Por Neri Arjona De Santiago, profesora.
Como es de muchos sabido, el Cumpleaños feliz es la canción que se usa en todo el mundo, en diversos idiomas y con la misma entonación, para felicitar a los que cumplen años o celebran su santo.
En México tenemos una canción que sirve para tal fin y que cada mexicano escucha por lo menos una vez al año, de forma voluntaria u obligada, Las mañanitas. Además de en los días de cumpleaños y santos, también se utilizan en otro tipo de celebraciones, por ejemplo, el día de la madre o del padre.
Generalmente se canta esta canción al festejado antes de cortar y comer el pastel de cumpleaños. Las mañanitas pueden ser tocadas y cantadas en infinidad de ritmos y estilos, mariachi, bolero, banda norteña, tropical, con coros infantiles, sólo por nombrar algunos.
A continuación presento la letra de esta popular canción.
Estas son las mañanitas
que cantaba el rey David,
hoy por ser día de tu santo
te las cantamos aquí.
Despierta, mi bien, despierta,
mira que ya amaneció,
ya los pajarillos cantan,
la luna ya se metió.
Qué linda está la mañana
en que vengo a saludarte,
venimos todos con gusto
y placer a felicitarte.
El día en que tú naciste,
nacieron todas las flores,
y en la pila del bautismo
cantaron los ruiseñores.
Ya viene amaneciendo
ya la luz del día nos dio,
levántate de mañana,
mira que ya amaneció.
Quisiera ser solecito
para entrar por tu ventana,
y darte los buenos días
acostadita en tu cama.
Quisiera ser un San Juan
quisiera ser un San Pedro,
para venirte a saludar
con la música del cielo.
De las estrellas del cielo
tengo que bajarte dos,
una para saludarte,
y otra para decirte adiós.
Volaron cuatro palomas
por toditas las ciudades,
hoy por ser día de tu santo
te deseamos felicidades.
Con racimos de flores
hoy te vengo a saludar,
y hoy por ser día de tu santo
te venimos a cantar.
Sobre el origen de la letra de Las mañanitas aún no se ha llegado a un consenso.
Algunos se decantan por la versión de que vieron la luz en forma de corrido. Los corridos son las versiones modernas de las canciones de los juglares de la Edad Media. A través de ellos se llevaban, antes de la Independencia, noticias a los pueblos y ciudades acompañadas por un instrumento musical, generalmente la guitarra. La improvisación jugaba aquí un papel importante, por lo que los versos podían variar de una interpretación a otra. Los corridos forman actualmente un género musical muy importante en México, sobre todo en los estados del norte.
Otros atribuyen la autoría al escritor Jorge Ibargüengoitia, nacido en el Estado de Guanajuato en 1928 y fallecido en España en 1983. Se basan para hacer su afirmación en unos versos escritos por él que guardan cierta similitud con algunos de los que aparecen en Las mañanitas.
“Quisiera ser agua de lluvia
para besarte la cara,
y volverme arroyo después
para besarte los pies”.
En cuanto a la melodía, Las mañanitas son muy similares a la canción alemana Alle Tage ist kein Sonntag (no todos los días es domingo) de Carl Ferdinand (letra) y Carl Clewing (música).
Sea cual sea el origen, lo que es indiscutible es su valor dentro de la cultura mexicana y su carácter distintivo con respecto a otros pueblos y culturas.
¡Dedico Las mañanitas a todos los que han cumplido años este mes de junio y cumplirán en julio !
A causa del periodo vacacional, mi próxima columna aparecerá en el mes de septiembre.
¡Les deseo a todos una hermosas vacaciones estivales!
Por Neri Arjona De Santiago, profesora
Un mes de mayo, pero del año de 1945, marca la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los acontecimientos más tristes y en el que perdieron la vida millones de personas. Esta guerra puso al descubierto los más bajos instintos del ser humano. Sin embargo, también hizo brillar las acciones de hombres compasivos y valerosos que se dedicaron a ayudar a otros, a costa aún de su propio bienestar y de la propia vida.
