El Instituto Cervantes utiliza cookies propias y de terceros para facilitar, mejorar y optimizar la experiencia del usuario, por motivos de seguridad, y para conocer sus hábitos de navegación. Recuerde que, al utilizar sus servicios, acepta su aviso legal y su política de cookies.

   

Blog del Instituto Cervantes de Estambul

Biblioteca Álvaro Mutis

De los orígenes de Piedras negras a la trama de la novela

Marthe sacó del bolso un sobre grande y, de él, una carta. 

  —Mi abuela murió en Toulouse hace cinco días. Era española, se llamaba Marta Medina Ortiz y durante la guerra estuvo aquí, en Breda, alistada en el bando republicano…, acaso en este mismo lugar donde estamos ahora. Este edificio parece muy antiguo —dijo lentamente, y se le notaba cómo iba traduciendo en su cabeza. (Piedras negras, p. 40).

Piedras negras permite a Eugenio Fuentes unir dos de los vértices de su narrativa: la novela negra y ese otro tipo de novela que queda fuera del canon detectivesco. Lo hace a través de uno de sus personajes predilectos y, en sus propias palabras, mejor construidos, la miliciana violista Marta Medina, intentando fusionar un cabo suelto de su novela ambientada en la guerra civil Si mañana muero (2013) con la serie protagonizada por su investigador Cupido, y el punto geográfico de confluencia de las dos en ese lugar imaginario de Breda, ciudad inventada por el autor y donde sitúa habitualmente sus historias.

“Corre el año 2004. Marta Medina, la miliciana violista de aquella novela, muere en Francia, donde ha vivido exiliada casi toda su vida. En su testamento encomienda a su nieta Marthe que viaje a España para encontrar al hijo que se vio obligada a dar en adopción nada más nacer, en plena guerra. El detective Cupido localiza en Toledo al hijo de Marta, que fue adoptado por una poderosa familia y hoy es un rico empresario que se niega a creer la teoría sobre su verdadero origen.” (El Cultural, Fernando Díaz de Quijano, 25 de febrero de 2019). Este es el punto de origen del relato, la unión de ambos ámbitos literarios y la coartada para atrapar al lector en una investigación por la que van a desfilar perfectamente hilvanados el robo de bebés por parte del franquismo, la corrupción de la iglesia, la burbuja inmobiliaria, el origen de la crisis del 2008 y la falsa bonanza económica. ¿Cómo logra el autor ensamblar todas estas piezas y que suenen en armonía?:

Eugenio Fuentes. Foto de Iván Giménez para «El Cultural»

“Con toda humildad puedo decir que no me ha resultado difícil encajarlas. Esta novela la tuve varios años en la cabeza antes de sentarme a escribirla, así que no tuve que salir a buscarla. La prensa ha hecho mucho hincapié en lo de los niños robados, pero yo no tengo la sensación de que sea una novela sobre eso. Yo la veo como la historia de la reconstrucción de una familia destrozada formada por tres generaciones: la abuela, la nieta y el eslabón perdido, que es el hijo dado en adopción. El detonante de toda la historia es el testamento. Como decía el poeta alemán Gottfried Benn, ¡qué sería de las novelas policiacas sin el testamento!” (entrevista realizada para El Cultural, por Fernando Díaz de Quijano Eugenio Fuentes: «La novela negra ha creado grandes personajes pero no un estilo literario» (elcultural.com)).

Este detonante provoca el encuentro entre Marthe y Cupido en la ciudad de Breda, aunque a diferencia de la mayoría de los relatos protagonizados por este investigador, la acción se centre en Toledo, ciudad donde reside el supuesto hijo robado. A partir de esta puesta en marcha, la narración se divide en dos tramas diferenciadas y confluyentes que adquieren carta de naturaleza negra en el capítulo 13: “Al cruzar el claustro y dejar a su derecha la sala de la Inquisición creyó detectar la vibración de una sombra tras una de las columnas y, por un instante, la embargó un terror medieval, pero se forzó a mirar hacia allí y no vio nada. No había nadie […] (Piedras negras, p. 175).

