La carrera literaria del escritor Julio Llamazares muestra su capacidad para indagar en la intimidad del ser humano a la vez que transmite el contexto social e histórico en el que se inserta la existencia individual de cada uno de los personajes dando fe de aquello que decía el filósofo alemán Karl Marx: “El hombre hace de su actividad vital el objeto de su voluntad y de su conciencia”.
“Notamos que los recuerdos se activan, las evocaciones generan imágenes visuales o sensoriales, las voces del pasado se hacen parte del presente según un proceso por el cual se afirma una posición frente a los dramas contemporáneos. Todo esto que pertenece al orden de la memoria y al propósito de la crítica adquiere sentido político y cultural al insertarse o concebirse como una reflexión que parece dialogar con el pensamiento crítico de la modernidad.” (Cárcamo, S. (2023). Memoria y resistencia en la obra de Julio Llamazares. Olivar, 23(37), e137. https://doi.org/10.24215/18524478e137)
Dos de los argumentos que constituyen el trasfondo de La lluvia amarilla, la memoria y la resistencia (a los que nos referíamos en detalle en la anterior entrada de este blog), están muy presentes ya desde el inicio de su carrera literaria, en los dos libros de poemas La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1981):
“En odres muy antiguos, tan antiguos que ni siquiera el dolor
puede alcanzarles, está guardado el tiempo. Y su costumbre deja posos
más ácidos y azules que el olvido.
Como hierba crecida entre ruinas, la soledad es su único alimento y,
sin embargo, su sustancia es tan dulce como nata crecida.
Absteneos, no obstante, de ponerle interrogantes amarillas
o de buscar dioses de trapo allí donde existen solamente aguas absurdas.
De todos es sabido que el tiempo no posee otra grandeza
que su propia mansedumbre.”
(La lentitud de los bueyes)
Ya sabemos que Llamazares nace en Vegamián -ese pueblo desaparecido bajo las aguas del pantano de Porma (Embalse Juan Benet)- en 1955. Su familia, como el resto de los habitantes del pueblo, se tuvieron que trasladar y el escritor va a pasar su infancia en Olleros de Sabero, un pueblo minero de León. Este pueblo es precisamente el escenario de la tercera novela del autor, Escenas de cine mudo (1994).
A los 12 años se traslada a Madrid para seguir sus estudios en un colegio religioso. Cuatro años después, con 16 cumplidos, se instala en León para estudiar el curso previo al ingreso en la Universidad. Cursará los primeros años de la carrera de Derecho en León y los dos últimos en Oviedo y Gijón, ciudades en las que pasaría tres años de su vida.
En la década de los 70 comienza a dedicarse al periodismo en Radio Popular de León. En esta ciudad surgirá en 1975 un grupo literario, Barro, que publicará en 1976 algunos poemas del autor en el libro Barro. Poesía. En este año recibe el premio Nacional de Poesía Universitaria. Sin duda, estamos ante un dominador de la palabra, es así como se conciben los poemas, y este es el lugar que trasciende su carrera como escritor. Ya hemos señalado que La lluvia amarilla es una novela concebida con el alma de los versos.
En 1981 se instala definitivamente en Madrid. Aquí va a colaborar con diferentes periódicos y revistas (Diario 16, El Urogallo, …). En estos primeros años en la capital finalizará su libro El entierro de Genarín, sobre el personaje esperpéntico que protagoniza la procesión de Jueves Santo en León. Memoria de la nieve sería galardonado con el premio “Jorge Guillén” en 1982. Una beca para jóvenes escritores le ayuda a finalizar su primera novela, Luna de lobos (1984). Es una época de premios, tanto de periodismo como de literatura.
El año 1983 marca el debut dentro del cine con la película El Filandón -a la que ya nos hemos referido en una entrada anterior del blog- donde además de participar en el guion de una de las partes podemos verlo también como actor. Es un momento en el que se ve atraído por el medio audiovisual colaborando en el programa cultural de TVE Tiempos Modernos (aquí podéis ver una de las emisiones con el deleite de incluir una entrevista al escritor argentino Jorge Luis Borges. Al final del programa, en los créditos, encontráis a Julio Llamazares entre los asesores).
En 1985 comienza su colaboración con El País y escribe el guion de su novela Luna de lobos junto al director Julio Sánchez Valdés. La lluvia amarilla aparecerá en 1988 y en el 90 El río del olvido, su primer libro de viajes, que se inspira en el recorrido que realizó en 1981 por la comarca leonesa del río Curueño.
En 1991 publica En Babia, libro recopilatorio de sus trabajos periodísticos y de viajes. El año 94 es el de la aparición de Escenas de cine mudo, así como la escritura del guion de la película El techo del mundo (1995) junto con el director Felipe Vega.
En 1998 ven la luz dos libros más, los relatos Tres historias verdaderas y el libro de viajes Tras-os-montes, un delicioso recorrido por la homónima región montañesa de Portugal (donde encontramos personajes llenos de amor y humanidad, como Antonio Alberto Pereira, quien guardaba un ejemplar del libro de Llamazares en su Barco do Amor: “El viajero, emocionado, le mira hacer en silencio, ahora ya de pie en la barca, sabiendo que este momento quedará ya en su memoria para siempre”). En 1999, colaborará como guionista con la directora Iciar Bollaín en la película Flores de otro mundo:
Llamazares dilata su entrada literaria en el siglo XXI, ya que no publicará hasta seis años después El cielo de Madrid, primera novela no ambientada en un paisaje rural. En 2008 aparece uno de sus proyectos más ambiciosos, Las rosas de piedra, un viaje por todas las catedrales de España -más bien una parte de ellas, las de la zona norte- porque en 2018 continuaría con este proyecto con la publicación de Las rosas del sur.
A partir de 2010 publica una recopilación de relatos, Tanta pasión para nada (2011), dos relatos de viajes, Atlas de la España imaginaria (2015) y El viaje de Don Quijote (2016), y dos novelas: Las lágrimas de San Lorenzo (2013) y Distintas formas de mirar el agua (una vuelta a la montaña leonesa). Sería finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León con ambos libros. Nada mejor que contemplar la relación del escritor con su tierra para comprender el verdadero significado de su escritura. En 1999, TVE emite en su programa Esta es la tierra el capítulo “León, memoria de la nieve, por Julio Llamazares”:
Su última novela es de 2023, Vagalume, una novela de ocultación y desvelamiento, una reflexión sobre la necesidad de escribir. “Un homenaje, en definitiva, a todas esas personas que, desde la imaginación, como luciérnagas en la noche, crean vidas mientras los demás dormimos” (de la contraportada de la edición de la editorial Alfaguara). Una novela llena de belleza y en la que el escritor se descubre a sí mismo como el ciego de Llamazares (el pueblo del mismo nombre) que nunca deja de viajar y nunca llega a ninguna parte o como la del protagonista de Cenizas en la niebla (uno de los títulos inscritos en Vagalume): “un maquinista de trenes que tras cuarenta años de trabajo se jubilaba y se quedaba sin saber qué hacer con su vida: hasta entonces había consistido en ir de un lugar a otro sin detenerse en ninguno”.
Si queréis descubrir a este viajero errante y maquinista portentoso no os perdáis el encuentro que tendremos con él el próximo sábado. Os esperamos con vuestra mochila cargada de preguntas.
4L/4C 4Lecturas/4Continentes Felipe Vega Iciar Bollaín Julio Llamazares Julio Sánchez Valdés Karl Marx La lluvia amarilla Luna de lobos S. Cárcamo Tiempos Modernos
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