Sin duda la gran mayoría de ustedes ha oído habla de Oskar Schindler, un industrial alemán de origen checo que salvó a unos 1,200 judíos del exterminio nazi. A la divulgación de sus actos han contribuido el libro La lista de Schindler, del escritor australiano Thomas Keneally, y la película del mismo nombre, dirigida por Steven Spielberg.
En esta columna quiero dar a conocer a otro filántropo del que, quizá, muy poca gente ha oído hablar. Me refiero al mexicano Gilberto Bosques Saldívar, Cónsul General de México en Francia durante la Segunda Guerra Mundial.
Nació en el Estado de Puebla, en la ciudad de Chiautla de Tapia, el 20 de julio de 1892 y murió el 4 de julio de 1995 en la ciudad de México. ¡Vivió casi 103 años! Fue educador, periodista, escritor, editorialista, poeta, político, congresista y diplomático mexicano. Pero sobre todo, fue un gran humanista.
(Foto análoga: cortesía de Lillian Liberman. Esta foto aparece en la cubierta del DVD Visa al Paraíso. Foto digital: cortesía de Ricardo Holtkamp Arjona.)
Desde muy joven inició su carrera política, y bajo diversos periodos presidenciales, sus tareas fueron cambiando, desde su participación en el congreso del Estado de Puebla, hasta su labor como miembro del servicio exterior en varios países.
Durante su sexenio como presidente de México (1934-1940), el general Lázaro Cárdenas del Río fue un fiel simpatizante de España y de la República, pues vio cristalizada en ésta los ideales de la Revolución Mexicana de 1910.
Cuando la República se vio amenazada por la sublevación de Franco, Cárdenas decidió ayudar a los republicanos enviándoles armas y apoyo. Asimismo, aseguró al gobierno republicano que en caso de que ellos perdieran, México abriría sus puertas a todos los españoles que quisieran residir en este país.
En 1939, tras la derrota en la Guerra Civil contra Franco, cerca de 500 mil republicanos cruzaron la frontera con Francia para salvar la vida. La mayoría fueron instalados en campos de concentración, sin ningunas condiciones sanitarias. Lázaro Cárdenas, fiel a la palabra dada al gobierno republicano, envió a Gilberto Bosques como Cónsul General de México en París con el fin de rescatar al mayor número de republicanos españoles concentrados en el sur de Francia y extenderles visas que les permitieran emigrar a México.
Cuando los alemanes invadieron París, la delegación mexicana abandonó la capital. El Consulado General de México se instaló en Marsella, al sur de Francia. Ahí su misión diplomática de salvación se hizo extensiva a todos los perseguidos por la Gestapo, por agentes del golpista Francisco Franco y por la policía francesa al servicio de los nazis.
En los alrededores de Marsella, el señor Bosques alquiló dos castillos, Montgrand y de la Reynard, uno para mujeres y niños, y el otro para hombres, respectivamente. En ellos se albergaban a alrededor de 1,500 personas que se alojaban ahí antes de ser trasladadas hacia el continente americano, a países como Estados Unidos, Argentina, Brasil, pero sobre todo, a México. El transporte de los refugiados se hacía a través de barcos que zarpaban de Marsella a Portugal o a Marruecos y de ahí al puerto de Veracruz, México, de donde más tarde partían por tren a la ciudad de México para iniciar una nueva vida, no pocas veces llena de desafíos.
Esos dos castillos, considerados como territorio soberano de México, constituyeron un remanso de paz para todos los que huían de los horrores y la persecución de la guerra. En ellos se atendían las necesidades básicas de los que ahí vivían. Se les proporcionaba alimentación, a la que se accedía con labores de cultivo y ganadería en los campos hechos con el propósito de satisfacer las necesidades de los que ahí habitaban. También se les brindaba atención médica y preparación educativa, a través de la creación de talleres de modelado, corte, herrería y fotografía. La vida cultural era muy dinámica y variada, había conciertos, bailes, teatro y otras manifestaciones artísticas multiculturales. Incluso algunos habitantes de Marsella se acercaban a lo que pasó a llamarse “los domingos de la Reynard”.
