Se trata de una de las expresiones culturales más genuinas de un pueblo y que más hacen para explicar su modo de entender la realidad, que en el caso de la comunidad sefardí ha pervivido con más fuerza y generado nuevas frases en cada uno de los lugares donde se asentaron, desde Estambul a Rodas. En esta sección dejó una brevísima recolección de algunos de sus refranes.
Para la vida corriente, decían cosas como: «Avaz sin arroz, es komo boda sin tañedor» (habas sin arroz es como boda sin músicos); «De afuera vendrá, ken de mi kaza me echara» (de fuera vendrá y de mi casa me echará); o «De la madre a la ija, de la parra a la vinya» (que traduciríamos como «de tal palo tal astilla»).
En lo referente a la vida social utilizaban refranes como: «Un figure de pocos amigos» (Cara de pocos amigos) y «De Dio i del vizino no se puede eskonder» (no te puedes esconder ni de Dios ni del vecino); y para referirse al periodo entre el comienzo y el fin de la Pascua decían que eran días «Medianes».
De cara a su relación con el resto de súbditos del Imperio otomano, es conocida la expresión de enfado de «mira ke me ago turko» (como sinónimo de musulmán) o esta conocida copla sobre una sefardí, que harta de las quejas de su marido, decide cambiarse de ropa y de religión:
«…Ya se quita el tocadico
Y ya se mete el yashmaquito (velo musulman)
Por los negros yapraquitos (arroz envuelto en hojas de parra)
Que no los supo hazer,
Selamalikim, Effendem
Ya se quita el tocadico
Y ya se mete el yashmaquito»
Se calcula que un 90% de la cocina sefardí tiene ascendencia ibérica, muestra de ello son platos estambulies que guardan un gran parecido con peninsulares: «de parida» con las toledanas rebanadas de parida, los «travados» y «mustuchudos» con los pestiños y mostachones andaluces. Al conjunto de la sociedad turca aportaron elementos como el «pandispaña» (bizcochos) y aprendieron platos como los «yapraquitos» (arroz envuelto en hojas de parra).
La dieta sefardí en el siglo XVIII se basaba en las aceitunas, el aceite y el caviar, por lo que los anuncios rusos de prohibir su exportación causaban no pocas conmociones en la comunidad. También consumían vino, que fabricaban ellos mismos y no compartían con personas de otras religiones. En la celebración del Purim consumían «tishpishti» (pastel de nuez con sirope) y baklava con canela.
La madre judía, responsable tradicional de la cocina, aportaba además muchos conocimientos generales al mundo de la mesa como que: los buñuelos causan indigestión, el arroz acidez y que el té cura todas las enfermedades.
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