“En el transcurso de las pesquisas, el autor nos sumerge en las difíciles vicisitudes de un gran número de personajes, que buscan desesperadamente un lugar en el mundo y una identidad, a la que no siempre les resulta fácil acogerse; porque en esta novela aparecen buen número de historias de hijos cuyos roles familiares o sociales no están claros, o bien precisan de una vindicación que consume sus existencias.” (Blog “Novela negra y cultura popular” Piedras negras. Eugenio Fuentes – Novela negra y cultura popular (wordpress.com)).

Sin duda, el enlace por parte de Fuentes de sus dos formas narrativas no es meramente anecdótico: busca profundizar en el análisis y construcción de los personajes, apuesta por contar historias personales llenas de dramatismo con una rara habilidad literaria para diseccionar los diferentes estamentos sociales a los que se adscriben de forma natural cada uno de sus protagonistas. En definitiva, ambos géneros se retroalimentan y se invisten cada uno de las propiedades del otro: suspense (el género negro) y profundidad literaria (los otros géneros cultivados por el autor).

Como escritor preocupado por un género tradicionalmente tan denostado intelectualmente en nuestro país como el de la novela negra, Fuentes ha llevado a cabo una profunda reflexión en el género, sobre todo en su ensayo Literatura del dolor, poética de la bondad (Editora Regional de Extremadura, 2013) donde nos propone un decálogo:

1. No hacer concesiones al mercado del presente (no venderse a lo popular) pero tampoco “escribir para la posteridad” (pensando en un futuro lugar en el Parnaso).

2. Buscar que relato y personajes encajen y se iluminen mutuamente, haciendo que en el desenlace confluyan la verdad objetiva e incontrovertible de los hechos y la no menos indomable de los sentimientos y motivos implicados en ellos.

3. Procurar que la preocupación por el “quién” y por el “cómo” no impida indagar en los “porqués”.

4. Hacer que el relato surja de las pulsiones de los personajes, que estos no resulten fagocitados por la estructura del relato.

5. Que el artificio no se imponga sobre la coherencia narrativa, de modo que las historias narradas no se alejen de la realidad.

6. Incorporar cuando sea necesario las lecciones de la modernidad que nos ha legado el Siglo XX.

7. Intentar que la estructura se base en la interrelación entre todos sus elementos, y no en una mecánica sucesión de peripecias.

8. Despertar el interés, pero no la impaciencia del lector.

9. Buscar, más que el entretenimiento, el estremecimiento del lector.

10. Elevar la novela negra hasta las academias, apoyándose en méritos literarios, en peldaños forjados con palabras y en un riguroso cuestionamiento de los tópicos.

Quizás atendiendo a esta propuesta, podamos como lectores entender las sutilezas que se esconden entre las Piedras negras: ¿qué os está gustando más en la novela? ¿Veis claramente los diferentes aspectos del decálogo de Fuentes? Y, sobre todo, ¿pensáis que logra mantener el interés sin perder la calidad literaria?

Eugenio Fuentes: bajo los designios de Cupido

El escritor extremeño Eugenio Fuentes se ha convertido en uno de los más destacados representantes de la novela negra española. Nacido en Montehermoso (Cáceres), en 1958, su carrera literaria oscila entre la novela, el relato corto y el género ensayístico. Licenciado en Filología Hispánica, la serie de su detective Ricardo Cupido le sitúa como un escritor imprescindible en la renovación del género negro en el panorama literario español sin abandonar los cánones que definen a este tipo de narrativa: “las obras de Eugenio Fuentes pueden ser adscritas a la novela negra por su utilización de una serie de recursos formales, temáticos y pragmáticos basados, simplemente, en la presencia de un acto delictivo -generalmente, un crimen-, en el mantenimiento de una intriga que genera la interacción lúdica del lector y en la aparición de un personaje que lleva a cabo la investigación.” (“Eugenio Fuentes y la (re)creación del género policiaco”, Javier Sánchez Zapatero, EPOS, XXVIII, P. 217).