Cuando México rompió relaciones con Alemania, los alemanes se llevaron a don Gilberto, su familia y al resto de la delegación diplomática, 43 personas, a Alemania. Ahí estuvieron confinados bajo arresto domiciliario en Bad Godesberg, una población cerca de Bonn.
Después de 13 meses, los diplomáticos mexicanos fueron liberados al ser canjeados por un grupo de espías alemanes arrestado en México.
En 1944 llegaron finalmente a México. Miles de “sus refugiados” fueron a recibirlos a la estación de trenes de Buenavista. Don Gilberto no pisó el suelo en ningún momento, porque pasaba de unos hombros a otros. Tales eran las muestras de júbilo y agradecimiento de todos aquellos que si no hubiera sido por las “visas de Bosques” estarían muertos.
Sin reparar en los peligros que acecharon para él y para su familia, su esposa María Luisa Manjarrez y sus hijos, Laura María, María Teresa y Gilberto Froylán, de 17, 16 y 14 años, respectivamente, que lo acompañó durante toda su gestión, Gilberto Bosques otorgó visas a judíos y antifascistas de España, Alemania, Austria, Yugoslavia, Italia, Rusia, y Líbano, entre otros; en total más de 30 nacionalidades. Las visas de don Gilberto fueron verdaderos salvavidas para más de 40,000 personas.
Don Gilberto Bosques comentó en una de las 8 entrevistas hechas por la cineasta mexicana Lillian Liberman que fue un privilegio poder encontrarse en una situación así y poder ayudar a los que lo necesitaban. Con todo lo que hizo, cuando las personas por él salvadas le daban las gracias, él solía contestar con esta frase: “No fui yo, fue México”.
La figura y la labor de este insigne mexicano han sido honrados dentro y fuera de México.
Si te interesa saber más acerca de la misión de ayuda de don Gilberto en Francia, no dejes de ver el hermoso y emotivo largometraje documental Visa al Paraíso de la cineasta mexicana Lillian Liberman Shkolnikoff. La película ha sido proyectada en China, Dinamarca, Francia, España, Israel, Uruguay, Argentina, Nicaragua, Estados Unidos y Canadá, entre otros países.
En París, la mexicana Georgina Moreno Coello fundó la Asociación Gilberto Bosques que justamente trata de hacer que se conozca a esta maravillosa figura de la historia de México. Si lo deseas, puedes darle seguimiento en Facebook.
En Austria, una de sus calles, en el Distrito 22 de Viena, lleva el nombre de Paseo Gilberto Bosques.
¡Qué gran honor contar entre los mexicanos con un hombre de la talla de don Gilberto Bosques Saldívar!
Por Neri Arjona De Santiago, profesora
¡Febrero, el mes del amor ya está aquí!
Si bien, al oír amor, se piensa inmediatamente en el de pareja, en su acepción más amplia se incluyen más clases. Tantas como tipos de relaciones pueden existir entre las personas. En México, el 14 de febrero es el Día del amor, pero también el de la amistad. Pues qué es ésta, sino una forma de expresar amor a nuestros amigos.
En la columna de este mes he querido hablar de algunos tipos de amor y ejemplificarlos con una o más canciones compuestas por compositores mexicanos. Recordemos que la música es el lenguaje del amor y del alma. En México expresamos nuestro amor y cariño con música; no por nada las serenatas son tan populares. Una canción es el mejor medio para transmitir nuestros sentimientos hacia las personas amadas.
En la selección encontrarán canciones antiguas y modernas. Interpretadas por mujeres y por hombres. Por solistas y por grupos. Los estilos van desde la balada hasta la música pop y desde la cumbia hasta las rancheras. Para ver los videos pueden hacer uso de Youtube.
El amor a la patria y a la ciudad donde se nació y se ha crecido. Creo que los que hemos emigrado, por alguna u otra razón, somos los más conscientes de este vacío que sentimos al vivir en otro país. Algunas de las canciones que expresan este sentimiento de orgullo patriota y nostalgia por el terruño son México lindo y querido, de Chucho Monge, interpretada por Jorge Negrete; México en la piel, del compositor José Manuel Fernández e interpretada por Luis Miguel; Guadalajara, de Pepe Guízar, interpretada por el Mariachi Vargas de Tecalitlán, y Veracruz, de Agustín Lara, cantada por él mismo.
