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Blog del Instituto Cervantes de Estambul

Biblioteca Álvaro Mutis

Encuentro con Julio Llamazares

«La memoria histórica de un país es su literatura».
Julio Llamazares, sábado de 9 de noviembre, en el club de lectura de su obra La lluvia amarilla.

El sábado 9 de noviembre nos encontrábamos más de cincuenta lectores para disfrutar una tarde de literatura desde cuatro continentes, de la mano del gran escritor Julio Llamazares, conducido por nuestro experto en literatura Ángel Hernando. Comentamos una obra de referencia en la literatura española, La lluvia amarilla, en el primer título del club «4 Lecturas 4 Continentes» de este año 2024, con el que comenzamos nuestro ciclo de Literatura y naturaleza.

Julio Llamazares comenzó contándonos sus pasos como lector en una casa de un pueblo en el que apenas había libros, su afición por los libros nada tiene que ver con un ambiente letrado, sino con una inquietud. Los pocos libros que leía los recuerda del colegio de curas al que fue en Madrid, años más tarde, en el que escogía la biblioteca y la lectura a las clases de educación física. Algunos de los títulos que más le influyeron por entonces fue Campos de Castilla, de Antonio Machado. Nos confesaba aquella tarde, con una lucidez y desenvoltura envidiable, que para él ser escritor era una forma de estar en el mundo, de relacionarse con él. Desde siempre ha huido de las clases de literatura, quizás por eso escogió estudiar Derecho, lo contrario a la imaginación, algo que el autor piensa que quien lo tiene lo mantiene, y que sin embargo las leyes te ayudan a estructurar los conceptos, la mente. 

Julio Llamazares durante el encuentro por videoconferencia el sábado 9 de marzo.

Para Julio lo que diferencia la literatura de la escritura es la poesía, la música de las palabras, si en un libro no hay esa magia, para él, no es literatura. Comparaba desde esos primeros momentos del encuentro la buena literatura con los ríos que van puliendo y erosionando las piedras, como el pulido de las palabras consiguen la magia de la poesía, de la literatura, y las imágenes en el lector. La segunda comparación con la naturaleza nos la hizo con su primera novela, Tierra de lobos, basada en historias que había escuchado en su pueblo leonés a lo largo de su infancia, historias que cada uno contaba de una manera, y que, como cuando metes la mano en una cesta de cerezas, vas sacando, puliendo e inventando posibilidades para la historia que al final el escritor escoge y decide crear. Esta novela fue llevada al cine en 1987, y del lenguaje cinematográfico el autor nos comentó que cree que es diferente al de la literatura, siendo el director de la película el que pone los adjetivos en esa faceta. Todo lo que ha hecho en el cine, los guiones o adaptaciones de sus libros, no han sido nunca junto a los directores.

De su faceta como autor de libros de viajes el autor destacó que lo que le gusta de escribir este tipo de libros es que le permite viajar tres veces, la del descubrimiento, la del recuerdo y por último, plasmar aquello en un texto para otros lectores. Destacamos algunos libros, como El río del olvido, un libro que ha supuesto grandes rutas para senderistas lectores; Tras los montes, un gran fado, por la pasión que siente por Portugal, o Rosas de piedra y Rosas del sur, que surge de la fascinación que siempre tiene al entrar en una catedral y en su inmensidad. Todos los grandes libros fundacionales de la literatura han sido de viajes, como La BibliaLa Odisea o Los viajes de Marco Polo, decía. Para Julio Llamazares, que ha escrito poesía, novela, guiones cinematográficos y libros de viaje, los géneros literarios son como los aperos de labranza, cada uno sirve para un objetivo diferente. Su último libro, Vagalume (vagar por las llamas) es su gran novela de reflexión sobre su oficio de escribir o más bien su necesidad de escribir, y los vasos comunicantes entre escritura y realidad.