Foto de la agenica EFE

Mientras esperamos -con grandes expectativas- la publicación de Perros mirando al cielo, la próxima entrega del detective Cupido, que aparecerá muy prontito en Tusquets, los lectores de 4L/4C estamos devorando la hasta ahora última entrega de la serie, Piedras negras, una novela en la que Cupido sale de ese universo imaginario de Breda para hacernos viajar junto a sus reflexiones de Toulouse a Ciempozuelos, pasar por Basilea y el Grand Ballon con su medio de transporte favorito, la bicicleta, y dejarnos perdidos, en busca del criminal, en las calles de la ciudad de Toledo. Pero antes de meternos de lleno en la trama, preguntémonos quién es Ricardo Cupido.

Ricardo Cupido

Según nos cuentan en el blog detectivesdelibro.blogspot.com (Mis detectives favorit@s: Ricardo Cupido – Eugenio Fuentes (detectivesdelibro.blogspot.com) )“Ricardo Cupido Lasso nació en Breda, una pequeña ciudad ficticia 20.000 habitantes situada al norte de Extremadura. Hizo la mili en León y Madrid. Estudió Ciencias de la Información, rama de imagen, pero le faltan dos asignaturas para terminar la carrera. Se dedicaba al contrabando de tabaco por la frontera, oculto en colmenas, cuando fue detenido. Pasó 20 meses en la cárcel, no delató a sus compañeros.”

Eugenio Fuentes hace aparecer a este personaje en El nacimiento de Cupido. Tanto en esta novela como en Contrarreloj nos da a conocer su experiencia carcelaria por el delito de tráfico ilegal de tabaco rubio. En El interior del bosque, cinco años después de su “alumbramiento”, aparece ya instalado en Breda donde trabaja como detective privado. En realidad, tenemos muy pocos datos, aunque sí sabemos que siendo niño falleció su hermano y que tiene que cuidar a su anciana y enferma madre. Un dato importante para conocer a nuestro protagonistas y su comportamiento en el relato es su afición al ciclismo -experiencia que comparte con el propio Fuentes. Según nos recuerda Javier Sánchez Zapatero “El papel del ciclismo en la serie Cupido adquiere gran trascendencia, pues, además de convertirse en el marco ambiental de una de sus entregas, condiciona el discurso narrativo, ya que la descripción detallada del esfuerzo en la carretera del personaje permite dilatar el ritmo de la acción, explicitar las reflexiones sobre el caso del investigador y, en definitiva, contribuir al mantenimiento de la intriga” (Op. cit., p. 220).

Y no olvidemos que Cupido tiene también a su doctor Watson de cabecera, el Alkalino, un personaje que, situándose como el propio Fuentes señala “en burbujas de realidad”, acompaña al detective en su quehaceres investigadores. El Alkalino nos da una pista de quién es este detective bredense (le preguntaremos a Fuentes si nos está permitido el neologismo): “el que sabe, el que pregunta y escucha y reflexiona y sabe”.

La serie del detective Cupido la componen las siguientes novelas: El nacimiento de Cupido (1993). El interior del bosque (1999), La sangre de los Ángeles (2001), Las manos del pianista (2003), Cuerpo a cuerpo (2007). Contrarreloj (2009), Mistralia (2015) y Piedras negras (2019).

Y como adelanto del encuentro con Eugenio Fuentes del próximo 11 de diciembre, la entrevista al autor con la que nos obsequió Óscar López en Página Dos con motivo de la publicación de Mistralia y en la que nos dan pinceladas esenciales de cómo el autor construye sus novelas negras:

Seguro que ya estáis inmersos en la trama. Escribidnos para explicarnos qué os parece la novela, si os está gustando o si encontráis diferencias con las entregas anteriores de nuestro Club.

Piedras negras, de Eugenio Fuentes

Empezamos la última lectura del club virtual  4 Lecturas, 4 Continentes, organizado desde las bibliotecas del Instituto Cervantes de Bruselas, Estambul, Tetuán y Chicago. La novela en esta ocasión es Piedra negras del escritor Eugenio Fuentes.

