La oligarquía sefardí siempre tuvo claro que el control de la educación les favorecía: Joseph Nasi (1524-1579) fundó en Haskoy la Gvira Yeshiva, y en 1854 Albert Cohn con la familia Camondo fundaron la Escola, con profesores y métodos franceses que les valieron la repulsa de los sectores más conservadores de la comunidad.
No sería hasta 1865, en una clara demostración de poder blando de los judíos franceses, que se fundó en Estambul la primera escuela de la Alliance. Gratuita y bajo un control relativo del gobierno otomano, el ladino seria dejado de lado en favor del francés (y un poco del hebreo). En 1899 se edificó el edificio principal de la Alliance en Haskoy.
Para 1905 este sistema de escuelas había demostrado ser un éxito, con 7 escuelas para chicos y 6 para chicas, formando a un 30,21% de la comunidad sefardí, a menudo pertenecientes a los estratos más elevados de la misma. En 1955 el edificio central de la Alliance fue convertido en un edificio administrativo del Gran Rabino y, en la actualidad, sirve como residencia de ancianos.
Dirección: Calle KiracI Odalari No.9, Haskoy
Horario: Por determinar
Una de las construcciones con una historia más dinámica del barrio, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. Consagrada en 1823 con el nombre de Kal Kados («sagrada sinagoga») pero más conocida por el nombre de la calle en la que se encontraba (que significa «cabello de doncella» en turco).
En 1882 fue rediseñada por el arquitecto local Samuel Malki con una fachada neoclásica de ladrillo, inspirada en modelos del judaísmo occidental, y en 1890 las obras de restauración comisionadas por la familia Camondo terminaron por invisibilizar los restos del siglo XVII.
El 24 de enero de 1909 fue el escenario de la elección de Haim Nahum como Gran Rabino por todos los delegados del Imperio Otomano, quien acercaría la comunidad sefardí a los postulados constitucionalistas del momento. En 1985 el edificio seria clausurado ante la falta de una congregación de vecinos hasta que en 2001 sirvió como sede del museo de historia judía de Turquía.
Dirección: Callejón Perçemli No.1, junto a la plaza Karaköy, Beyoğlu
Horario: Consultar con la oficina del Gran Rabino
Esta sinagoga, cuyo nombre significa «Árbol de la Vida» (muy común en las sinagogas de la región desde la Edad Media), fue edificada en 1660 por las comunidades sefardíes recientemente trasladadas desde los barrios al otro lado del Cuerno de Oro.
En el jardín de la sinagoga se abrieron tres pequeñas midrash («capillas») para el culto diario, habitualmente utilizadas por el gremio de los estañeros. Debido a los frecuentes incendios, en 1703 y en 1813 se pidió permiso a las autoridades otomanas para realizar reparaciones.
El incendio más importante acaeció durante la noche del Kippur de 1941 (1 de octubre), cuando buena parte de la estructura se perdió con la excepción de la cámara de mármol de la sinagoga, que conservaba en su interior el Ehal (armario donde se guardan los rollos de la Torá) donado por la familia Camondo en 1825.
Fue reparado al poco tiempo, sin embargo en 1994 el edificio pasó por una restauración completa debido a la alta concentración de sefardíes en el barrio, anexándose las pequeñas capillas.
Dirección: Calle Muallim Naci Caddesi No. 38, Ortakoy.
Horario: Consultar con la oficina del Gran Rabino.
A lo largo de los 500 de historia del pueblo sefardí en Estambul sobresalieron hombres y mujeres, políticos y comerciantes, que, en mayor o menor medida, contribuyeron al desarrollo de la sociedad otomana. Tras su traumática expulsión de la península ibérica, los recién llegados se convirtieron en fieles súbditos del sultán, algo que no siempre les favoreció.
Una primera etapa de la historia sefardí iría desde el año 1492 al 1826: en este tiempo se consolidaron linajes de médicos personales del sultán, habiendo casos como el de Gabriel Buonaventura (s.XVI) que también triunfaron en el terreno diplomático, u otros como Daniel Fonseca (1668-1740) que fueron además aplaudidos por sus obras filosóficas; también hubo mujeres como Esther Handali o Esperanza Malchi quienes, despuntaron en el mundo político y empresarial del siglo XVI.
