– Tú de política entiendes poco, ¿no? -preguntó de repente Nico-. ¿Todo esto lo haces por el dinero?
-No, ¡claro que no! -respondió Sol indignada-. Lo hago para ayudar.
-Tampoco pasaría nada, hay muchos que lo hacen por dinero. Yo no, claro, lo hago para derribar el fascismo […]
La pasadora
Una vez iniciado el viaje los motivos que impulsaban a cada una de ellas y de ellos eran muy diversos y aunque la opción mercantil pudiera parecer espuria en un contexto de guerra y persecuciones las consecuencias eran de tan alto valor moral como las de los que cumplían su función por simple altruismo o nobleza de corazón, es decir, que el conseguir salvar una vida iba más allá de la ejemplaridad de las intenciones.
«Personas discretas, sombras silenciosas, con pocas ganas de hablar, las vidas de las cuales no están recogidas en los archivos oficiales. Figuras para quienes la historia podría pasar de largo y que hay que recuperar para rendirlos uno merecido homenaje. Son los pasadores que entre 1939 y 1944 ayudaron a cruzar los Pirineos cerca de 80.000 personas, de una y otra banda de la frontera.», en «Montellà rinde homenaje a los pasadores que salvaron miles de refugiados«, V. B. 20 de noviembre de 2009, en Capgròs Mataró.
Muchos historiadores, como Assumpta Montellà, han intentado penetrar y profundizar en las interioridades de las hazañas de estos personajes históricos, pero como bien indica la propia historiadora «Los pasadores son gente con pocas ganas de hablar del pasado, y como contrabandistas son desconfiados». Para buscar información y documentar su libro Los contrabandistas de la libertad recorrió «los Pirineos desde Portbou hasta la Valle de Aran en busca de testigos directos». A pesar de las dificultades, Montellà contactó con algunos de ellos y recogió una serie de testimonios que muestran a la perfección la personalidad de estos héroes casi anónimos y la grandeza de sus gestas: «Los pasadores eran gente que vivían al límite, que tenían un desprecio increíble a su propia vida y que estaban siempre pendientes de un punto de suerte».
Los contrabandistas de los Pirineos, explicó la historiadora, acababan de perder la Guerra Civil y se convirtieron en una especie de contrabandistas que pasaban de manera clandestina productos como forma de supervivencia. Sin embargo, lo que nadie podía imaginar es que a la vez contribuyeron a que muchos refugiados pudieran cruzar la frontera, principalmente desde el bando francés al catalán durante la Segunda Guerra Mundial. El gobierno británico fue a buscarlos expresamente para que ayudaran a llegar a Cataluña a colectivos como los judíos que huían de la barbarie nazi o a aviadores que habían caído en el territorio enemigo. “Algunos de estos pasadores hacían el trabajo por dinero, pero no los compensaba puesto que se jugaban la vida”.
Aunque el trasfondo comercial desvirtuaba en cierta manera el objetivo profundamente humano que se escondía tras la tarea de estos hombres y mujeres sin embargo es precisamente esta vertiente la que hoy nos hace admirarlos. A pesar de este legado la cotidianidad de su trabajo no estaba exenta de zonas oscuras, tal y como testimonia, por ejemplo, el estudio de los germanistas Sala Rose y García Planas que narran en El marqués y la esvástisca el papel infame del escritor César González Ruano en el tráfico de fugitivos en el paso de los Pirineos. Porque como muy bien narra Laia Perearnau en La pasadora los nazis estaban muy presentes en esta frontera:
El cine ha sabido también alumbrar con su mirada las dificultades del período. Como ejemplo os dejamos la película de Santi Trullenque, de 2022, El fred que crema, interpretada por Greta Fernández:
Os dejamos seguir descubriendo qué se escondía en esas montañas y estamos anhelantes por que nos contéis cuál es vuestro punto de vista.
Kursk, Unión Soviética. Frente oriental de la guerra 23 de julio de 1943 La granja se había convertido en un montón de escombros y todavía humeaba. A lo lejos se oían explosiones de la encarnizada batalla que rusos y alemanes estaban llevando al límite en los campos de trigo de Kursk, que una vez habían sido fértiles y donde ahora ardía hasta la última brizna de hierba. Los alemanes ya habían perdido Stalingrado y no podían permitirse otro fracaso, por eso luchaban a la desesperada, conscientes de que, si no ganaban aquel combate de tanques blindados, la guerra estaba perdida. En medio de los establos derrumbados se vislumbraban tres vacas aplastadas por unas vigas de madera de grandes proporciones. En el aire se mezclaban el hedor de descomposición de los animales, el polvo y el humo. Un batallón de soldados rusos apuntaba con sus rifles Mosin-Nagant a seis soldados alemanes que apenas se aguantaban en pie frente al muro que rodeaba la finca. Estos, llenos de sangre y de barro, lloriqueaban, rezaban e imploraban perdón; solo uno de ellos permanecía aparentemente tranquilo.