En Piedras negras, última entrega, hasta la fecha, del detective privado Ricardo Cupido, Marta Medina fallece de alzhéimer en Toulouse. En el testamento encarga a su nieta Marthe que busque a un hijo que tuvo que dar en adopción en tiempos de la guerra civil. La nieta viaja a España y encarga la investigación a Ricardo Cupido. El detective descubre que el hijo de Marta se llama Alejandro Garcilaso y es un hombre muy rico y padre de una hija ilegítima. Cuando Cupido y Marthe le revelan quién es él en realidad, éste se niega a aceptarlo y Marthe regresa desengañada a Toulouse. Días después, la hija de Garcilaso aparece asesinada. El crimen resulta un tanto gótico y truculento, y Garcilaso, que quiere investigarlo al margen de la policía, le pide a Cupido que descubra qué o quiénes se esconden tras ese homicidio. 

Eugenio Fuentes nació en Montehermoso (Cáceres) en 1958. Galardonado con varios premios y traducido en doce países, Fuentes ha logrado con éxito situarse como uno de los autores españoles de novela negra con mayor proyección en el extranjero gracias a su detective privado Ricardo Cupido, protagonista de las novelas «El interior del bosque» (1999), «La sangre de los ángeles» (2001), «Las manos del pianista» (2003), «Cuerpo a cuerpo» (2007), «Contrarreloj» (2009), «Mistralia» (2015) y «Piedras negras» (2019).

El debate sobre esta excelente novela se llevará a cabo del  20 de noviembre al 10 de diciembre en este mismo blog, esperamos vuestros comentarios y opiniones tal como vayáis avanzando en la lectura. El sábado 11 de diciembre tendrá lugar el encuentro con Eugenio Fuentes en la plataforma Zoom y con la moderación de Ángel Hernando. Una oportunidad única para dialogar con el escritor y poder comentar detalles de la novela y de su trayectoria literaria.

Encuentro con Marta Sanz

Este sábado nos reunimos en torno a la novela Black, black, black, Pam, pam, o incluso Bla, bla, bla… todas ellas la misma novela, de la genuina escritora Marta Sanz. Una escritora tan franca como inquietante, valiente, y que maneja la palabra escrita y oral de manera magistral. Este sábado pudimos comprobarlo.

La escritora nos empezó desvelando sus primeros pasos en la literatura gracias al empeño de su padre, que la animó, además de licenciarse en Filología Hispánica, a formarse en enseñanza ELE y en talleres literarios que perfeccionaron su estilo y la lanzaron a la escritura literaria. También es doctora y especialista en la poesía española de posguerra. Desde un punto de vista intelectual, así como desde la construcción de la sensibilidad, ambas formaciones suplementarias fueron fundamentales para encontrar a la gran escritora que descubrimos hoy. De su madre ha escrito mucho (Lección de anatomía), y de su padre publicó durante la pandemia (Parte de mí).

Le preguntamos qué suponían para ella los premios literarios, y admitió que es muy gratificante que te reconozcan la labor, aunque también puede abrumar. Uno de sus libros, Clavícula, narra la ansiedad que le produjeron los premios literarios (Ojo Crítico, Herralde…) en su trayectoria literaria, un mundo distorsionado que la colocó al borde del abismo. Nos adelantó que esta obra será llevada al teatro en formato musical, con la que está muy emocionada. De igual manera, admitió que los galardones son más placenteros que dolorosos, y pudimos comprobar la sonrisa de oreja a oreja que se la pone cuando reconocen su trabajo.

