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Una solución sencilla

El 7 de September de 2012 en Uncategorized por | Sin comentarios

Una solución sencilla

La crisis económica no mejoró, empeoró. Los tiempos eran duros, y se hacían cada vez más duros. Sucesivos gobiernos habían intentado en vano hacer el truco de reducir gastos mientras al mismo tiempo fomentaban la tasa de crecimiento. Hacía ahora más de cuatro años de la formación de un gobierno nacional de emergencia para manejar la crisis. Sin embargo, los ingresos de la mayoría de la gente seguían disminuyendo, mientras los precios seguían aumentando. Se tenía que hacer algo, todos lo decían.

Mi rutina cotidiana, como la de muchos de mis conciudadanos, se había convertido en una lucha. Tomaba un escaso desayuno antes de correr a la estación para coger el tren al trabajo. Como funcionario del Estado, estaba sujeto a una reducción salarial si llegaba tarde al trabajo, y el servicio de trenes empeoraba continuamente debido a recortes. Durante el viaje me quejaba con mis compañeros de viaje del precio de los boletos, que casi había llegado a tal extremo que me costaba más viajar al trabajo de lo que me pagaban.

Después de fichar en el trabajo intentaba encontrar un escritorio desocupado en el despacho de planta abierta, ahora un rasgo obligatorio en muchas oficinas. A la hora del almuerzo salía corriendo para comprar un bocadillo que consumía sentado en mi escritorio, mientras trataba de contestar al torrente interminable de correos electrónicos. A raíz de despidos colectivos, los que tenían trabajo tenían que a llevar a cabo los deberes de tres o cuatro personas.

Algunos periodistas, sin duda expresando las inquietudes de los que tenían que pagar impuestos que crecían constantemente, habían empezado a sugerir que a los funcionarios del Estado se les debería obligar a pagar por el privilegio de tener trabajo, por la seguridad, prestigio, y por la iluminación y calefacción subvencionada que iban con el puesto. Fue tal vez por un indicio de su desesperación que el gobierno pareció tomarse esta sugerencia en serio, y la usó como base de su política de “Pagar para trabajar”, que esperaban iba a estabilizar la sociedad, y a salvaguardar el statu quo.

Según esta política, en vez de recibir sueldo, cada trabajador, tanto en el sector privado como en el sector público, debía hacer un pago trimestral a sus empleadores, acorde con el estatus de su puesto. También, los que proveían artículos y servicios, en vez de recibir pago, debían pagar a clientes y empleados, y eran reembolsados por el gobierno, de los fondos contribuidos por funcionarios del Estado.

Esto causó gran asombro a todos, y la política ha sido un gran éxito. El empleo ha aumentado, ya que los empleadores tratan de maximizar los pagos de empleados. Además, un repentino aumento de la demanda ha reactivado la economía.

Mi rutina cotidiana ha cambiado. Ahora el día empieza con un desayuno generoso, y estoy contento porque cuantos más cereales consumo, tantos más me pagará el supermercado. También, la abolición de recortes de empleados ha ocasionado una mejora en el servicio de tren, y por eso no tengo que salir corriendo más a la estación cada mañana. Además, como ahora la ausencia del trabajo por huelgas cuesta a los empleadores directamente, los empleados tienen más poder de negociaciones, y por consiguiente las condiciones de trabajo han mejorado de manera espectacular. No más escritorios temporales, (hotdesks) “no más hacer el trabajo de colegas despedidos.

Gracias a la política “Pagar para trabajar”, este país está otra vez alegre y próspero. Sin embargo, todos nosotros nos sentimos bastante inquietos, un poco inseguros. Porque en lo más profundo de nuestros corazones, comprendemos que todo esto es imposible.

Stephen McFadden

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Aureliano y el hielo

El 7 de September de 2012 en Uncategorized por | Sin comentarios

Aureliano y el hielo

Recuerdo siempre las clases de mi padre. En el cuartito apartado en nuestra casa, nos enseño a leer, escribir y a sacar cuentas. Pero lo mejor era que hablaba de las maravillas del mundo, forzando a extremos increíbles los límites de su imaginación. Cuando tienes cinco años, todo lo que dice tu papá es verdad. Creía firmemente que mi papá se atrevía a caminar sobre el agua.

Cada día, en el cuartito, compartía revelaciones nuevas. Para respaldar las clases, las paredes estaban llenas de mapas inverosímiles y gráficos fabulosos.

Todavía recuerdo vívidamente la tarde de marzo cuando llegaron los gitanos nuevos. Su llegada se había anunciado con los sonidos de los pífanos y tambores en la distancia. Venían a la aldea “pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Memphis”. Todos los habitantes estaban muy alegres de verlos, ya que los sacudían de la rutina cotidiana. Con la sabiduría que da la experiencia, puedo decir que mi papá estaba más entusiasmado que nosotros los niños. Interrumpió la lección de física inmediatamente y los esperó con ansiedad.

Con mi mano en la de mi papá, entramos en “la tienda del rey Salomón”. Papá tuvo que pagar la entrada hasta el centro de la carpa. Mi hermano José Arcadio y yo, apenas lo podíamos creer.