El primer lector que levantó la mano destacó los fantasmas del protagonista, a lo que Julio contestaba hablándonos de los monstruos que produce la soledad, y también de los fantasmas diarios a los que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, con los que hablamos continuamente, los fantasmas forman parte de la vida, ¡continuamente encontramos gente hablando sola por la calle! Otra lectora destacó la fuerte carga emocional de la novela, y que la única forma de llevar al cine la novela sería de la mano del director Víctor Erice, una idea con lo que Julio Llamazares estuvo muy de acuerdo. Al teatro sí se ha llevado esta novela, en diferentes ocasiones, y actualmente está de gira por España. También se hizo una adaptación al ballet. Recientemente se ha publicado una edición no venal de la versión ilustrada de Antonio Santos. Al cine, en efecto, no se ha llevado todavía, y el autor prefiere que no se lleve, temiendo que no se haga justicia a esas imágenes y sentimientos que produce la novela en el lector. 

El tercer lector le preguntó directamente si él era el protagonista, y Julio no tardó un segundo en decir que sí, que él mismo estaba en todos los personajes, aunque los autores tienden a pronunciarse más en los protagonistas, y por eso, nos decía, a veces el autor protagonista es el menos creíble de todos. En respuesta a otra pregunta, y al hilo de este tema, nos confesó que empezó escribiendo la novela con una mujer como protagonista, acorde a una historia real de un pueblo abandonado de Guadalajara, donde se encontró a una señora que vivía sola desde hacía varios años en la situación que se cuenta en la novela, pero al llegar a las cincuenta páginas, cambió al personaje masculino por la dificultad de meterse en la piel de uno femenino para tratar temas vitales tan profundos. Del protagonista, Andrés, seguimos hablando después, de su representación del duelo y el desarraigo, y de la falta de empatía que produce, donde Julio nos explicaba la importancia de la tradición en la novela, del hereu (el heredero), y la pertenencia a la casa y a la herencia, costumbres heredadas de la Corona de Aragón, la responsabilidad de los hijos con sus orígenes y con la familia, costumbres que a día de hoy se mantienen en algunos sitios, aunque sea en el imaginario rural. Nos habló también de la certeza de la juventud frente a las dudas de la gente mayor, y que quizás eso pudiera explicar también el comportamiento de este señor, que vive en un mundo en el que nada es sólido. 

Y es que al argumento es lúgubre, triste, duro, y sin embargo el estilo es lírico, una epopeya a la España vacía, comentaba otro lector, que descubrió la escasez de adjetivos al principio de la novela, que van creciendo a lo largo del texto, al tiempo que los participios disminuyen. Julio, asombrado, reconoció que siempre habían sido los lectores y críticos los que mejor habían conocido su obra. Él escribe desde la emoción, la que le produce entrar en un pueblo abandonado. Entre el público siguieron indagando, ¿cómo escribe esta novela y toda esa emoción con apenas treinta años? Contestó diciendo que los temas son siempre los mismos, y el argumento de la vida también, la búsqueda de la felicidad. Y los libros son espejos, deformados, en los que nos reflejamos, si te interpela, es que lo llevas dentro. Y por eso, el final, nos decía Julio, el final de esta novela también es abierto.

Otros lectores destacaron el tiempo en la obra, las imágenes, las metáforas, los colores…. a lo que el autor contestó con el propósito real de la novela, contar aquello que dicen que pasa por tu mente un segundo justo antes de la muerte, toda tu vida. La novela empieza en futuro y acaba en pasado, y el tiempo, en la vida y en la literatura, ya sabemos que es fundamental. La lluvia amarilla nos habla de hojas de otoño, del paso del tiempo, de la locura, elementos que todos llevamos dentro, y en último término de la muerte, pues ¿qué es la muerte sin la vida? Aquella tarde reímos y disfrutamos mucho con Julio Llamazares, de su prosa lírica escrita y también hablada, de sus recuerdos, y de su sinceridad y apertura a un nutrido grupo de lectores, apasionados y felices de compartir con él grandes obras literarias que han marcado la historia de la literatura española del s. XX, como la que nos ocupaba.

