“Quiero alargar un poco la desaparición de mi recuerdo”, dijo el autor antes de mantener un largo coloquio con Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes
Eduardo Mendoza depositó el 21 de abril en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado personal cuyo contenido no quiso desvelar. Habrá que esperar 20 años para conocer el «misterio de la cripta embrujada» del Cervantes, es decir, qué objetos dejó guardados bajo llave hasta 2037.
Tras una breve ceremonia en la cámara acorazada, acompañado por el director de la institución, Juan Manuel Bonet, y por el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, el premio Cervantes mantuvo con Bonet una charla distendida y a ratos hilarante sobre su vida y su obra literaria ante más de un centenar de asistentes.
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