La pasadora, de Laia Perearnau
Este inicio in media res de la novela de Laia Perearnau La pasadora muestra desde la primera página las intenciones de la autora de sorprender y atrapar a los lectores. En el final del pasaje aparece ya nombrada Sol, la protagonista principal del relato, sin ninguna otra mención, solo una voz que la llama. La autora nos ha preparado para que justo en las páginas siguientes asistamos al comienzo del periplo vital que hará de ella una de esas mujeres invisibles y olvidadas que fueron tan importantes en los conflictos bélicos que se libraban en España y en Europa a mitad del siglo XX con una profesión, la de pasadora, que precisamente por su transcendencia y peligrosidad permanecía tan oculta como sus propios responsables.
La novela abre nuestro ciclo de este año dedicado a la literatura del viaje y la travesía vital y física que realizará Sol Mentruit, nuestra protagonista, en los años 40 del siglo XX constituye un bello ejemplo de tránsito: Andorra, Francia, el Este de la Península Ibérica: el Empordá en Girona, Barcelona, … A través de esta diversidad paisajística Perearnau nos va a mantener subyugados tras los pasos de esta mujer quien cual novela tradicional de formación va a ir cumpliendo todos los ritos de paso del héroe, desde su adolescencia inocente marcada por el conflicto hasta una madurez llena de responsabilidad e incertidumbre. “Es un libro perfecto, tan conmovedor como emocionante y adictivo, cargado de giros narrativos, analepsis y múltiples tramas que se entrelazan hasta confluir en esa fatídica ruta por los Pirineos, entre ventiscas, desprendimientos, disparos y ladridos furiosos que te exhortan a no dejar de leer para averiguar cómo acabará todo» (Hislibris)
A una narración como esta que camina entre el libro de viajes, el relato de formación o la novela histórica no le falta, por supuesto, una aventura amorosa que se mezcla en el interior de las tramas que por su amplitud instalan al lector en un universo del que no desea escapar y donde los referentes literarios son integrado con sutileza y elegancia: “Laia Perearnau combina hechos y personajes reales con una maravillosa historia ficticia impregnada de un profundo rigor histórico, además de dar voz a todas aquellas mujeres que fueron partícipes de las redes organizadas por la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, y que fueron condenadas al olvido. Pero además de eso, la autora brinda un homenaje a la poesía y la literatura, con obras de Apollinaire, Heine, Kipling y Hemingway, que dotan de sensibilidad a una historia de amor, ya de por sí emocionante, en tiempos de guerra, donde la ironía dramática también juega un papel fundamental” (Hislibris)
Para que sigáis documentándoos sobre la novela, os dejamos en este enlace una entrevista con la autora.
Seguro que ya estáis pertrechados con vuestro anorak y vuestras botas de montaña subidos a la mochila de Sol. Esperamos que desde allí nos contéis vuestra propia aventura lectora.
Iniciamos el debate de La pasadora, de Laia Perearnau, primera lectura de 2025 de la quinta temporada de la actividad compartida 4 Lecturas 4 Continentes, el club de lectura virtual organizado desde las bibliotecas de los Institutos Cervantes de Chicago, Tetuán, Bruselas y Estambul. El programa de este año agrupa cuatro obras que tratan de literatura de viaje.
Laia Perearnau relata en su tercera novela, La pasadora (Destino, 2024), la historia de una mujer que arriesgó su vida contra los nazis en la II Guerra Mundial. Una historia conmovedora, llena de acción y basada en hechos reales, que reivindica el papel olvidado y menospreciado que desempeñaron las mujeres en las redes de resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que ahonda en la figura poco conocida de los pasadores, que ayudaron a huir a pilotos, soldados, judíos y resistentes al régimen de Hitler. Publicada en 1988, esta novela fue finalista al Premio Nacional de Narrativa de ese año.
Laia Perearnau Colomer nació en Barcelona en 1972. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación y en Historia por la Universitat de Barcelona. Empezó su carrera profesional en la prensa escrita pero pronto se decantó por la televisión y, en concreto, por la ficción televisiva. Es autora de varios libros infantiles y su novela, Francesca de Barcelona, fue galardonada con el Premio Néstor Luján de Novela Histórica en el año 2022.
El debate sobre La pasadora se lleva a cabo del 15 de febrero al 7 de marzo en este mismo blog, esperamos vuestros comentarios y opiniones tal como vayáis avanzando en la lectura. El sábado 8 de marzo tendrá lugar el encuentro con Laia Perearnau en la plataforma Zoom, con la moderación de Ángel Hernando. Una oportunidad única para dialogar con la autora y poder comentar detalles de la novela y de su trayectoria literaria.
Comentarios recientes / Son yapılan yorumlar