La lluvia amarilla

El 22 de febrero de 2024 en 4 Lecturas 4 Continentes por | 1 comentario

«Cuando lleguen al alto de Sobrepuerto estará, seguramente, comenzando a anochecer. Sombras espesas avanzarán como olas por las montañas y el sol, turbio y deshecho, lleno de sangre, se arrastrará ante ellas agarrándose ya sin fuerzas a las aliagas y al montón de ruinas y escombros de lo que, en tiempos, fuera (antes de aquel incendio que sorprendió durmiendo a la familia entera y a todos sus animales) la solitaria Casa de Sobrepuerto. El que encabece el grupo se detendrá a su lado. Contemplará las ruinas, la soledad inmensa y tenebrosa del paraje. Se santiguará en silencio y esperará a que los demás le den alcance. Vendrán todos esa noche: José, de Casa Pano, Regino, Chuanorús, Benito el Carbonero, Aineto y sus dos hijos, Ramón, de Casa Basa. Hombres endurecidos todos ellos por los años y el trabajo. Hombres valientes, acostumbrados desde siempre a la tristeza y soledad de estas montañas. Pero, a pesar de ello —y de los palos y escopetas de que, sin duda alguna, han de venir armados—, una sombra de miedo y de inquietud envolverá esa noche sus ojos y sus pasos. Contemplarán también por un instante las paredes caídas del caserón quemado y, luego, el lugar que alguno de ellos señalará ya con la mano en la distancia.

            A lo lejos, frente a ellos, en la ladera opuesta de la montaña, los tejados y los árboles de Ainielle, ahogados entre peñas y bancales, comenzarán ya entonces a fundirse con las primeras sombras de una noche que, aquí, contra el poniente, llega siempre mucho antes.»

La lluvia amarilla

Anielle existe. Y existe no solo en la ficción. Llamazares nos lo recuerda desde la antesala de la novela: “En el año 1970, quedó completamente abandonado, pero sus casas aún resisten […]”, aunque los personajes son “pura fantasía del autor”. Sin embargo, a lo mejor, “bien pudieran ser los verdaderos” (aunque él no lo sepa).

Documental Ainielle, de Eduardo de la Cruz, 2013

Volver a recuperar Anielle es una utopía, pero no lo es tanto hacer una ruta, recorrer sus caminos, encontrar las huellas de Andrés y seguir sus pasos: “Así, cada primer sábado de octubre, pueden subir a Ainielle para hacer una marcha cultural en las que charlan sobre arquitectura o etnografía de estos pueblos y suena la música. Es imposible volver a habitar el Sobrepuerto, sería una quimera. O no hay infraestructura o es imposible recuperarla. Pero sí queremos que sobreviva el recuerdo de aquellos hombres con un carácter forjado por la montaña, nos cuenta Isabel Manglano, la presidenta de la Asociación O Cumo, que organiza las marchas y el mantenimiento del camino.”

El silencio y la quietud de Ainielle contagia a los visitantes

En la escritura del autor leonés no se oculta el homenaje a todos esos pueblos que fueron desapareciendo y la tragedia que sufrieron sus habitantes cuando se vieron obligados a emigrar y abandonar su casa y sus orígenes.

“Han pasado quince años desde entonces. Quince años de silencio y de nostalgia. Quince años marcados por el signo de la resignación y el éxodo. Como un pueblo maldito, arrojado de la tierra donde durante siglos vivieran sus abuelos y sus padres, aquellos campesinos montañeses tomaron el camino que habría de llevarlos a lejanas ciudades, desconocidas muchas veces, donde poder fundar un nuevo hogar y encontrar un nuevo puesto de trabajo: ajena a sus temores y problemas, la vida seguía rodando normalmente. Lo que ya nunca podrían encontrar sería aquella paz rural perdida y el remedio a una nostalgia que, lejos de extinguirse con los años, se acentúa y agranda…”

Julio Llamazares, En Babia, 1991.

Para acompañarlo en este homenaje os dejamos esta página donde podéis encontrar muchos de los pueblos que, como Ainielle, han sido abandonados en la provincia de Huesca:

Ainielle

Si ya estáis instalados en Ainielle y nos queréis contar que sentís escuchando la voz de Andrés entre las páginas de La lluvia amarilla, nos gustaría que lo compartierais para sentirnos acompañados en esta solitaria lectura.