El alzamiento mesiánico de Sabatabei Zevi en 1666 trastocó el orden interno de la comunidad sefardí, sin embargo, fueron los procesos modernizadores del sultán Mahmud II (r.1808-1839) los que abrieron una nueva etapa para dicha comunidad cuando, en 1826, destruyó el obsoleto ejército jenízaro y a sus banqueros de la familia Carmona.
La segunda etapa, que extiendo hasta los disturbios xenófobos de 1955, supuso un relativo auge para la comunidad sefardí: los Carmona habían sido golpeados, pero en su lugar vinieron los Toledo, los Cuenca y sobretodo los Camondo, que modernizarían la banca otomana. También se harían sentir los cambios en el terreno empresarial donde, ante la rebelión de una parte de la comunidad griega frente al poder otomano, los sefardíes se mantuvieron fieles.
Asimismo, mientras la Corte del sultán se llenaba de judíos (Baruh Cogen como intendente de palacio o Yusuf Franco Pasha como ministro de telégrafo en 1918), la necesidad otomana de contar con un interlocutor único del pueblo judío favoreció la consolidación de un Gran Rabino en Estambul desde mediados del siglo XIX. La proclamación de la República en 1923 no supondría un trauma para dicha comunidad que, no solo acató los principios laicos de la misma, sino que aportó a grandes partidarios del mismo.
Los abusivos impuestos del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, la creación del Estado de Israel (1948) y los episodios violentos de 1955 contra las minorías de Turquía llevaron a que una parte sustancial de la comunidad, por temor a nuevas arbitrariedades y con la esperanza puesta en otros países, abandonaran la que había sido su patria durante casi 500 años.
A su llegada a Estambul, los sefardíes se adaptaron a una estructura político-administrativa pactada entre el sultán y los líderes de las comunidades judías romaniotas que sería conocido como el Millet: según este y a cambio del pago de impuestos, el soberano otomano toleraba la existencia del judaísmo y de un sistema de poder interno. Para consensuar la política comunitaria frente al sultán, organizaban un Beth Din (consejo religioso) formado por cinco rabinos cuyo líder era el Haham Bashi (significa Gran Rabino) que recibía el apoyo de un consejo ejecutivo laico de 14 miembros para asuntos mundanos.
Imitando la estructuración romaniota en kaal (cuyo centro era la sinagoga) los sefardíes aceptaron las primeras décadas la preeminencia de estos judíos griegos, sin embargo, su estatus libre de kendi gelen les daba una mayor autonomía frente al poder otomano, de ahí que en el siglo XVI comenzaran a disputarles el liderazgo. Miembros de la Corte del sultán como Yosef Nasi o Salomón ibn Yaes (1520-1603) fueron instrumentales en ese cambio; luego para finales del siglo XVII los sefardíes ya dominaban demográficamente la ciudad de Estambul.
El asunto del pseudo-profeta Zevi en 1666 dividió a la comunidad sefardí, así como levantó suspicacias hacia ellos en el entorno del sultán, por lo que el poder del Millet se inclinó nuevamente hacia los rabinos conservadores. La familia Carmona, banqueros de los jenízaros a comienzos del siglo XIX, y los Camondo, prestamistas del sultán después, devolvieron una cierta influencia a la comunidad judía.
La desconfianza otomana hacia griegos y armenios facilitó la entrada de judíos en el funcionariado otomano, en su mayoría desligados del mundo religioso, lo que con la voluntad de limitar las atribuciones del Millet en 1856 conllevó un cambio en la misma organización interna de las comunidades. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, un sefardí comentaría ante la nueva luna de miel entre el poder turco y el judío: «La clase dirigente de Turquía recuerda a un hombre voraz (…) empezó por devorar a los armenios, luego les tocó a los griegos, y después, uno de estos días, nos tocará a nosotros».
Comentarios recientes / Son yapılan yorumlar