Había un gigante enorme que vigilaba un cofre de pirata. Al ser destapado, el cofre despidió un aliento glacial. Miramos dentro. Podíamos ver un enorme bloque transparente; dentro todos los colores del arco iris. Yo pregunté a mi papá: “¿Qué es?” Mi papá respondió: “Es el diamante más grande del mundo”. “No, es hielo”, rebatió el gitano. Para probarlo, el gitano le invitó a tocarlo. Mi papá extendió la mano sobre el hielo. Sabía que estaba emocionado. Tenía los ojos clavados en el hielo. Quería que nosotros lo tocáramos pero mi hermano José Arcadio tenía miedo de acercarse. Yo, me moría de ganas de poner la mano. Pero, la retiré de inmediato. Me ardían los dedos. De regreso a casa, mi padre estaba fascinado con el hielo. Repitió una y otra vez “este es el gran invento de nuestro tiempo”.

Jamás logramos llegar a la casa. Papá, José Arcadio y yo, nos encontramos al fondo del arco iris. Hacía frío pero nos movíamos rápidamente. Primero sobre la tierra. Después sobre el agua, una gran extensión de agua. Era excitante. Mi papá parecía disfrutar la experiencia. Pero mi hermano se puso a llorar. Papá le dijo: “¡Cálmate!” “Disfruta del entorno. Vamos a recibir los beneficios de la ciencia” “¿A dónde vamos?”, preguntó mi hermano. “A ver el mundo” respondió papá. De repente miramos la tierra. Entonces vi un dinosaurio. Grité a mi papá: “¡Papá, mira el dinosaurio!”. Mi hermano estaba igual de emocionado. El dinosaurio avanzó hacia nosotros. Era enorme pero dócil. Bajó la cabeza de una manera agradable. Estábamos atónitos cuando con una voz profunda preguntó: “¿A dónde vais?” Como si fuera lo más normal del mundo, mi hermano respondió: “A Macondo”. De repente estábamos aferrados al dinosaurio. “¿En qué dirección?” preguntó el dinosaurio. Papá alargó la mano para agarrar su brújula, “Hacia arriba”, dijo. Nos pusimos en marcha.

Cruzamos montañas, ríos y desiertos. Pronto alcanzamos el mar de Macondo. Era excitante. Me sentía en las nubes. Justo cuando llegábamos a Macondo, me desperté. Abrí los ojos. Mamá estaba al lado de mi cama. “Es la hora de desayuno, Aureliano” dijo.

Mary Crowley

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Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota [5 de 5]

El 29 de April de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota: Instrucciones para pasar el invierno

Antología de textos del Curso de escritura creativa y literatura en el Instituto Cervantes de Dublín. (Octubre a febrero 2011)

En esta antología se hayan recogidos textos de los alumnos del Curso de escritura creativa y literatura, realizado en el Instituto Cervantes de Dublín este invierno de 2010. Si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián y Patricia García, hemos decidido modificar lo mínimo posible los textos originales, y así mantener el estilo de cada autor.

Hoy, última entrega de la serie, presentamos el último cuento

  • La bella durmiente: La Bella durmió casi cien años. El Príncipe apareció y encontró la cama fría, sin vida, con la mujer más bella del mundo. Sabía qué debía hacer. La besó. (Sigue leyendo)

Esperamos que hayáis disfrutado de la serie. Os esperamos en nuestro próximo curso de escritura creativa.

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Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota [4 de 5]

El 21 de April de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota: Instrucciones para pasar el invierno

Antología de textos del Curso de escritura creativa y literatura en el Instituto Cervantes de Dublín. (Octubre a febrero 2011)

En esta antología se hayan recogidos textos de los alumnos del Curso de escritura creativa y literatura, realizado en el Instituto Cervantes de Dublín este invierno de 2010. Si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián y Patricia García, hemos decidido modificar lo mínimo posible los textos originales, y así mantener el estilo de cada autor.

Hoy presentamos:

  • La idea perfecta: Eran las siete de la tarde. Maximilian se sentó en el Bachelor Inn Bar cerca del río Liffey. Terminó de beber su decimotercera copa de Jameson y como siempre en viernes esperó a su mejor amigo. Kieran siempre llegaba tarde. Era casi ocho años menor que Max y para su explicación siempre usaba su edad. (Sigue leyendo)
  • La nieve:
    Me despierto por la mañana,
    Miro por la ventana
    Un paisaje nevado
    En esta estación dormida. (Sigue leyendo)
  • Los tres cerditos: Había una vez, hace mucho mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana, una ciudad muy bonita llena de riqueza que se llamaba “La ciudad de las Burbujas”. (Sigue leyendo)

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Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota [3 de 5]

El 14 de April de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota: Instrucciones para pasar el invierno

Antología de textos del Curso de escritura creativa y literatura en el Instituto Cervantes de Dublín. (Octubre a febrero 2011)

En esta antología se hayan recogidos textos de los alumnos del Curso de escritura creativa y literatura, realizado en el Instituto Cervantes de Dublín este invierno de 2010. Si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián y Patricia García, hemos decidido modificar lo mínimo posible los textos originales, y así mantener el estilo de cada autor.