El amor eterno, el que transciende la vida misma y desafía a la propia muerte. Amor eterno, compuesta por Juan Gabriel e interpretada por la española Rocío Dúrcal; Tu ángel de la guarda, de Gloria Trevi y cantada por ella misma, y Cuando me vaya, interpretada por Manuel Mijares y de su propia creación, son algunas de las canciones que lo expresan.
El amor que todo lo cambia, que nos hace experimentar nuevas sensaciones y saca lo mejor de nosotros mismos. Claras muestras de esto son, Contigo aprendí, del cantautor Armando Manzanero; Todo cambió, del cantautor Mario Domm; Cada beso, de Erik Rubín y Dany Tomas y en la voz de Sasha, Benny y Erik; y Amor del bueno, del cantautor Reyli Barba.
El amor que ya no puede continuar, el que se acaba, sin importar la razón de ello. Duele el amor, de Aleks Syntek e interpretada por él y la española Ana Torroja; y Ella se olvidó de mí, del grupo Los ángeles azules, compositores y cantantes, nos hablan de él.
El amor que no te atreves a declarar porque no se presenta la ocasión adecuada o tienes miedo de hacerlo. Ser o parecer, de Armando Ávila y en las voces del grupo RBD nos describe este sentimiento.
La invitación a compartir el amor. Andar conmigo de la cantautora Julieta Venegas está inspirada en ello.
El amor apasionado hacia una mujer o un hombre. Ése que hace que tu corazón se ensanche y quieras gritarlo a los cuatro vientos. Para muestra un botón, Sabor a mí, de Álvaro Carillo e interpretada por el trío Los Panchos; Cancionero, del cantautor Álvaro Carrillo; Bésame mucho, de Consuelo Velázquez, esta canción ha sido interpretada por muchísimos cantantes, nacionales y extranjeros; Amorcito corazón, de Pedro de Urdimalas y con la inolvidable voz de Pedro Infante; El listón de tu pelo, de Los ángeles azules, intepretada por ellos mismos y Denise Gutiérrez; Adoro, Somos novios, y Esta tarde vi llover del cantautor Armando Manzanero; y El reloj, compuesta e interpretada por Roberto Cantoral.
El amor a la vida, a la esperanza. Vive, del cantautor Napoleón es una clara muestra de él.
¡Llena tu corazón de amor con estas canciones mexicanas! ¡Que las disfrutes!
Quiero agradecer a las siguientes personas por compartir conmigo sus canciones de amor favoritas; por el momento de su aportación: Rosendo Cruz Cruz, Melissa Torrecilla Aguirre, Karla del Razo López, Carlos Eduardo Báez López, Estefanía Báez López, Judith Aguirre Torrecilla, Lalo Torrecilla Aguirre, Gabriela Méndez Andonaegui y Aliria Maldonado Morales.
* Este es el título de una canción interpretada por Thalía y compuesta por Mario Pupparo, argentino residente en México.
Por Neri Arjona De Santiago, profesora
Guacamole, tequila, mariachi y tacos son algunas de las palabras que mundialmente se asocian en el acto con México. Sin embargo, hay otro grupo de vocablos como pavo, flor de Nochebuena, chocolates, cacahuates y parafina, que al oírlos o ver su representación, los extranjeros y muchas veces, los propios nacionales, no los relacionan inmediatamente con mi país.
Sobre estos últimos quiero tratar en esta columna. Para ello me he tomado la libertad de transcribir un fragmento de uno de los capítulos del libro México, «acreedor de la civilización mundial», escrito por Fortino Ibarra de Anda. En él, este escritor mexicano cuenta, de una forma amena, sencilla y haciendo gala de un gran amor patrio, “Lo que debe a México la Navidad”.
