El escritor nicaragüense, en vísperas de recoger el Premio Cervantes, depositó un legado personal en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Dos cartas originales, una del poeta Rubén Darío y otra del político y militar Augusto César Sandino, «dos nicaragüenses que me legaron un país», ha afirmado.
Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) ha dejado su legado en la caja de seguridad número 1475, donde permanecerá guardado hasta el 5 de agosto de 2022. Un legado con el que entra en la Caja de las Letras «la historia de la poesía y de la prosa, la historia convulsa de Nicaragua, la política y la diplomacia», en palabras de Juan Manuel Bonet, quien ha entregado al autor una llave simbólica como recordatorio y un certificado acreditativo del depósito realizado.
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La investigadora Margarita Salas ha recogido en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes el legado que depositó hace diez años: el primero de los cuadernos con las investigaciones genéticas que realizó en Nueva York en 1964 por encargo del premio Nobel de Medicina Severo Ochoa.
Con ella han estado Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes; José Elguero, presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y Rosa María Menéndez, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La bióloga molecular fue la primera mujer en dejar un depósito en la cámara acorazada del Instituto Cervantes. Más información en nuestra página Web