Hoy presentamos:

  • Ojalá no se hubiera inventado: En Dublín, hace casi 30 años, se usaba algo cada día que casi todo el mundo odiaba. Pensaban, de algún modo raro, que era necesario para la vida diaria. Algunos pensaban que no había ninguna otra alternativa. ¿Cómo se equivocaron tanto? (Sigue leyendo)
  • Un encuentro fortuito: Hacía un año él trabajaba muchísimo y viajaba de vez en cuando. Esperaba verla en el vuelo pero siempre estaba desilusionado. Tenía un amigo que le pidió ayudarlo en un proyecto en África del Sur. Duraría dos semanas, en una barriada donde construían casas para la gente de la zona. (Sigue leyendo)
  • La libertad: Esa mañana me levanté y por primera vez me sentí libre. Vestido de marrón, con un traje muy de moda, cogí el metro. Estaba casi solo en el andén; eran las 6 de la mañana. Pero tenía que estar ahí a las 7.  Y eso, para mí, era la libertad. (Sigue leyendo)

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Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota [2 de 5]

El 1 de April de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota: Instrucciones para pasar el invierno

Antología de textos del Curso de escritura creativa y literatura en el Instituto Cervantes de Dublín. (Octubre a febrero 2011)

En esta antología se hayan recogidos textos de los alumnos del Curso de escritura creativa y literatura, realizado en el Instituto Cervantes de Dublín este invierno de 2010. Si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián y Patricia García, hemos decidido modificar lo mínimo posible los textos originales, y así mantener el estilo de cada autor.

Hoy presentamos:

  • La primera vez: 28 de diciembre 2020. Son las once de la noche. Mi última bombilla se apagará rápido. Intento disfrutar de los últimos momentos de luz. El generador de energía se sigue vaciando. No tengo otro, como la mayoría de la gente.  (Sigue leyendo)
  • El niño que quería ser Dios: Era noche oscura. Nevaba muchísimo. La Noche Vieja de 2010 era la más fría de las que recuerdan los viejos habitantes de Polonia. Los últimos minutos del año estaban inquietos por el viento terrible con la gran nevada. El frío penetrante mantenía a la gente alejada de fuera. Todo el mundo prefería estar en sus casas calentando los cuerpos congelados bajo las gruesas mantas. (Sigue leyendo)
  • La cama motorizada: Hoy quisiera informar al público de una invención pionera, que va a revolucionar la vida cotidiana de millones de personas. Remito a un avance tecnológico que ahorrará tiempo y energía, y que contribuirá a relaciones tranquilas y armoniosas sociales: una cama motorizada. (Sigue leyendo)

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Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota [1 de 5]

El 15 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Del dinosaurio deprimido al cerdito en bancarrota: Instrucciones para pasar el invierno

Antología de textos del Curso de escritura creativa y literatura en el Instituto Cervantes de Dublín. (Octubre a febrero 2011)

En esta antología se hallan recogidos textos de los alumnos del Curso de escritura creativa y literatura, realizado en el Instituto Cervantes de Dublín este invierno de 2010. Si hay frases con un tinte algo exótico es porque las editoras, Carmen San Julián y Patricia García, hemos decidido modificar lo mínimo posible los textos originales, y así mantener el estilo de cada autor.

Todos los relatos surgen de ejercicios planteados en clase: reformulaciones de cuentos de hadas, objetos cotidianos que deberían existir y objetos que ojalá no existieran, poemas y felicitaciones navideñas, así como interpretaciones de la palabra “libertad”. Muchos de ellos se gestaron a partir de cuentos famosos, como El avión de la Bella Durmiente (Gabriel García Márquez), Instrucciones para llorar (Julio Cortázar), o “La Libertad” (fragmento de Primavera con una esquina rota, Mario Benedetti).

Hay para todos los gustos: desde dinosaurios deprimidos (texto que abre la antología, cuya primera parte fue el resultado de un ejercicio de escritura colectiva), hasta cerditos en bancarrota por la crisis, pasando por instrucciones para acabar relaciones cortas, inventos como la cama motorizada, del que seguro las Bellas Durmientes se beneficiarán, manuales para vivir sin luz o móvil, así como un maravilloso proyecto para el futuro: extinguir el Dublin Bus.

Además ofrecemos historias para niños que quieran ser Dios, trucos para escritores en crisis creativa y un poema para disfrutar de la nieve que nos ha perseguido.

En resumen, con esta selección hemos querido compartir algunas claves para pasar un buen invierno. Esperamos que os divierta.

Patricia García (profesora del curso)

Aquí va nuestra primera entrega:

El dinosaurio y la bruja

Instrucciones para dejar a un/a novio/a

Feliz Navidad a la Bella Durmiente

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Un encuentro fortuito

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Un encuentro fortuito

Hacía un año que él trabajaba muchísimo y viajaba de vez en cuando. Esperaba verla en el vuelo pero siempre estaba desilusionado. Tenía un amigo que le pidió ayudarlo en un proyecto en África del Sur. Duraría dos semanas en una barriada donde construían casas para la gente de la zona. Ese proyecto funcionaba hace unos años y tenía mucho éxito. Dependía de voluntarios que prestaban su tiempo y, por supuesto, una donación específica. Tenía muchas ganas de ayudar a otros, particularmente a los desfavorecidos.

