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Sir Paul Preston, protagonista del primer “legado a distancia” de la historia del Instituto Cervantes

El hispanista e historiador británico Sir Paul Preston (Liverpool, 1946) anunció hoy en Londres que depositará en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid, a modo de legado, un ejemplar del primer libro que publicó, basado en su tesis, La destrucción de la democracia en España (1978), anotado por el también hispanista Sir Raymond Carr. 

El legado de Sir Paul Preston es el primero que se hace a distancia en la historia del Instituto Cervantes. El historiador británico padece problemas puntuales de salud que le impiden desplazarse a España, por lo que el libro donado viajará en un maletín rojo custodiado por el director de la institución española, Luis García Montero. 

“Es un gran honor unirme a la Caja de las Letras, máxime cuando parece que hay poquísimos escritores que no son de lengua española, y eso me ha conmovido”, destacó el historiador británico, quien eligió que se abra su caja en cinco años, pensando en que sea una fecha cercana. 

El texto, un documentado estudio que rastrea los orígenes de la Guerra Civil española, nació de la tesis doctoral que presentó en la Universidad de Oxford sobre las conspiraciones monárquicas en contra de la República española, y es un ejemplar muy apreciado por el hispanista, ya que tiene anotaciones de su maestro de  Sir Paul Preston, el también historiador e hispanista británico Sir Raymond Carr (1919- 2015).

“Si dejas un objeto sin más, para mí no tiene mucho interés para quienes abran la Caja de las Letras en el futuro. Por eso pensé que si la abre alguien interesado en mi trabajo, esto tiene el doble de interés, ya que es mi libro y está anotado por Raymond Carr. Además, a mí me llegó este ejemplar de una forma muy estrafalaria: una amiga lo encontró en una librería de segunda mano y luego me lo regaló”, explicó Sir Paul Preston.

Discípulo de Hugh Thomas

La infancia de Sir Paul Preston transcurrió en un barrio obrero de Liverpool, una ciudad muy castigada por los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, ya que era el puerto que recibía los envíos de comida y armamento desde Estados Unidos. 

“Yo nací justo después de la Guerra, pero en mi infancia las conversaciones de los adultos versaban mucho sobre los bombardeos y el blitz, que venía de la expresión alemana blitzkrieg, ‘guerra rápida’. Muy pronto esas historias se convirtieron en mis lecturas favoritas cuando llegué a la adolescencia y comenzó a interesarme leer, ante todo, sobre los orígenes de la Segunda Guerra Mundial”, comentó el historiador británico.

Sir Paul Preston consideró que tuvo “una suerte realmente increíble” para un chico de clase de obrera y del norte, de Liverpool, al poder ir a la Universidad de Oxford a estudiar Historia. “Fue un pequeño milagro e iba con muchas esperanzas, pero entre las asignaturas había pocas que me apasionaran de verdad: casi todo era Historia constitucional”, añadió. Al terminar la carrera, y “con ganas de más”, el profesor Preston volvió a tener “una inmensa suerte”, ya que le ofrecieron una beca para ir a estudiar a la Universidad de Reading un posgrado sobre el período de Entreguerras (1918-1939). “Una de las asignaturas, la que versaba sobre Guerra Civil Española, la daba Hugh Thomas. Ahí empecé a dar clase con él y me fascinó todo”.

Desde ese momento, Sir Paul Preston empezó a “zampar libros” y leer todo lo que había en inglés sobre la Guerra Civil española, dándose cuenta de que era el tema perfecto para su investigación doctoral: “Era una caja de pandora en la que había de todo, fascismo, comunismo, socialismo, masonería y grandes figuras internacionales (Stalin, Hitler, Trotsky…), etc ”.

Primer viaje a España

Fue en ese momento en el que Sir Paul Preston decidió que “había que aprender español” y empezó a practicarlo con estudiantes colombianos en la cafetería de la Universidad. A España viajó por primera vez a finales de los 60: “Fue un gran flechazo porque la España de entonces poco tenía que ver con la España de hoy. Me acuerdo de andar por las calles de Madrid, de los olores de la comida y los trabajos de los artesanos”.

Sir Paul Preston reconoce que se enamoró de España y se emocionó mucho con “la bienvenida que me daba la gente, yo no sé si es así ahora, pero para alguien que solo balbuceaba un par de palabras en español, la gente tenía un tremendo calor y les encantaba verte e intentar mejorar tu español, todo lo contrario que en otros países”.  

Una vida dedicada al estudio de la Historia de España 

Sir Paul Preston es doctor en Historia por la Universidad de Oxford. Es miembro de la British Academy y director del Cañada Blanch Centre de la London School of Economics, en la que fue profesor de Historia internacional durante muchos años. Preston goza de fama global como uno de los mayores expertos en la Guerra Civil española. Es también autor de biografías de referencia de Franco y de Juan Carlos I. 