Valentina, la bibliotecaria del centro de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) en Barbastro, nos da unas sugerentes pautas de lectura. No os las perdáis.

 

No voy a pedirle a nadie que me crea, de Juan Pablo Villalobos

Empezamos la segunda lectura del club de lectura virtual 4 Lecturas, 4 Continentes, organizado desde las bibliotecas del Instituto Cervantes de Bruselas, Estambul, Tetuán y Chicago. En este año 2023 consta de nuevo de cuatro títulos destinados a amenizar los tiempos que corren con Amor y humor. En esta ocasión caemos del lado del humor con No voy a pedirle a nadie que me crea de Juan Pablo Villalobos.

Es No voy a pedirle a nadie que me crea una novela variopinta y con una grandísima carga de humor, donde transitan diversos y excéntricos personajes, desde mafiosos peligrosísimos –el licenciado, el Chucky o el chino–, una novia que se llama Valentina, lectora de Los detectives salvajes, y que está al borde de la indigencia; Laia, cuyo padre es un político corrupto de un partido nacionalista de derechas; un okupa italiano que se ha quedado sin perro; un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospechas, una perra que se llama Viridiana; una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik, y hasta la propia madre del protagonista, trágica, abusadora y fanfarrona. Personajes entrañables y excéntricos a los que le suceden cosas extrañas y divertidísimas. Los distintos personajes de esta historia nos advierten con frecuencia: No voy a pedirle a nadie que me crea, pues todo lo normal y corriente acaba convirtiéndose, sin que se sepa cómo, en surrealista y raro, incitando al delirio y a la risa, como la vida misma. 

Juan Pablo Villalobos nació en México en 1973 y vive en Barcelona desde 2003. En Anagrama ha publicado todas sus novelas, traducidas en más de quince países, algunas destacadas: Fiesta en la madrigueraSi viviéramos en un lugar normalYo tuve un sueño La invasión del pueblo del espíritu, así como su más reciente novela, de 2022, Peluquería y letras. Ha investigado temas tan heterogéneos como la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Destaca por deslumbrar al lector con un humor inteligente, por su perspicacia como observador, y por su capacidad para descubrir lo extraño en lo cotidiano. Arranca la carcajada sin mover un músculo, y esta característica le ha convertido en un autor imprescindible. En sus novelas nos habla de la realidad y de la ficción, o sea de la importancia de la literatura en nuestras vidas, y del papel fundamental del humor. 

El debate sobre No voy a pedirle a nadie que me crea se lleva a cabo del  20 de mayo al 9 de junio en este mismo blog, esperamos vuestros comentarios y opiniones tal como vayáis avanzando en la lectura. El sábado 10 de junio tendrá lugar el encuentro con Juan Pablo Villalobos en la plataforma Zoom, con la moderación de Ángel Hernando. Una oportunidad única para dialogar con el escritor y poder comentar detalles de la novela y de su trayectoria literaria.

Encuentro de «Los milagros prohibidos»

El sábado 18 de marzo celebramos el primer club de lectura del programa «4 Lecturas 4 Continentes» de 2023, tercera edición que dedicamos este año a obras de amor y humor para afrontar los tiempos que corren. El autor programado, Alexis Ravelo, nos dejó hace casi dos meses, el 30 de enero, de forma inesperada, sin darnos tiempo de poder celebrar con él esta sesión dedicada a una de sus obras más conocidas, Los milagros prohibidos, y disfrutar de la luz y la alegría que todos los que le conocieron aseguran que desprendía. Inauguró el club de lectura Ana Vázquez, directora del Instituto Cervantes de Bruselas recordando el paso del autor por Bruselas a finales de 2022, y esos abrazos que regalaba, y que eran bien conocidos allende los mares.

Y aunque no pudimos contar con él, pudimos contar con dos grandes amigos y expertos en su obra literaria: José Luis Correa, profesor de didáctica de la lengua y literatura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que tiene un largo recorrido con Alexis Ravelo, y un detective de cabecera en sus novelas: Ricardo Blanco. Y por otro lado, Antonio Becerra, un gran amigo de Alexis, y también profesor en la universidad de Las Palmas, doctor en literatura y teoría literaria, además de guionista, documentalista y editor. 