Llegó el día de salir y fue al aeropuerto y en su equipaje estaba su ropa de trabajo. Por supuesto no reservó un asiento en primera clase. Reservó un asiento con el grupo que volaba en clase turista. No le importaba no viajar cómodamente.

Al encontrar al grupo en el Aeropuerto Schipol en Amsterdam sintió mucha energía y le acogieron con entusiasmo. Como era de noche, los pasajeros se prepararon para dormir tras la comida. El grupo, él incluido, quería llegar descansado y estar listo para empezar su tarea.

Cuando desembarcaron del vuelo en el Aeropuerto de Capetown el día amanecía luminoso y soleado. Un autobús les esperaba y tras recoger las maletas salieron para la chabola. Se conocieron en el camino pero la vista maravillosa del paisaje les llamó la atención. Pasó el tiempo rápidamente y al cabo de poco llegaron. Los vecinos de la comunidad los acogieron calurosamente de manera excepcional. El grupo sentía que era un acontecimiento muy esperado y se alegraron mucho que hubieran llegado.

Después de las bienvenidas y celebraciones, se pusieron a trabajar con ganas. Ya habían puesto en marcha un plan para el jefe y los otros voluntarios. Les asignaron unas tareas y el objetivo era lograr la construcción de diez casas dentro del plazo. Para él su tarea era la hormigonera y ayudar al albañil. No tenía problemas para dormirse por la noche, estaba cansado pero satisfecho. Por la mañana despertó de un sueño profundo y fue al comedor afuera para desayunar con sus colegas.

Apenas podía creer lo que veía. La vio sirviendo el desayuno con total naturalidad. Al llegar su turno sus miradas se cruzaron. La miró otra vez y dijo con una sonrisa de bienvenida: “Me parece que nos conocemos”. Él respondió: “Sí, en un vuelo hasta Nueva York”. “Claro, me acuerdo ahora, fue durante la tormenta de nieve”. La cola de sus colegas le alcanzó y tenía que adelantar.

En los días siguientes se exigieron mucho a sí mismos para lograr su objetivo. De vez en cuando la vio y se saludaron como si fueran amigos de antaño. Pero estaba deseando conocerla más. Los días pasaron volando y con mucha alegría y celebración para los vecinos, las casas estaban listas para ocupar. Compartió una gran satisfacción por haber contribuido al proyecto con el grupo. Con mucha parafernalia abrieron las casas y radiantes de alegría las familias se mudaron de las chabolas.

Para celebrar sus esfuerzos voluntarios el jefe había organizado la despedida. Era un viaje a Capetown y una visita a Table Mountain. Aprovechó la oportunidad de invitarle a sentarse al lado de él en el autobús. Por suerte se había dignado a aceptar la invitación. Fueron las dos horas más rápidas de su vida. Era de Venezuela. Creció en un ambiente pobre. Su familia se había mudado a los Estados Unidos cuando era muy joven. Recibió una buena educación y por eso se hizo Representante de Niños en la ONU.

De repente dijo: “Y tú, cuéntame de ti”. El autobús había llegado al pie de Table Mountain y se alegraba de prolongar la conversación. Subieron lentamente la montaña. Sintieron un gran alivio al alcanzar la cumbre. La vista desde la cumbre era magnífica y con la chica más bella del mundo a su lado sintió que no la perdería por nada del mundo. Entraron en el restaurante y cualquiera se hubiera dado cuenta de que lo estaba gozando.

M. Crowley

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¡Ojalá no se hubiera inventado!

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

¡Ojalá no se hubiera inventado!

En Dublín, hace casi 30 años, se usaba algo cada día que casi todo el mundo odiaba. Pensaban, de algún modo raro, que era necesario para la vida diaria. Algunos pensaban que no había ninguna otra alternativa. ¿Cómo se equivocaron tanto?

Es difícil de imaginar hoy en día que en el año 2010 todavía se usara un modo de trasporte tan ineficiente, tan sucio, tan ruidoso y tan incómodo: se llamaba Dublin Bus.

Algunos tenían que sufrir el Dublin Bus cada día. Aguantaban un horario imprevisible, conductores abruptos y sillas rotas, a veces empapadas con líquidos no identificables. ¡Pero aún peor, la gente paga por este castigo! Además, no eran solo los que montaban en el Dublin Bus que sufrían sino también los peatones y ciclistas que tenían que soportar el humo y los gases que emitían esos vehículos.

Por alguna razón, nunca descubierta, los conductores del Dublin Bus pensaban que los caminos de las bicis servían para los buses también, y aterrorizaban diariamente a los ciclistas de la ciudad. El medio ambiente sufrió también como los buses gastaban lo poco que quedaba de los combustibles no renovables.

