A lo largo de la última década, la sociedad irlandesa se ha convertido en un referente mundial debido a su compromiso a proteger y avanzar los derechos civiles de todas sus minorías sociales, culturales y étnicas. En Irlanda, hemos vivido una verdadera transformación social caracterizada por un reconocimiento de las desigualdes subyacentes que habían fundamentado la sociedad durante largo tiempo así como una nueva voluntad de corregir las actitudes intolerantes hacia las comunidades más marginalizadas. En este sentido, los esfuerzos realizados por los ciudadanos irlandeses nos recuerdan la importancia de seguir luchando por una sociedad más progresiva basada en la extensión de los derechos civiles a las comunidades olvidadas. A un nivel internacional, el caso irlandés supone un importante ejemplo de los cambios que pueden impulsar la sociedad civil y su capacidad de fomentar un cambio de actitudes hacia los que pueden sentirse aislados del conjunto de la sociedad.
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