“La Navidad, fiesta la más vieja del mundo cristiano y que cada vez va tomando más arraigo en los hogares y mayor auge y esplendor en todos los países, al grado de que casi es una fiesta universal, aun en los pueblos no cristianos, debe a México más de un motivo de regocijo, más de un motivo de lucimiento, universalmente aceptados dondequiera que se celebre el advenimiento de Cristo a este mundo.
¿Se puede concebir la celebración de la Nochebuena sin el pavo tradicional? Las hogareñas fiestas que empiezan en Navidad siguen hasta el Año Nuevo, y el pavo sigue figurando también lo mismo en las comidas del hogar, que en las que ofrecen los restaurantes en todos esos días. Primero, el pavo de rigor, y después todo lo demás. Lo mismo en Berlín que en París; en Londres que en Moscú; en Washington o en Madrid y hasta en Tokio y Pekín, que han comenzado a introducir la Navidad, obligados por las colonias extranjeras, el pavo al horno, el pavo trufado, el pavo al pastor, es obligatorio en la cena de la última semana del año cristiano.
El pavo, cócono, guajolote o “meleagris mexicano” como se llama científicamente, se debe a México; antes de Cortés, el mundo ignoraba la existencia de ese bípedo cuya carne proporciona un exquisito manjar; los vasallos de Moctezuma lo descubrieron un día, en estado salvaje, en las selvas vírgenes de Anáhuac y ofrendaron el descubrimiento al magnífico monarca, como cosa digna de dioses, y, de las tierras de Moctezuma el Magnífico, se propagó a todo el orbe la exquisita vianda como única digna de celebrar la fiesta de Dios. Sin el “hueyxólotl” de los aztecas, la Navidad cristiana parecería a muchos desabrida, insípida. El Día de Gracias, fiesta religiosa de los yanquis se celebra exclusivamente con el imprescindible pavo. ¡Qué lejos están los magnates, los millonarios, los potentados, de Estados Unidos y de Europa, de imaginarse que la vianda en torno a la cual gira toda la celebración de Navidad se debe a los aztecas!
La flor de Navidad. Mas no solamente el pavo se debe a México; también la flor de Nochebuena, esa flor que se ha extendido por todo el mundo como símbolo de Navidad, figurando en todas las alegorías, en todos los adornos, en todos los obsequios, en todas las tarjetas. ¿Se imagina alguien una cena de Nochebuena sin que la mesa esté adornada con la simbólica y extraña flor. Ésta, originaria de México, y que solamente se produce en invierno, rara por su forma y peculiaridades, pues siendo de tierra caliente, brota en tiempo de fríos; parece providencialmente destinada a simbolizar la Navidad. Los aztecas la conocieron como una de tantas plantas de ornato; los mexicanos de la Colonia notaron que solamente florecía en diciembre, y el espíritu religioso de los mestizos comenzó a engalanar los “nacimientos” con aquella flor.
Poco después, ya en la época independiente, vino a México Mr. Joel Poinsset en calidad de plenipotenciario norteamericano. Era hombre observador y aficionado a la Botánica y fue él quien clasificó la flor, la trasplantó a los Estados Unidos y la dio a conocer en el mundo entero como flor de Navidad por producirse en diciembre, y en los textos de Botánica de las escuelas norteamericanas, la indígena flor de Nochebuena, se conoce con el nombre de “poinsseta”, en honor del yanqui que la clasificara.
De todas maneras, la flor de Navidad se debe a México.
Los chocolates. Casi tan indispensables como el pavo son los bombones, turrones, confites, pasteles, postres, budines, etc., en que entra como principal elemento el chocolate. Las famosas cestas de Nochebuena no salen de ningún almacén, de ninguna casa de comercio o particular, sin los imprescindibles bombones entre los cuales la mayor parte son de chocolate dulce, amargo, con leche o sin ella, con pasas, con almendras, etc. ¿Y dónde se inventó el chocolate si no en México? ¿Y de dónde lo llevaron los españoles a Europa si no del Anáhuac?