Sí, es difícil de imaginar hoy en el año 2040, cuando casi no dejan a los buses, ni a los coches entrar en el centro de la ciudad, que había un tiempo que solo se veían buses gigantes, amarillos y azules, echando su humo negro por todos los sitios. Ahora como el 70% de los ciudadanos viajan por el centro en bici, el resto en coches electrónicos, tranvías electrónicos y metro, es casi imposible recordar los viejos tiempos de trasporte ineficiente. ¡Menos mal que nos quedamos sin petróleo!

Siobhan McNamara

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Los tres cerditos

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Los tres cerditos

Había una vez, hace mucho mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana, una ciudad muy bonita llena de riqueza que se llamaba “La ciudad de las Burbujas”.

Vivían en esa ciudad, tres cerditos que eran muy amigos. Los cerditos se conocían desde que eran niños. Ahora los tres trabajaban en la misma fábrica multinacional en las afueras de la ciudad de las burbujas. No faltaba de nada allí y tenían muy buena vida. Ganaban suficiente para disfrutar de toda la diversión y ocio que se ofrecía en la ciudad de las burbujas. Cada fin de semana gastaban lo que ganaban para salir de fiesta, beber cócteles y encontrar cerditas.

Todo iba muy bien, salvo una cosa. Los tres cerditos todavía vivían con sus padres y cada vez más deseaban independencia y sus propias casas. Surgía un dilema: ¿cómo los cerditos podrían continuar viviendo bien y también comprar unas casas?

El primer cerdito era el más listo de todos. Decidió ahorrar más y salir menos. Hizo horas extras en la fábrica y después de un año tenía una fianza suficiente para comprar una casa pequeña bonita con una hipoteca manejable.

El segundo cerdito también ahorró pero tampoco quería dejar su vida tan divertida. Él tenía gustos más ambiciosos que el primer cerdito y compró una casa el doble de grande que la casa de su amigo. Estaba muy contento, aunque tenía una hipoteca bastante grande y no quedaba nada de sus ahorros.

El tercer cerdito era el más arrogante de todos. Cuando vio las casas de sus amigos se puso muy celoso. No tenía paciencia para ahorrar ni para esperar que la casa de sus sueños bajara de precio. Pero tenía un plan. El banco de la ciudad de las burbujas ofrecía hipotecas de un 100% y con eso podría continuar viviendo bien y conseguir una casa gigante, ¡unas tres veces más grande que la del primer cerdito!

Así vivían los tres cerditos, contentos en sus tres casas. El tercer cerdito hacía las mejores fiestas donde se conocía a las cerditas más guapas y nunca faltaba ni para comer ni para beber. Vivían bien, hasta que un día cambió todo…para siempre. La fábrica donde trabajaban los cerditos se cerró y se mudó a otra tierra.

La fábrica donde trabajaban los cerditos se cerró y se mudó a otra tierra. Los tres cerditos estaban sin trabajo. Pero aún peor, el Banco de la Ciudad de las Burbujas era insolvente y fue comprado por el Banco de los Lobos, que era mucho más agresivo, y no tenía pena por sus préstamos. Los cerditos estaban en crisis.

El primer cerdito, afortunadamente tenía ahorros y con su finiquito de la fábrica, podía sobrevivir hasta que encontrara otro trabajo.

El segundo cerdito no tenía esperanzas con su hipoteca. Dejó las llaves de su casa en la puerta y huyó a otra tierra en el hemisferio opuesto con su finiquito, para empezar de nuevo allí.

El tercer cerdito estaba aún más destruido y el Banco de los Lobos le perseguía. Por desgracia, como el mercado de las casas se desplomó, la casa del tercer cerdito valía solo el 50% de su precio original…no había solución.

Un día vino un representante del Banco de los Lobos – era el día que temía el tercer cerdito.

“Déjame entrar”, gritó el banquero malvado. “Sé que estas dentro y tengo una orden de la Corte de Justicia”.  Pero no le dejó entrar. El banquero continuaba visitando al cerdito cada día e intentaba encontrarle en persona para mandarle a juicio.

Mientras tanto el cerdito volvió a vivir con sus padres en un dormitorio pequeñito y alquiló su casa gigante para intentar pagar la hipoteca y sus deudas. Eso hizo, y sobrevivió con un poco de ayuda de su mejor amigo, el primer cerdito. Escapó del banquero del Banco de los Lobos, por el momento.

Siobhan McNamara

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La cama motorizada

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

Anuncio importante: la cama motorizada

Hoy quisiera informar al público de una invención pionera, que va a revolucionar la vida cotidiana de millones de personas. Remito a un avance tecnológico que ahorrará tiempo y energía, y que contribuirá a relaciones tranquilas y armoniosas sociales: una cama motorizada.

Si usted tiene una cama motorizada, ya no tendrá que levantarse temprano por la mañana y salir corriendo al trabajo. Al contrario, puede seguir durmiendo mientras la cama, discretamente y sin hacer ruido, sale de puntillas del dormitorio y desciende sigilosamente la escalera.