Especialista en la España contemporánea, el historiador ha recibido la Encomienda de la Orden del Mérito Civil y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Entre sus obras más destacadas están Revolución y guerra en España 1931-1939 (1986); La Guerra Civil española (1987); Franco, caudillo de España (1994); Juan Carlos I (2003); El holocausto español (2011); la biografía de Santiago Carrillo El zorro rojo (2013), y su más reciente y monumental, Un pueblo traicionado: España de 1876 a nuestros días: Corrupción, incompetencia política y división social (2019).

Primer legado a distancia

El legado de Sir Paul Preston es el primero que se hace a distancia en la historia del Instituto Cervantes. El libro donado por el gran historiador inglés viajará en un maletín rojo custodiado por el director de la institución española, Luis García Montero. 

Con la entrega de su legado, Sir Paul Preston se une a otro hispanista británico, Sir John Elliott, el primer hablante nativo no español invitado por el Instituto Cervantes a la Caja de las Letras de su sede en octubre de 2017. Este mes, se sumó el hispanista irlandés Ian Gibson, quien dejó como legado dos libros de Gerald Brenan.

La Caja de las Letras cumplió su su primera década en 2018 como cápsula del tiempo que guarda legados cedidos por personalidades de la cultura en español. Escritores, artistas, músicos, científicos, cineastas o actores han dejado custodiados bajo llave, en la antigua cámara acorazada de la sede del Instituto Cervantes, objetos personales que son testigo y recuerdo de su trayectoria vital.

A lo largo de estos años, destacados protagonistas de la cultura de España e Hispanoamérica han depositado sus legados en alguna de las 1.800 cajas de seguridad ubicadas en el conocido como edificio de las Cariátides, en el centro de Madrid. Por sus sótanos han pasado todos los escritores galardonados con el Premio Cervantes en los dos últimos lustros: Antonio Gamoneda, Juan Gelman, Ana María Matute, Juan Marsé, José Emilio Pacheco, José Manuel Caballero Bonald, Nicanor Parra, Elena Poniatowska, Juan Goytisolo, Fernando del Paso y Eduardo Mendoza.

El narrador y ensayista Francisco Ayala, premio Cervantes 1991, fue quien inauguró la Caja de las Letras en febrero de 2007 con un legado secreto en la caja número mil. Desde entonces, otros ilustres autores además de los mencionados, como Carlos Edmundo de Ory, Pablo García Baena o Jorge Edwards, han dejado su huella en este peculiar enclave donde los clientes de las sucesivas entidades bancarias que aquí se ubicaron décadas atrás atesoraban dinero, joyas u otros valiosos bienes.

Aunque los escritores son mayoría (casi una veintena), otras muchas expresiones de la cultura están asimismo representadas: el arte (Antoni Tàpies), la ciencia (Margarita Salas), la música (Cristóbal Halffter, Luis de Pablo), la danza (Alicia Alonso, Víctor Ullate), el cine (Luis García Berlanga), el teatro (Nuria Espert), la interpretación (Manuel Alexandre), la fotografía y la edición (Mario Muchnik) o la gestión literaria (Carmen Balcells).

Las cajas tienen fecha concreta de apertura, elegida por cada invitado. Solo hay una excepción: el compositor Luis de Pablo pidió que su caja de seguridad se abra cuando él muera (por tanto, no se sabe cuándo) y que en el mismo acto se interprete la partitura inédita que dejó guardada. Hasta el momento se han reabierto tres cajas: las de la agente literaria Carmen Balcells, el actor Manuel Alexandre y la bióloga molecular Margarita Salas.

Entre otros objetos, cabe citar la máquina de escribir del recientemente fallecido Nicanor Parra, que cedió en 2012 su nieto, ya que el poeta chileno, que contaba entonces con 97 años, no pudo venir a España a recoger el premio Cervantes.

Legados in memoriam
La Caja de las Letras también guarda cuatro legados in memoriam, es decir, de personalidades ya fallecidas con anterioridad. Del Nobel colombiano Gabriel García Márquez conserva una arqueta con tierra de su casa natal en Aracataca. De Antonio Buero Vallejo, su pipa y uno de los bolígrafos con los que escribía las obras dramáticas. De Miguel Hernández, una primera edición de su poemario más temprano, Perito en lunas (1933). Y del cantor argentino Atahualpa Yupanqui (el legado más reciente, del pasado 19 de enero), tarjetas postales escritas a mano y enviadas durante sus viajes a su esposa.

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