Los cacahuates. Puede haber noches de Navidad, las de los pobres sin pavo, sin flor de Nochebuena, sin bombones de chocolate, sin turrones ni pasteles, ¿pero sin cacahuates? ¡Imposible! ¡Sabroso y nutritivo fruto que se ha adueñado de todo el globo terrestre! Los cultivan y los comen los blancos, los morenos, los amarillos, los negros, los aristócratas y los plebeyos; los soberanos y los esclavos; y en Navidad anda en las manos y en las bocas de todos. ¡Y esto también se debe a México!
En los Estados Unidos, en Cuba, en Centro América, en Europa, hay hasta canciones compuestas en honor del “maní” o cacahuate, indicio de la gran popularidad de que goza tan apetitosa golosina; se venden crudos, tostados, quemados; en confites, en turrón, en cajeta, con cáscara o sin cáscara, con sal, con chile, con miel, en bolsas, en la mano y constituyen uno de los principales negocios de Navidad. Por las vitaminas y calorías que contienen, son alimento ideal para el invierno.
Y si del aspecto universal que ofrece la predilección de que goza el cacahuate en Navidad, pasamos al punto de vista económico, aquí sí que podemos decir que una Navidad sin cacahuates, no sería Navidad sencillamente. ¿Cómo salir del compromiso de las “posadas”? ¿Con qué llenar las piñatas? ¿Cómo condimentar la ensalada de Nochebuena? ¿Cómo concurrir a la Misa del Gallo sin los bolsillos repletos de cacahuates?
La parafina. No tan popular como los cacahuates, aunque sí más necesaria para las fiestas de Navidad, es la parafina. En torno de las estampas, exornando las tarjetas de Navidad y en las alegorías alusivas, aparecen casi siempre flores de Nochebuena alternando con velas de parafina. Estas velas, simbólicas de la Nochebuena, fueron en tiempos antiguos de estearina, principio graso que se extraía especialmente de las ballenas. La estearina, por esta razón era cara y la usaban solamente los ricos para sus banquetes nocturnos; daba luz blanca, de escaso humo y de olor menos mareante que la cera. Era un lujo de ricos. Por mucho tiempo las rituales velitas de nuestras “posadas” fueron de sebo; la estearina ni siquiera se conocía por el pueblo, pues hasta el nombre le parecía exótico y decía “esterina”; y lo mismo que ocurría en México ha de haber sucedido en los demás países. Pero brotaron los pozos de petróleo, figurando México entre los países petroleros del mundo; se descubrió que, a pesar de su negrura, el chapopote tiene parafina, y ahora cualquier proletario puede darse el lujo por unos cuantos centavos, de iluminar su mesa con velas de parafina, tan luminosas, tan blancas, tan decentes como las de estearina, y gracias a la parafina extraída del petróleo mexicano, podemos en México realizar nuestras “posadas” con centenares de velitas que dan alegría y color a la fiesta familiar. Así, pues, también las simbólicas velas de Navidad, cuando menos su popularización, se debe en buena parte a México”.
La información la he copiado textualmente de las páginas 75-78 del libro El galano arte de leer.
Antología Didáctica. Volumen 1.
Manuel Michaus y Jesús Domínguez R.
Undécima edición, novena reimpresión, mayo 1983.
Editorial Trillas, S.A. México.
Espero que recuerden con cariño a mi hermoso país esta Navidad al comer el pavo, degustar unos ricos chocolates y cacahuates, al mirar una bella flor de Nochebuena o al encender una velita para adornar la casa o para honrar a algún ser querido que ya no está con ustedes.
Mi humilde aportación mexicana para estas fiestas es compartir con ustedes una receta muy típica de mi país, las hojuelas. Cuando pienso en ellas, acuden a mi mente las tardes de cada diciembre, durante años y años en que mi mamá, mi hermano y yo pasábamos largas horas amasando y extendiendo la harina para prepararlas, friéndolas y pasándolas por azúcar y canela. También me recuerda que era la forma muy personal de mi mamá de enseñarnos la esencia de este tiempo, el compartir. Siempre hacíamos una cantidad excesiva porque había que regalarlas a los vecinos y amigos.
