BILBAO
La ciudad del Guggenheim es el escenario en el que transcurre la novela José Javier Abasolo. Bilbao es sin duda una ciudad atractiva a primera vista. Una ciudad industrial en constante renovación. Los grandes proyectos de arquitectónicos y de infraestructura han servido de motor a la renovación urbanística y económica de la ciudad. El museo Guggenheim, el Palacio Euskalduna, el metro de Norman Foster o el aeropuerto de Calatrava son ejemplos de la deslumbrante vitalidad que se respira en Bilbao y sus lugares de visita obligada.
La ville de Guggenheim constitue la scène où se déroule le roman de José Javier Abas olo. Bilbao est sans nul doute une ville qui attire au premier coup d’œil le visiteur. Une ville industrielle en constante rénovation. Les grands projets architecturaux et d’infrastructures ont servit de moteur à la régénération urbanistique et économique de la ville. Le Musée Guggenheim, le Palais Euskalduna, le métro de Norman Foster ou l’aéroport de Calatrava sont des exemples de l’éblouissante vitalité qui se respire à Bilbao et lieux obligés de visite.
“Sus pensamientos fueron interrumpidos por los aplausos que repentinamente empezó a escuchar y que desaparecieron igual de repentinamente a los pocos segundos. Esos efímeros aplausos le hicieron volver a la realidad. Se encontraba en el Salón Árabe del Ayuntamiento de su ciudad, donde el alcalde acababa de dar una recepción en honor del equipo que iba a filmar en Bilbao y sus alrededores la que ya se denominaba como gran producción vasco-hollywoodiense. En realidad los vascos lo único que iban a poner en la película era el escenario, así como la gastronomía y algún que otro técnico menor que en el futuro presumiría, y así constaría en su curriculum, de haber trabajado en una película de Jack White, dirigida por Vernon Zablowsky y cuyos protagonistas principales eran Ellen Buster y Larry Moore, pero las normas de cortesía obligaban a hablar de producción vasco-hollywoodiense como si, de esa manera, al personal aborigen se le pegara algo del glamour que se supone innato en los habitantes de la meca del cine.
– … alzo por tanto mi copa en honor de nuestros visitantes norteamericanos con la esperanza de que los frutos de esta colaboración que hoy iniciamos entre los representantes de la más poderosa industria cinematográfica mundial y nuestra ciudad, una ciudad que siempre se ha caracterizado por su talante liberal, tolerante, abierto y emprendedor se consoliden para satisfacción de ambas partes y, sobre todo, de la cultura, que es lo que diferencia las sociedades civilizadas de las primitivas, y lo que engrandece.
Con una cita de Miguel de Unamuno, que no venía a cuento pero a las que era muy aficionado, finalizó el discurso del alcalde y, tras los nuevos y pertinentes aplausos de cortesía. Los asistentes al acto volvieron a hablar entre ellos elevándose un ostensible murmullo que arrastró también a Iñaki Artetxe.” Hollywood-Bilbao, de José Javier Abasolo