En silencio, cerrando la puerta detrás de sí, la cama sale a la calle, donde se une a una corriente de otras camas, cada una con su pasajero durmiente, todas dirigiéndose al camino. Algunas camas van hacia la carretera al centro, con su carril de camas, otras van a la estación, donde suben en el coche dormitorio especialmente adaptado.

Durante el viaje al trabajo, los dormilones pueden ponerse al día con esos importantes minutos adicionales de sueño o, si hay una gran ocasión como un cumpleaños, pueden disfrutar del desayuno en la cama. Diez minutos antes de llegar a su destino, los dormilones se despiertan por una vibración apacible de dentro del colchón, y se proveen de una taza de café por una cafetera automática sujetada a la cabecera.

Mientras tanto las camas que viajan por la carretera han pasado por un drive in, donde a los pasajeros se les ofrece café.

Cuando las camas llegan al lugar de trabajo, al que acceden por medio de rampas especiales, avanzan a la terminal apropiada. Allí “los dormilones”, ahora totalmente despiertos, descansados y tranquilos, realizan sus tareas diarias.

Al fin del día, algunos vuelven a la casa, mientras otros van con amigos a tomar unas copas, o a cenar en un restaurante. Los bares y restaurantes están adaptados para permitir que los amigos se agrupen en sus camas, un poco a la manera de los romanos antiguos.

En este punto, me gustaría dejar claro que los rumores acerca de jóvenes que llegan solos a bares y clubes en camas dobles para buscar pareja son simplemente calumnias que envidiosos inventores rivales han hecho circular.

Sin embargo, las camas motorizadas ofrecen muchas ventajas sociales. Por ejemplo, las excursiones a la playa o de picnic serían mucho más cómodas, si los participantes siguieran recostándose en sus camas, en vez de intentar sentarse en la arena o en rocas incómodas.

También, en el buen tiempo, los veraneantes podrían dormir bajo el cielo estrellado en sus lugares a elegir, sin tener que pagar cuentas caras de hoteles. Además nuevas formas de deporte podrían ser posibles. Por ejemplo, camas con motores trucados podrían echar una carrera en pistas especiales, sus dueños recostados manejando mediante mandos en la almohada.

 Camas anfibias podrían competir, y habría un premio a la primera persona que circunnavegase el mundo.

En realidad podría haber muchos usos para esta invención fantástica, y yo debo conseguir trabajar en ello en seguida…ojalá pudiera levantarme de mi cama.

SMcF

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El dinosaurio y la bruja

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

El Dinosaurio y la Bruja

Estaba muy deprimido. Pensaba en su dinosauria día y noche obsesivamente. Había dejado la cueva hacía diez años y desde entontes la estaba esperando. La cueva estaba en las montañas, rodeada de árboles, cerca de un volcán.

Apareció una bruja que lo conocía bien. Estaba enfadada al ver a su amigo tan deprimido. “¡Es insoportable!”, dijo la bruja, “Necesitas ayuda porque yo ya no te aguanto”. El dinosaurio replicó: “Vale, pues concédeme un deseo”. “Estoy cansada, estoy demasiado vieja para estas cosas. Tendrás que resolver tu problema por ti mismo”.

Entonces se acostó y soñó que volvía a su época.

Miró a su alrededor. Reconoció el desierto de su infancia. Recordó el paisaje donde jugaba con sus hermanos. Ya podía oír la voz de su mamá: “Salimos a jugar” y fueron en familia al desierto entre el río y el mar. Los alrededores le eran familiares; las rocas, la arena, el espacio, la gran extensión del terreno. Sonreía de oreja a oreja. Los recuerdos se agolparon en su memoria, su padre llevándolo a cuestas, la búsqueda de alimentos en el río y en el mar. De repente unos ruidos fuertes le hicieron volver a la realidad de un golpe.

¡Mira! No podía aguantar su asombro al ver la llegada de una muchedumbre que alborotó la tranquilidad. Rápidamente, de un paso, se escondió detrás de una montaña. De lejos podía ver un gran desorden y confusión. La gente llegó con carpas solitarias, banderas, fotografías, y algo que le desconcertó, velas de duelo.

Se quedaron allí, rezando, llorando, blasfemando. Estaba perplejo, no sabía qué pasaba. Esperó a que su amiga, la bruja, viniera. Puede ser que ella supiera algo. Normalmente se las sabía todas.

Hacía tiempo que los venía observando. Se sintió triste al oírlos llorando y rezando. Pero no estaba triste por él. Estaba triste porque no podía ayudar a los desdichados.

Se le llenaron los ojos de lágrimas. ¡Vamos! ¡Cálmate! La bruja apareció. Le contó la tragedia de los mineros. Estaban atrapados casi tres meses en la profundidad de la mina. “Pero aun están vivos. La gente en la superficie intenta izarlos con seguridad. Los riesgos que implica son enormes”.

– ¡Puedes ayudarles!
– ¿Cómo?
– Eres un dinosaurio jorobado, puedes entretener a los niños. Están muy tristes sin sus padres. Puedes llevarlos a cuestas.

El dinosaurio lo pensó. La idea le animó.