Alguna lectora había leído de ella que era la escritora de lo feo, Marta corrigió, de lo desagradable. Aprendió hace mucho que escribir no era sólo escribir bonito, que también se puede, en efecto, escribir feo, que cada cosa encuentra su camino, y su espacio: «contar las cosas de manera adecuada es añadir un plus«. Se manifiesta como una escritora autobiográfica, que habla de las mujeres, de su forma de relacionarse, entre ellas y con su cuerpo. Para Marta hay dos maneras de entender la literatura, algo que te agranda los ojos y te muestra lo que no siempre quieres ver, o algo que te tranquiliza y adormece. Ella escoge la primera, y desde siempre ha preferido plantear conflictos a través de la palabra literaria, ese es su compromiso. Al escribir pone su cuerpo y su alma. Frente al concepto de literatura anoréxica, perezosa, asequible y altamente comercial, ella opta por el «barroco radical», la literatura llena de grasa, un libro que según ella puede ejemplificar esta tesis es Farándula. Marta necesita ir a la contra para dar otras alternativas a lo que debe ser.

La novela y el cine negro, asegura, forman parte de ella. Se ha sentido desde siempre muy atraída por la reinterpretación que el género hacía del realismo, y toda esa dimensión ética y política, fascinada por la música, la fotografía, el ritmo o los personajes de los grandes clásicos, Chandler, Highsmith… Sin embargo, en el s. XXI, se dio cuenta de que el género negro se había convertido en algo altamente previsible, y que no colocaba en ningún conflicto al espectador. Por eso decidió escribir esta novela negra Black, black, black, aunque con tintes reivindicativos, críticos con el devenir del género. Por aclamación editorial, continuó la segunda (Un detective no se casa jamás) y la tercera novela de la saga del detective Arturo Zarco (Pequeñas mujeres rojas), cerrando un círculo perfecto de percepciones y formas de entender la vida, el romántico y soñador Arturo Zarco, y la realista, deductiva e inteligente Paula Quiñones, la que conecta a Zarco con una realidad que este no quiere ver. En la trilogía pone de manifiesto la violencia entre Paula y Zarco, la violencia en las relaciones sexuales tóxicas, de lucha, de dominio.

Otro punto en común de toda su obra que destacamos en el club fue su humor, un humor negro, irónico, inteligente, que dice formar parte de su ADN, y que lo utiliza desde un punto de vista narrativo como la única manera de meter el dedo hasta el fondo de la llaga y que aparentemente no duela. Y la primera que pasa por ahí es ella misma. Opta por no tomarse las cosas demasiado en serio, hay que reírse. 

El público aclamó, en diferentes opiniones el recurso del diario de Luz en la novela, segundo black, que nos invita a reflexiones como hasta qué punto somos responsables de nuestras ficciones, o si las ficciones pueden manipular las acciones cotidianas. Existe un juego continuo en el libro sobre la capacidad que puede tener la literatura para transformar la realidad. La autora nos lo ejemplificaba con los modos de representación de la violencia, hasta qué punto pueden denunciar o normalizar diferentes acciones. Para ella, en este libro está todo, toda la violencia estructural de nuestro día a día: las envidias, la violencia machista, el abuso sexual, el maltrato a los mayores… pero también está implícito la posibilidad de cambiar todo ello, de cuidarnos y de cambiar lo que nos rodea.

Frente a esta escritora atípica y valiente, ella también busca lectores intrépidos y activos. Afirma que la literatura es un contrapeso a esa nueva forma de asimilar la información, pide al lector compromiso con su vida y experiencia para descifrar lo que hay debajo de la red de palabras, y tomarse su tiempo para ello. Hay una crítica política profunda en sus libros respecto al mundo en el que vivimos. Un buen libro no depende del tiempo que te lleve su lectura, sino de cómo la misma puede cambiarte después.

El lugar del crimen

“El lugar donde el crimen se realiza está estrechamente ligado a las exigencias internas del relato policial y, por tanto, la elección de un lugar u otro incluye una sobresignificación mayor de lo que en principio pudiera pensarse” (MARTÍN CEREZO, Iván. (2006). Poética del relato policiaco (de Edgar Allan Poe a Raymond Chandler). Murcia: Universidad de Murcia).