Yo, como mujer práctica, les ofrezco la versión rápida, bastante parecida a la original.
Ingredientes:
– 1 paquete de tortillas de harina, formato pequeño. Pueden comprarse prácticamente en cualquier supermercado.
– 1 botella de aceite de semilla de girasol.
– Azúcar y canela en polvo al gusto.
Preparación:
En un plato se mezclan el azúcar y la canela en polvo. Después de freír cada tortilla en suficiente aceite en una sartén hasta que adquieran un color dorado, se revuelcan en el azúcar y la canela. Si las tortillas se esponjan al estarlas friendo, pinchar las burbujas para que el aceite alcance el interior y no queden crudas por dentro.
Son muy ricas acompañándolas con café, leche o chocolate.
¡Buen provecho!
Por este año me despido de ustedes deseándoles a todos unas hermosas fiestas navideñas llenas de salud, amor, paz y esperanza y lo mejor para el 2014.
Neri Arjona de Santiago
Por Neri Arjona De Santiago, profesora
En la columna de este mes quiero comentar con ustedes dos películas que he visto recientemente. Se trata de las comedias Nosotros los Nobles y From Prada to Nada. Las dos tienen como tema central el exceso de mimos, privilegios y dinero que los padres mexicanos con posibles dan a sus hijos, hasta el grado tal de convertirlos en unos perfectos parásitos.
¿Qué pasa, sin embargo, cuando por causas del destino se pierde ese nivel de vida y los hijos no están preparados para hacer frente a esos reveses? ¿Es posible enseñar a los vástagos a vivir con menos y a ser más felices? Son algunas interrogantes que le surgen al espectador mientras que ve ambas comedias.
Nosotros los Nobles cuenta la historia de un padre viudo con tres hijos. Como una forma de compensarlos por la muerte de su madre, económicamente les da todo. Un día tiene que ser hospitalizado y se da cuenta de que sus hijos se han convertido en unos seres superficiales a los que nunca les ha enseñado el valor del trabajo. A partir de ahí toma la decisión de hacerles creer que se encuentran en la bancarrota y que han perdido su estatus y su dinero. Los lleva a vivir a una zona pobre y los obliga a trabajar para subsistir cada día. El inicio de su nueva vida es muy duro. Sin embargo, poco a poco van descubriendo la satisfacción de ganar su propio dinero y la enseñanza de que también se puede ser feliz con menos.
Título original de la película: Nosotros los Nobles
País: México
Reparto: Gonzalo Vega, Karla Souza, Luis Gerardo Méndez, Juan Pablo Gil
Director: Gaz Alazraki
Guion Gary Alazraki, Adrián Zurita
Género: Comedia
Año: 2013
Duración: 100 minutos
Idioma: español
From Prada to Nada relata la vida de un padre viudo con dos hijas. Una de ellas es bastante sensata, pero la otra es una niña mimada. El día en que él celebra sus 55 años de vida muere de forma súbita. Las hijas no sabían que su padre tenía suficientes deudas como para perder la casa donde vivían en Beverly Hills, los coches que tenían, en fin, todo. A raíz de esto tienen que trasladarse a vivir con la hermana pobre del padre al barrio mexicano de los Ángeles. Ahí logran un acercamiento con sus raíces, de las que, como inmigrantes de la segunda generación, se habían alejado y hasta cierto punto, avergonzado. En este nuevo destino, que en sus inicios es de todo menos placentero, recibirán satisfacciones y encontrarán, incluso, el amor.
Título original de la película: From Prada to Nada
País: México y Estados Unidos
Reparto: Camilla Belle, Alexa Vega, Wilmer Valderrama, Nicholas D’Agosto, Kuno Becker, Adriana Barraza
Director: Ángel Gracia
Guion Luis Alfaro, Craig Fernández, Fina Torres.
Género: Comedia
Año: 2011
Duración: 107 minutos
Idioma: inglés, con algunas frases en español
Y bueno, no quiero contarles más, mejor véanlas. Se pasarán un rato agradable y se quedarán con la moraleja.
¡Que las disfruten!