En los días siguientes estaba alegre. Los niños estaban encantados con el dinosaurio hasta que…

De repente pudo oír un gran grito de alegría. El primero de los atrapados había sido izado a la superficie. Los niños abandonaron el dinosaurio para esperar a sus padres. Se sintió muy solo pero no por mucho tiempo.

Después del rescate, el gobierno anunció que la mina se iba a convertir en parque nacional para dinosaurios.

Mary Crowley

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La idea perfecta

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

La idea perfecta

Eran las siete de la tarde. Maximilian se sentó en el Bachelor Inn Bar cerca del río Liffey. Terminó de beber su decimotercera copa de Jameson y como siempre en viernes esperó a su mejor amigo. Kieran siempre llegaba tarde. Era casi ocho años menor que Max y para su explicación siempre usaba su edad.

– Que la fuerza esté contigo – era la primera frase que usaban para saludarse. Los dos eran admiradores de La Guerra de las Galaxias.

– Y contigo, amigo – respondió Max. – Llegas tarde, otra vez.

Kieran sonrió y dijo sin sorpresa: “Sabes cómo somos, a nosotros los jóvenes, no nos importa el tiempo, vamos a nuestros problemas”. Era típico. Kieran era un hombre de treinta años pero parecía más joven. Era muy atractivo y siempre encontraba el tiempo para los amores. No era el típico poeta. En sus cuadernos de poesía era muy serio y dramático, en la vida muy optimista y amable.

Max era su contrario. Siempre serio, deprimido, nada en su vida le consolaba. En treinta y ocho años, se había divorciado dos veces, no mantenía contacto con su familia y solo tenía un amigo: el poeta. Empezó su carrera de autor de novela negra muy pronto cuando tenía veintitrés años. Con sus historias negras con humor cínico encontraba a muchos admiradores en su patria.

Cinco de sus libros eran bestsellers y otros cinco habían vendido muchas copias también. Sin embargo, desde hace dos años Max batallaba con una gran depresión y con deficiencia de ideas perfectas para su nuevo libro.

– Necesitas relajarte Max. Haz yoga o meditación. Eres demasiado pesimista, no es bueno para inventar las historias.

Esta conversación la escuchó el Desconocido sentado en la mesa de al lado. El hombre tenía barba de cuatro días y ojos alarmantes. Terminó de beber la segunda pinta de Guinness, quiso pedir otra pero paró escuchando atentamente la conversación de los dos artistas.

– Perdónenme señores… pero oí su conversación… sin intención… perdón, no quiero interrumpir y mezclarme pero yo puedo tener la solución para ti, Max… ¿No te importa que te llame Max, no? – preguntó el Desconocido con voz ronca.

Kieran quiso deshacerse del tipo chanchullero inmediatamente pero no consiguió abrir la boca cuando su amigo respondió desesperadamente: “Ningún problema. ¿Cómo puedes ayudarme?” El Desconocido sonrió mostrando sus dientes podridos.

– Vale… vale… ¿Buscas ideas perfectas, no? Las mejores ideas son las más austeras. ¿Por qué no usas tu vida como inspiración? Empieza tu novela escribiendo de la visita de un autor en… un bar y… un encuentro con un amigo… después este autor podría pensar en lo que podría ocurrirle y su amigo y lo escribe.

La idea es… si las historias en el manuscrito del autor son optimistas él tendría situaciones maravillosas en la vida, si las historias son negras… sabes… ¡horror! El hombre se rió histéricamente.

– Es buena idea, muy inspiradora. Gracias amigo, ¿qué puedo hacer por ti? – exclamó el autor.

– Nada, nada, ¡que te aproveche!… Puedes comprarme otra copa de Guinness y todos seremos felices, ja ja ja.

– ¡Por supuesto! – Max no recordaba cuándo se había sentido tan feliz. Quería empezar a escribir inmediatamente, compró Guinness para el Desconocido, se despidió de su sorprendido amigo y corrió a su apartamento en Dublín 2.

Escribió todos los días y noches. No tenía tiempo para su amigo, ni para periódicos ni tele. Era especialista en novela negra, entonces su mente siempre buscaba situaciones negras, duras; la vida en sus historias era de mala fortuna.

Empezó su novela con la visita de un autor en un bar y un encuentro con un amigo después este autor pensó en lo que podría ocurrirle a su amigo y lo escribió. El protagonista perdió a la familia en circunstancias muy graves. Los padres murieron en la autopista chocando con un camión con gasolina. Su hermana única, su marido y dos niños y otras cincuenta personas se hundieron con el barco.

El agua del Mar Irlandés era muy fría y el equipo de socorro no lo consiguió a tiempo. El amigo del autor inventado murió en el Dart apuñalado por una banda de jóvenes. Su historia casi estaba terminada solo necesitaba el fin adecuado, fuerte, de sangre como sus otros cuentos. Decidió ir al Bachelor Inn. Era viernes, entonces esperaba que Kieran estuviera allí.

El bar estaba desierto. En el rincón estaba sentado solo un borracho delirante con una botella casi vacía. Era octubre y el tiempo se empeoró, hacía mucho viento, la gente prefería estar en casa, las calles estaban sin vida.