La edición de Anagrama de Black, Black, Black nos sumerge a través de esta escalera en el interior de un bloque de pisos en el centro de Madrid. Los vecinos -de clase baja- recorren el edificio intercambiando saludos e intimidades: lugar idóneo para que cualquiera de estos habitantes pueda ser el sospechoso ideal si se comete un crimen. Por esta galería social Marta Sanz sitúa a inmigrantes, jubilados, jóvenes coleccionistas de mariposas, mujeres de la limpieza y mujeres escritoras, algún posible pedófilo, y a enfermos de vejez y desmemoria. Desgraciadamente, nos encontramos también un cadáver, el de Cristina, una geriatra casada con un inmigrante, primer sospechoso por obra y gracia del racismo de los padres de la víctima.

En este barrio de Madrid todo es gris, en palabras de Zarco, el detective encargado de la investigación: “[…] gris el cielo y las fachadas de los edificios de cuatro plantas y la ropa en los escaparates de las tiendas. […]”, y las antenas parabólicas, y las palomas, y los coches aparcados, las farolas, los contenedores de basura, y hasta las bombonas de butano (que por su propia naturaleza suelen ser de color naranja).

Estas escaleras nos conducirán a cada una de las casas, a reductos de convivencia donde cada personaje se dibuja y se alimenta de su propia desconfianza, pero donde lo más importante es el propio espacio, un microcosmos que va a ser decisivo tanto a la hora de cometer un asesinato como a la hora de desvelar la culpabilidad:

¿Quién es el asesino? es la pregunta que abre toda narración policial. El criminal es igual a todos los personajes pero a la vez diferente. Tiene motivos para matar, pero también el resto puede tenerlos. La coherencia literaria exige que sea alguien que pertenezca al mundo de la víctima, alguien que conviva con la misma en una sociedad cerrada de la que ambos forman parte. No puede haber mejor manera de ejemplificar esto que haciendo a víctima y asesino vecinos (puerta con puerta).” (“Black, Black, Black de Marta Sanz: una mirada a la novela negra española”, Lara Soria Arellano).

Imagen de la fotógrafa Paula Anta, de la serie «La arquitectura de los árboles»
(L’architecture des arbres | Paula Anta)

Madrid, ciudad del crimen

Probablemente, la influencia de la novela realista a partir de Galdós sea el primer antecedente que “ofrece una imagen de la ciudad de Madrid como generadora del crimen en tanto espacio de desigualdad y tensiones sociales”. El interés de Galdós por la criminalidad, así como el de otros escritores como Emilia Pardo Bazán o Pío Baroja -cuya obra La lucha por la vida, una descripción de los bajos fondos madrileños de fin del siglo XIX, sería un antecedente del “Madrid negro” van convirtiendo poco a poco a esta ciudad en fuente de inspiración para futuros narradores del género: Francisco García Pavón con sus historias de Plinio -un caso madrileño para el detective de Tomelloso-, Carlos Pérez Merinero, Jorge Martínez Reverte o Juan Madrid (“La Metrópolis en la novela negra actual: caras y voces de Madrid y Barcelona”, tesis doctoral de Cristina Jiménez-Landi Crick).

Un ejemplo cinematográfico del ambiente que se va creando lo podemos encontrar en el maravilloso filme de Edgar Neville, El crimen de la calle Bordadores:

En realidad, esta película es una adaptación de los hechos reales que ocurrieron en la calle de Fuencarral:

“El crimen de la calle Fuencarral, en 1888, es sin duda uno de los más famosos de la historia de la criminología española. El relato del crimen, por más sórdido que pueda parecer, no pasa de corriente, sin embargo, el proceso se convirtió en el primer gran juicio seguido masivamente a través de la prensa. Uno de los periodistas que cubrieron el juicio fue Benito Pérez Galdós, y en él intervinieron personajes importantes en la época como José Millan Astray (entonces director de la cárcel Modelo). A la ejecución de Higinia, la condenada, asistieron unos 20.000 madrileños, y Antonio Cánovas tuvo que persuadir a la Reina Regente María Cristina de que debía reprimir su impulso de ejercer su derecho de Gracia. Todo esto sucedía en Madrid el mismo año que Jack el Destripador actuaba en Whitechapel.”(Luis de la Cruz, El Diario.es, 5/3/2012)

Esta historia fue llevada a la pantalla televisiva dentro de la magnífica serie de crónica negra llamada La huella del crimen. Aquí os dejamos el capítulo para deleite de los amantes del género:

El Madrid de las Corralas

Cristina Esquivel probablemente falleciera en un bloque de pisos con un ambiente y una estructura muy parecido al de las antiguas Corralas madrileñas. ¿Qué es una Corrala?

