Martes, 28 de enero, de 19 a 21 h.
Apoyado en el pretil del Pont Neuf mira pasar las barcazas y siente el sol del verano en el cuello y los hombros (P.G.M.). Así se describe la fotografía de André Kertesz, titulada Pont des Arts que ilustra la edición de Anagrama del libro con que inauguramos 2014 en el Club de lectura del Instituto Cervantes de Bruselas.
Vila-Matas rememora con ironía sus días de aprendizaje literario en una buhardilla de París, cuando siguiendo las pautas que le había dejado resumidas en una cuartilla Marguerite Duras, quien además era su casera, nos va contando sus primeros pasos como escritor y la historia de cómo en su juventud viajó a París para imitar la vida bohemia de Ernest Hemingway en el momento en que éste escribía París era una fiesta. Vila-Matas toma precisamente el título del último capítulo de la obra del creador americano, pero mientras que Hemingway fue muy pobre y muy feliz, el autor español dice que él, en París, fue muy pobre y muy infeliz.
Este mapa literario y biográfico nos sitúa plenamente en el universo vilamatiano, en el que, según Scott Esposito, nos movemos en la ironía, la parodia, la paradoja y la futilidad de todo, y [cuyo] objetivo es mezclar ensayo, ficción y autobiografía con el fin de representar no la realidad, sino la verdad.
En el Club de lectura de la biblioteca Gerardo Diego comenzamos 2014 con uno de los escritores que mejor recepción ha tenido fuera de España y que representa una forma arriesgada de narrar, llena de sugerencias literarias en las que sumerge al lector como en una especie de magia de la que es difícil salir. Entre sus páginas encontramos a Paul Auster y Robert Walser, a Fernando Pessoa, Julien Gracq o Roberto Bolaño, por nombrar a algunos de los diferentes autores que desfilan entre la multitud de citas y alusiones.
Según el crítico y poeta Andrés Sánchez-Robayna Vila-Matas ha conseguido dar en París no se acaba nunca un tono preciso a cierta sensibilidad contemporánea para la cual hay una continuidad natural entre lo real y lo ficticio. O, si se prefiere, ha sabido ficcionalizar el yo y lo real en términos literarios muy convincentes.
Desde que Enrique Vila-Matas pusiera en marcha en Bartleby y compañía el mecanismo literario de la frase “Preferiría no hacerlo”, extraída de Bartleby, el oficinista del relato de Herman Melville, su obra no ha parado de crecer y explorar un camino que le ha conducido a obras tan estimulantes como El mal de Montano, Exploradores del abismo, o su última novela, Aire de Dylan. París no se acaba nunca se sitúa dentro de esta misma propuesta. Pero, para describir mejor lo que nuestros lectores se van a encontrar, escuchemos al propio autor en unas palabras llenas de actualidad:
Me acuerdo muy bien de que, mientras escribía el libro, pasaba de lo real a lo ficticio sin sentir que cruzaba una frontera, del mismo modo que mi bilingüismo me llevaba, en la vida cotidiana en Barcelona, a cruzar catalán y castellano sin cesar y de la forma más natural; a cruzarlo de una forma tan feliz que ni me enteraba de qué lengua hablaba en tal momento o en tal otro, como si en realidad hablara siempre un solo idioma.
Precio de la sesión: 10 euros. Es necesaria la inscripción previa, ya sea personalmente en la secretaría del centro, o a través de nuestra página en Internet