Max se sentó en su asiento favorito y esperó a Kieran. Tenía muchas cosas para decirle. Todas estas ideas, casi terminado el libro de calidad fantástica. Era ya muy tarde y Kieran no vino. Intentó llamarle por teléfono pero el poeta no contestó. Decidió beber la última copa de Jameson y regresar a casa.

Max estaba muy contento, quería agradecer al Desconocido por abrir la puerta de su imaginación con tan simple idea, idea perfecta.

Era la una cuando la puerta del bar se abrió y Max vio al Desconocido, hombre al que debía tanto. Él se acercó a Max. Mostró sus dientes podridos con una sonrisa radiante.

– ¡Hola hombre! ¿Qué tal? ¿Qué tal va tu libro? – preguntó.

Max con mucha pasión empezó a contarle los meses de su trabajo, agradeciendo al Desconocido muchas veces. El hombre escuchó con mucha paciencia todos los detalles de la historia que había sugerido él. Oyó todo sobre la vida del protagonista, de la muerte de su familia y amigo. El autor apuntó que solo necesitaba escribir el fin de la historia.

– ¿Y cuál es el fin? – preguntó Desconocido.

– ¡Hombre! No sé si puedo confesar eso… es muy especial… – dudó Max.

– ¿Por qué, hombre? Yo te ayudé tanto. Me debes…

– Vale… el protagonista… el autor será matado…

– ¿Y cómo? – preguntó el hombre de sonrisa podrida.

– Pues… el autor está en un bar… y… es matado con la pistola de alguien que no conoce y el barman encuentra su cuerpo.

Era las dos y cuarto. El barman volvió del baño. Echó un vistazo a la mesa donde estaba sentado el autor. La cabeza de Max yacía en la mesa en un charco de sangre. El bar estaba vacío.

Julia Janiszewska

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La nieve

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

La nieve

Me despierto por la mañana,
Miro por la ventana
Un paisaje nevado
En esta estación dormida.

Copos de nieve
Caen  revoloteando,
Silenciosamente danzando
En el paisaje nevado.

En la distancia
Las colinas nevadas
Nos hacen señas,
¡Venid a uniros!

El petirrojo hambriento
Protegiendo su territorio,
Busca el gusano
En la tierra helada.

Contra el horizonte
Los árboles pelados,
Están parados.
Majestuosas estatuas.

Temperatura bajo cero
Carámbanos por la muralla,
Al lado el hielo y la helada
Compila el paisaje nevado.

M. Crowley

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La libertad

El 3 de March de 2011 en Uncategorized por | Sin comentarios

La libertad

Esa mañana me levanté y por primera vez me sentí libre. Vestido de marrón, con un traje muy de moda, cogí el metro. Estaba casi solo en el andén; eran las 6 de la mañana. Pero tenía que estar ahí a las 7.  Y eso, para mí, era la libertad.

Recuerdo cada detalle; cada momento de aquel alba. Al caminar por la ciudad, miré el cielo azul, azul profundo, por encima, sentí el calor del sol en la espalda y la emoción y esperanza.  He revivido esa viaje muchas veces desde entonces: cada camino, cada escalera por la que caminé, incluso el ruido de mis pies pisando en las escaleras, al llegar a la oficina.

Y llegué. Un hombre rubio y muy alto, vestía también un traje de moda que le daba aspecto de importante, me estrechó la mano. Crucé la oficina hasta donde iba a sentarme y una, dos, tres, tal vez cinco, personas me dieron la mano, me dijeron palabras de apoyo. Miré por la ventana los edificios cercanos, muy altos, muy modernos, y al aire fresco, las nubes y los pájaros volando arriba. Y pensaba en la libertad.

Todavía estaba pensando en la libertad cuando llegó el director para darme la bienvenida. Pensaba en ese día desde hacía 6 años. Por aquel entonces estaba en Argelia, el país en el que nací. Aunque fuera licenciado en derecho y economía, nadie me daría trabajo, nadie se atrevería. Como había apoyado, o sea mi familia había apoyado, al partido que perdió la Guerra civil, no encontré trabajo. Aunque había ganado las elecciones, ese partido había perdido la guerra civil que había seguido a las elecciones.

La ausencia de libertad es la pérdida de la esperanza de vivir, de trabajar para ganar dinero, la pérdida de la forma de mejorar la vida. Sí, después de la guerra podía andar por las calles y por el campo y sentir el aire fresco. Pero la libertad significa algo más;  significa la habilidad de cambiar e influir en lo que pase en tu vida. Eso no se puede hacer si andas con miedo.

Estuve 6 años buscando la libertad. Llegué a España, tras un peligroso viaje. Llevaba tres años huyendo de los traficantes a quienes debía dinero y cinco años discutiendo con el sistema de justicia para que me reconociera como refugiado.

Un juez lo hizo cinco años y medio después del día en que dejé mi país. Hoy empiezo la vida de nuevo.

Para algunos la libertad empieza cuando pasan por la salida del trabajo y comienzan la vida personal. No puedo imaginar el día en que la libertad sea eso para mí.

Catherine Lynch

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