“Arquitectónicamente, las corralas descienden de las casas de vecinos del XVII, que a su vez tenían dos parientes: las viviendas hidalgas castellanas (de origen árabe y romano) que se organizaban en torno a un patio y las casas campesinas con corral. Pero en las corralas urbanas, el patio, los pasillos, la fuente y los retretes eran compartidos por varias familias. Madrid crecía y los inmigrantes del campo no cabían en la villa, así que se apiñaron. Los patios eran, en miniatura, las plazas añoradas de los pueblos: allí jugaban los niños y los abuelos tomaban el fresco. «Las mujeres bajábamos a lavar juntas con nuestros barreños de cinc», recuerda María Fernández, vecina de La Corrala, de 79 años. «Hoy todo es distinto, ni mejor ni peor; cada uno tiene su lavadora y su váter, pero antes había más armonía entre vecinos… ¡y una portera muy alegre!».” (Patricia Gosálvez para El País, «170 años en torno a un pasillo«)

Imagen de La Corrala de la calle Amparo, 54, en el madrileño barrio de Lavapies

Una portera muy alegre, un portero vigilante -desde la dictadura-, a la escucha, porque las Corralas son los lugares ideales para intercambiar discursos, para cotillear y saber de la vida de los otros, para que el lenguaje, como se demuestra en la novela de Sanz, se acabe convirtiendo en un juego de poder, de dominio del prójimo: el de Zarco y Olmo, el de Clemente, el de Josefina, el de Luz, y por supuesto el de Paula. El laboratorio en el que se mueven estos personajes no es otra cosa que una microfísica del poder que -por acercarnos ya al final de esta entrada- queremos ejemplificar en la tercera parte de la novela, cuando Paula ejerce su autoridad en la narración: “Caigo y recaigo en la misma trampa. No me curo. Él no me deja curarme. No sano porque cada noche, con la excusa de mi soledad, me llama y me cuenta una vida de la que sería mejor que yo no supiera nada. Zarco echa alquitrán sobre el piso y yo me quedo aprisionada […] Ahora por lo menos llevo yo la voz cantante […]”

Lectoras y lectores, ¿cómo subisteis esas escaleras y cómo estáis descendiéndolas? ¿Habéis escuchado las voces de ese edificio? El próximo sábado Marta Sanz nos acompañará para escuchar las vuestras, para que seáis vosotros los que llevéis la voz cantante. No os lo perdáis.

  • Twitter
  • Facebook
  • RSS

Biblioteca Álvaro Mutis / Álvaro Mutis Kütüphanesi

Logotipo del Instituto Cervantes

Dirección / Adres:
Tarlabaşı Bulvarı, Zambak Sok 25
34435 Taksim/İstanbul

Horario
Martes-miércoles-jueves, de 11.30 a 14.00 y de 15.00 a 19.15;
Viernes, de 11.30 a 14.00 y de 15.00 a 17.00 Sábados, de 11.30 a 13.00 y de 13.30 a 17.00
Domingos y lunes, cerrado

Çalışma Saatleri
Salı, Çarşamba, Perşembe ve Cuma: 11:30-14:00 ve 15:00-19:15.
Cumartesi: iki haftada bir Cumartesi gün hizmete açıktır: 11:30-13:00 ve 13:30-17:30.

Persona de contacto / İrtibat Kişisi
Francisca Segura.

https://estambul.cervantes.es

bibest@cervantes.es

Red de bibliotecas del IC en la web social

  • Blogs de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes
  • Facebook de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes
  • Twitter
  • Instagram de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes
  • Canal YouTube de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes
  • Página de Pinterest de la RBIC

Calendario / Takvim

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
© Instituto Cervantes 1997-2025. Reservados todos los derechos.