Con esta gran compañía y rodeados de lectores fuimos descubriendo a Alexis Ravelo, el escritor autodidacta al que se le conocía en los primeros tiempos como el escritor del Cuasquías, así solicitaban sus primeros lectores sus libros en tiendas y bibliotecas, el libro del camarero del Cuasquías, el eterno bar en el que trabajaba y desde el que comentaba sus lecturas con todos los que querían discutir sobre literatura. Sus principios fueron caóticos como escritor, al igual que lo era como lector, leía todo lo que le caía en las manos, que le caía de manos de su padre, vendedor de libros de puerta a puerta, lo que le permitió hacerse con muchas lecturas desde bien pequeño. Su padre también le inculcó el valor de hacer las cosas bien. Sus influencias literarias fueron también cuentos y relatos cortos, y el primer país que le fascinó fue Argentina, seguido de México, donde la novela negra es de un negro muy oscuro. Este bagaje, junto con la formación posterior en diferentes talleres de escritura, le fueron conformando, muy rápidamente, como el gran escritor en el que se ha convertido, con novelas de ritmo trepidante, de una cadencia sobrecogedora… y que hacen una delicia la lectura de todas y cada una de sus obras. 


Lectores y participantes durante el club de lectura dedicado a Alexis Ravelo. Al habla Ángel Hernando, moderador del club de lectura. 

Ambos invitados estuvieron de acuerdo en afirmar que la obra literaria de Ravelo es una reflexión filosófica sobre la sociedad y el mal, por eso se encontraba tan cómodo en la novela negra, un género que le permitía el análisis y la denuncia para llegar a expresarse como él quería, en un negro muy negro, sin grises, y con mucha violencia, que él mismo había experimentado en diferentes experiencias vitales. Mientras tanto, escribía también su novela soñada, su novela seria, que salió a relucir a lo largo del debate porque finalmente la publicó: La otra vida de Ned Blackbird. Otra importante característica del autor que discutimos durante la tertulia fue el inmenso respeto que Alexis Ravelo tenía por el lector, todo lo hacía pensando en ellos, los lectores, en un diálogo continuo, eran lo más importante y el punto principal de sus novelas, y de sus intervenciones como crítico y agitador cultural. También respetaba a sus personajes, a los que trataba con mimo, especialmente a los más frágiles.

Muchos lectores admitieron desconocer ese episodio histórico tan excepcional retratado en la novela: la semana roja de La Palma, y destacaron la preciosidad e inmensa tristeza a la vez del libro que nos ocupaba esa tarde, un pesimismo respecto al ser humano implícito desde la primera página, donde sin embargo queda patente cómo son también las personas las únicas capaces de salvar de la iniquidad. Otro lector comentó los juegos narrativos de la mano del autor, un multinarrador, y otro el tratamiento de la maternidad en ese lugar y en esa ápoca concreta. Fueron varios lectores los que destacaron la horrible figura de Floro, el malo malísimo de nuestra novela al que Antonio Becerra comparó con un importante personaje de la literatura canaria, Doramas, del que se dice que mudó de lengua pero no de traje. Otros personajes fluctuaban en función de las propias dinámicas de la guerra, pero Floro no, es malo y el precursor de las desgracias que suceden. Para Alexis Ravelo contar esta historia, basada en un hecho histórico real, era un acto de redención, su aportación personal para no dejar en el olvido a todos los Floros de la historia, la manera de Alexis de dibujar y personalizar el mal.  

Otro compañero canario, que también quiso estar presente en este homenaje, destacó de la novela la identificación que los canarios hacen de ella, los lugares, el habla, la forma de ser, esa manera tan mágica que tiene el escritor de hacer reconocer al lector la entonación y la prosodia en la lectura, propio de un buen conocedor de la cultura y literatura canaria como era Alexis Ravelo. Para este amigo canario, la verdadera seña de identidad del autor era la expresión, que consigue convertir lo local en universal. Y el ejemplo perfecto en la novela, Rosita, la madre de Floro. José Luis Correa destacó en este sentido, la socarronería canaria tan presente, efectivamente, en el autor, tanto en sus letras como en sus palabras.

