¿Qué supone para ustedes presentar Las Cruces en Londres?
Es nuestro estreno en Gran Bretaña, siempre es interesante oír las opiniones de públicos distintos al chileno, al latinoamericano y al iberoamericano, quienes lamentablemente compartimos una parte oscura de nuestro pasado reciente y llevamos la historia de la película a nuestros terrenos particulares. Por eso, es importante contrastar la universalidad de esta historia sobre estos crímenes atroces. Aunque surgieron en un contexto particular, hablan de la banalidad del mal, sobre el sector económico como el poder fáctico y sobre como se escribe la historia oficial desde las esferas del poder.
¿Cuál está siendo la acogida en Reino Unido?
En la sala Bertha DocHouse se vendieron todas las entradas, nos ha sorprendido la respuestas del público londinense.
Las Cruces fue grabada en 16mm, ¿por qué este formato?
Trabajamos en fílmico desde que aprendimos cine en la escuela de cine -ya tenemos una edad-, entendimos el cine en este formato y aún seguimos intentando mantenernos fieles a este material. Más que por una fascinación por las características plásticas de la imagen fílmica, nos interesa la metodología que implica, el material es caro, escaso y delicado, nos obliga a preparar mucho cada toma, a ensayar, a estar muy concentrados, a filmar poco y esto en los tiempos que corren es toda una declaración de principios, digamos que es una postura consciente en oposición a la banalización de las imágenes en la era de las redes sociales.
¿Por qué decidieron hacer este documental?
Este caso tiene varias particularidades respecto a la totalidad de crímenes de la dictadura, la primera es la participación de privados en los crímenes, la segunda es que hay confesiones de los victimarios, la tercera es el tiempo que se ha tomado la justicia en dictar sentencia y este es un detalle muy sintomático de la relevancia simbólica de este caso, pues sería la primera vez que se imputa a una empresa de una familia poderosa como cómplice directa de crímenes de desaparición y asesinato de ciudadanos chilenos por sus ideas políticas.
¿Cuál fue la respuesta entre los familiares de los 19 asesinados?
Ellos estuvieron siempre de acuerdo con el proyecto, a pesar de que les dábamos voz a los testimonios de los asesinos en vez que a los suyos. Entendieron desde el inicio la idea central de la película y colaboraron en todo munido sin imposiciones ni condición alguna. Ayudaron en la elección de los habitantes del pueblo que leyeron los documentos judiciales, ya que la única condición que les pusimos a los familiares fue que no queríamos exponerlos ni someterlos a la lectura frente a cámara. Nuestra intención era cuidarlos, trabajar junto a ellos, no utilizar su sufrimiento.
¿En qué trabajan ahora?
Lo próximo es una exhibición en Port Bou a finales de Septiembre en torno la figura de Walter Benjamin y su trágica muerte. Preparo una pieza fílmica -mediometraje experimental- sobre su viaje por el Pirineo Oriental antes de que se quitase la vida. Con Teresa -la co-directora de Lss Cruces- estamos desarrollando juntos tres proyectos nuevos, los tres tratan sobre la historia colonial en Chile, desde la colonización española a la colonización planificada de ciudadanos del norte de Europa en el XIX y la post y neo colonización actual de las provincias más periféricas. Tenemos un estudio llamado Laguna Negra, después de Las Cruces tenemos muchas ganas de sacar pronto una nueva película juntos, ojalá ya tengamos algo el próximo año.