particularmente, lo que significó para nosotros sufrir los peores años de la violencia relacionada con la guerra de la droga de los ochenta, cuando Pablo Escobar, básicamente, declaró la guerra al gobierno colombiano. Eso es lo que he intentado explorar.

Sergio Angulo: —La historia no está basada en hechos reales, pero de alguna manera refleja la realidad de una era en Colombia.

Juan Gabriel Vásquez: —Es un trabajo de la imaginación, y he intentado explorar cosas que realmente pasaron. Una de mis obsesiones, evidentemente, ha sido, no solamente en esta novela, sino en otras novelas también, cómo los hechos públicos moldean nuestras vidas privadas. Esta es una de las cosas que me interesan como novelista. Cómo esas cosas que pasaron en lo que llamamos «historia» o «política» penetran en nuestras vidas y afectan el modo en que nos comportamos como amigos o parejas, padres o hijos. Eso es lo que mi novela intenta hacer.

Una de las razones para escribir una novela es la reflexión sobre aquellos años, sobre aquel período de nuestras vidas. Teníamos mucha información pública, un montón de estadísticas, un montón de imágenes en los medios de comunicación. Podemos incluso encontrar el vídeo de un candidato a presidente de Colombia siendo asesinado. Pero en algún momento, me sentí angustiado ante la idea de que no había ningún lugar donde pudiéramos ir para averiguar sobre los efectos íntimos y privados que todo eso tuvo. Así que en cierto sentido, el novelista que quería ser es una especie de historiador de emociones. Intenta averiguar cuál es el lado moral y emocional de esos hechos que son públicos.

Sergio Angulo: —Estuviste viviendo en Francia durante un tiempo y, por lo que sé, ahora estás establecido en España, en Barcelona. ¿Ha tenido la distancia algún efecto en tu manera de ver Colombia?

Juan Gabriel Vásquez: —Es muy difícil probar eso, pero siempre he dicho que si pude escribir sobre Colombia es porque dejé Colombia. Mi primer libro es un libro de historias sobre Bélgica y Francia, y la gente me preguntaba por qué no escribía sobre Colombia y la gente de allí. Y la razón, para ponerlo en pocas palabras, es que como sentía que no lo entendía, que no entendía realmente a mi país, no tenía derecho a escribir sobre él. Y creo que por la distancia, por el tiempo que pasé fuera, y porque había un océano entre mi país y yo, terminé dándome cuenta de que quizás el hecho de que no entendiera mi país era el mejor motivo para escribir sobre él, que podría usar la novela como una manera de comprender mejor la historia de mi país y cómo me ha modelado como individuo.

Sergio Angulo: —Barcelona es históricamente una ciudad donde muchos de los autores latinoamericanos más importantes han vivido. Y ahora que estamos celebrando el cincuenta aniversario del boom latinoamericano, ¿qué queda de ese boom literario?, ¿se está expandiendo todavía, o hay un punto de inflexión con las nuevas generaciones, ya que estáis llevando caminos distintos?

Juan Gabriel Vásquez: —Siempre he considerado a los escritores del boom Latinoamericano como los fundadores de mi tradición. La tradición en la que yo intentaba escribir empezó con ellos. Antes que ellos, la novela latinoamericana había producido un par de trabajos aislados. Trabajos muy interesantes, pero aislados. No había una tradición de novelas latinoamericanas en las que basarse. Eso comenzó con ellos, con Vargas Llosa, García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar. Ellos siguen estando muy presentes para mí, en el sentido de que todavía viven. Vargas Llosa y García Márquez todavía viven. Vargas Llosa todavía escribe. Pero al mismo tiempo son clásicos. Son clásicos en vida. Y para mí, como he dicho antes, compartir el mismo mundo con ellos es casi como si un escritor irlandés del siglo XXI pudiera coger el teléfono y llamar a James Joyce, porque estos tipos son los fundadores de mi tradición. Así que es una situación muy rara y muy rentable. No me siento en modo alguno amenazado por su presencia, como les pasa a otros escritores. Creo que hay un gran legado que ha abierto muchas puertas a los que hemos venido después de ellos.

Sergio Angulo: Viviendo en Europa. ¿Crees que nuestra percepción de Latinoamérica es adecuada desde aquí?

Juan Gabriel Vásquez: —Siempre hay cierto grado de inexactitud, pero funciona en los dos sentidos. Los medios de comunicación tienen una habilidad extraordinaria para distorsionar la imagen de un país, a veces simplemente porque tienen recursos limitados, tiempo limitado… Pero una de las cosas buenas de las novelas es que, de algún modo, luchan contra el cliché, el estereotipo, de modo que los lectores podemos obtener una mejor comprensión de la complejidad de los Estados Unidos cuando leemos a Philip Roth. Quizás un lector irlandés, o británico, pueda comprender mejor la complejidad, las contradicciones de Colombia, leyendo una novela como esta.

Sergio Angulo: —Eres muy joven, pero ya estás en la cima de la montaña del mundo literario. ¿Qué vista tienes cuando miras hacia abajo?

Juan Gabriel Vásquez: —Prefiero mirar hacia arriba, hacia el siguiente libro y ver lo difícil que será escribirlo. Porque creo que una de las cosas crueles de este negocio es que cada libro es más difícil que el anterior. En el sentido de que sabes más cosas, eres más consciente de los obstáculos, los problemas y las dificultades de escribir. Uno no quiere repetirse. Soy de esos escritores que quieren cambiar con cada libro. Uno se mete cada vez más en esa idea arrogante de que podrá escribir un libro como esos libros que le gustan, y por eso sigue escribiendo. Uno sabe que es imposible escribir un libro como esos que lo convirtieron en escritor, pero en el intento, quizás dé al lector un par de buenas páginas, y quizás eso sea suficiente.

Sergio Angulo: —Y para terminar ¿algún consejo para uno de esos jóvenes escritores que está a los pies de la colina, preparando su libro y su mochila para comenzar a subir la montaña?

Juan Gabriel Vásquez: —Bueno, siempre doy el mismo consejo que es muy simple pero muy honesto y creo que muy útil: Escribe solo si sientes que es absolutamente necesario, si crees que no serás feliz de otra forma. La vida de un escritor es muy difícil. Tendrás que sacrificar amigos, a la familia. Y los reconocimientos no importan, o no existen, ni el dinero. Escribe solo si eres consciente de que tu único premio será la satisfacción de un trabajo bien hecho.

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