Despedimos la sesión con recomendaciones de otras obras del camarero del Cuasquías, donde destacaron Los nombres prestadosLa estrategia del pequinés o Un tío con una bolsa en la cabeza, además de la ya mencionada novela seria, La otra vida de Ned Blackbird. Te invitamos a seguir leyendo a Alexis Ravelo, porque una vez que lo conozcas, no vas a querer dejar de disfrutar de este gran personaje que era el autor, muy literario también, y conocido especialmente por sus impresionantes abrazos.

Divulgación cultural … al golpito

Alexis Ravelo era también, además de un reconocido escritor, un gran divulgador cultural de las Canarias, impartiendo talleres, creando espacios culturales o través de las entradas de su blog.  

Fue coordinador, con Pedro Flores, de Biblioteca en Movimiento, plataforma de actividades de animación a la lectura en el Gabinete Literario de Las Palmas y profesor de talleres como La máquina del cuento, junto a Blas Laiz y Fernando Martínez ‘Montecruz’, coordinador del Laboratorio Creativo Anroart o profesor de los talleres de escritura creativa de Unibelia.

Foto: Joan Calvet

Destaca su trabajo en el taller de escritura creativa en torno al cuento contemporáneo Factoría de ficciones, que tenía lugar principalmente en la biblioteca Pública del Estado de Las Palmas de Gran Canaria, además de (en su versión intensiva y de forma puntual) en otros ámbitos, como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria o el Centro Penitenciario de Salto del Negro (dentro del proyecto Leer es Libertad)

Fue cofundador y miembro del consejo de redacción de la revista literaria La Plazuela de las Letras  que de 1996 a 2003 se dedicó a la difusión de autores canarios noveles, el mismo Alexis publicó 6 relatos en sus páginas, como el Historia con mosca verde (Julio 1995), o el precioso Calendrias (octubre 1995), además del artículo Estado de salud del cuento en Canarias (diciembre 2001).

Junto con Antonio Becerra Bolaños, fue creador y coordinador del espacio Matasombras, de la sala Cuasquías donde se celebraban jam sesión de microrelatos que a partir de 2007 se bautizaron como Memorial Dolores Campos-Herrero en honor a la periodista y narradora canaria fallecida ese año.

Fue guionista del documental Hasta el amanecer. Ginés Cedrés : 25 años sobre el escenario de Nico Alva, recorrido por los últimos 25 años de la historia del rock en Canarias, a través de uno de sus grandes protagonistas, Ginés Cedrés (Los Coquillos).

En 2019 reeditaba la novela Crimen de Agustín Espinosa en la colección Libros del tiempo de la editorial Siruela. Esta novela editada originalmente en 1934, cuyos ejemplares fueron destruidos y fue recuperada en 1974, constituye en palabras de Ravelo la primera novela surrealista publicada en España. Con motivo del Año Espinosa, Alexis impartió la conferencia Los crímenes de Agustín Espinosa recogida después en la revista Catharum, en ella se confesaba un lector enamorado de la obra de Agustín Espinosa, indicaba que se le debería incluir en la Generación del 27 y que Crimen debería estar disponible siempre, como el clásico que es. Quizás por todo ello la había incluido en Los milagros prohibidos, como el libro que Agustín Santos el protagonista lleva consigo en su huida.

Comisario y director de Aridane Criminal en Los Llanos de Aridane (desde la primera edición en 2021), planteaba el festival con la idea de organizar un encuentro de novela negra y policiaca en la periferia y que saliese al mundo y así lo hizo hasta su tercera edición en 2023.

Decía Alexis en su blog, al hacer balance del primer Aridane criminal: “Ya estamos trabajando en ello [nueva edición], ahí, a nuestro estilo, al golpito*. Y sí, volveremos y todo será igual de bueno. O será mejor.” Seguramente aplicaba esta filosofía en todo en lo que se implicaba. 

* expresión canaria para referirse a la acción de hacer las cosas con calma.

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