Denominado «el banyo de Balat» por la comunidad sefardí local, ha sido desde hace siglos uno de los principales polos de la vida social judía en el barrio. Ubicado a pocos metros de las principales sinagogas de Balat, todavía en el siglo XX era habitual que los locales acudieran en masa los viernes, el día antes del sagrado Shabat.
Se cree que habría sido construido durante el gobierno del sultán otomano Bayaceto II (1447-1512) en la más típica tradición otomana, aun apreciable en su estructura arquitectónica. Tanto hombres como mujeres lo utilizaban, si bien en horarios estrictamente separados. Una palangana estaba reservada para las purificaciones ceremoniales, tanto para las habituales entre semana como para el tivilá («baño ritual de la novia»), en la que el jueves anterior a las nupcias la familia del futuro esposo costeaba el baño, depilación y maquillaje de esta.
Dirección: Callejón Çavuş Hamamı. No:1/1, Fatih
Horario: 07:00-22:00
Cuando llegaron al Estambul del sultán Bayaceto II (r.1481-1512) los sefardíes, expulsados y con buena parte de sus bienes retenidos en la península ibérica, obtuvieron del gobierno otomano y de las comunidades judías locales una acogida que les permitió levantar cabeza. Desde entonces, y a pesar que consideraban a sus vecinos turcos algo extravagantes (decían de ellos que «lo toman todo de la kola»), se convirtieron en fieles súbditos del país de acogida.
Aportaron, entre otras cosas, el uso de la imprenta (aunque limitado a ediciones con el alfabeto occidental) y conocimientos sobre la fundición de metales como el cobre para la fabricación de armas, así como perfeccionaron el uso de la pólvora. También son reconocidas sus habilidades en la curtiduría y la repostería, que podemos apreciar en el uso del turco actual de términos como «masa» (de mesa, pues la costumbre turca era comer en el suelo) o «pandispaña» (que es el nombre del bizcocho).
El argot turco también se vio enriquecido por términos como «papel» (sinónimo de dinero, por los primeros billetes que se pusieron en circulación), «manita» (por novia, del dicho castellano «hacer manitas») o «palabras» (que se entiende como mentira, por los compromisos incumplidos de algunos mercaderes).
Rompiendo con el legado filosófico de Al-Ándalus, la mayor parte de sefardíes se consideraban «pasadores de ora», es decir, dedicados en exclusiva a asuntos profanos y prácticos: a finales del siglo XIX y principios del XX una parte sustancial de la comunidad eran pequeños propietarios de negocios mientras que el 45,9% del total se dedicaban a trabajos no cualificados.
En esta sección trataremos desde la organización político-religiosa de la comunidad sefardí en los últimos 500 años, a la evolución de sus expresiones culturales, pasando por la descripción de algunas de sus más llamativas costumbres folclóricas a la explicación de cómo fue su vida diaria durante este largo periodo.
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