La obra que leemos para la próxima sesión de nuestro club de lectura se ha convertido en uno de los libros del año. Pocos podían imaginar (tal vez ni siquiera la propia autora) que una obra sobre la historia del libro y la lectura podría llegar a estar entre los más vendidos, comentados y admirados. Y es que no se trata de una historia del libro a la usanza. Ya el propio título mueve a comentario. “El infinito en un junco” es una expresión acertada, resume a la perfección la idea central de la obra: como el libro y la escritura -y por ende la lectura se convierte en una función como aquellas que nos atormentaban en la secundaria, cuyo límite tendía al infinito. Y es que a partir del humilde cáñamo que da lugar al papiro, y a las derivaciones, innovaciones e inventos asociados a la escritura, el hombre es capaz de poner y reflejar la totalidad del universo, tangible e intangible: desde el registro de los bienes, caballos, grano, ovejas, hasta los sentimientos más recónditos; desde la descripción de los astros, hasta la definición de las fuerzas que rigen sus movimientos, pasando por los proyectos de hacer nuevas y mejores sociedades o el intento de meter la divinidad, el inasible numen en un libro.
Estamos lejos de aquellas obras eruditas que nos podíamos imaginar. No es que carezca de erudición. Al contrario, el libro está lleno de anécdotas, nombres propios, obras, en un diálogo constante entre el pasado y el presente, entre las obras clásicas grecolatinas (la autora es licenciada y profesora de clásicas) y las lecturas modernas de la autora (y aquí podríamos poner también nuestras propias lecturas), ramificaciones por otras obras y disciplinas que aumentan esa sensación de infinito a la que se refiere el título y que no es otro que la noción inabarcable de cultura. Pequeños capítulos, que remedan los antiguos cuentos de las Mil y una noches, Calila y Dimna o el Decameron (ahora que volvemos a pensar en confinarnos) que pueden tomarse como pequeñas dosis de buena lectura, pequeños pasos hacia el infinito. Otra idea sobrevuela el libro: si alcanzar es infinito se demuestra imposible, sí que hubo un tiempo en que estuvo al alcance de la mano. Y rehace para ello el mito de la biblioteca de Alejandría, hija póstuma del sueño imposible de Alejandro el Magno de abarcar la totalidad del orbe. Un sueño del que todos de alguna manera derivamos y que como esos sueños que no nos abandonan totalmente ya durante la vigilia, vuelven de forma recurrente a nuestra mente.
Y como Alejandro Magno nos alegramos ahora de ver que no hay límites a nuestra ansiedad lectora, de poder ir un paso más allá, un libro más allá. Sería tan aburrido haberlo leído todo, aunque a cambio nos quede la sensación de no haber podido leer todo lo que nos hubiese gustado. Ahora sí, estamos contentos de tener, y no resolver, una función que tiende a infinito.
Algunas entrevistas con la autora:
Una declaración de amor a los libros. Irene Vallejo, escritora
https://www.youtube.com/watch?v=nZ0DAHNCUQ8
Irene Vallejo en Hoy por hoy, Cadena Ser
https://www.youtube.com/watch?v=qTmGlnUOnvw
El infinito en un junco. Un libro sobre los libros
https://www.youtube.com/watch?v=2LKsW5Jb2b8
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