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Blog del Instituto Cervantes de Estambul

Biblioteca Álvaro Mutis

Encuentro con Karina Sainz Borgo en el 4L4C

Karina Sainz durante el club de lectura

El pasado sábado 26 de marzo, la escritora Karina Sainz nos regaló una maravillosa tarde de tertulia literaria, con gran generosidad y mucho entusiasmo por la emoción con la que acoge esta escritora los encuentros con los lectores. Cincuenta asistentes disfrutamos de escuchar y conversar con Karina, tan atentos y absortos que se nos pasaron de largo las dos horas convenidas para hablar de su primera novela, La hija de la española, en el primer club de lectura del programa «4 Lecturas 4 Continentes» de este año dedicado a la memoria. Las novelas de Karina Sainz tienen mucho de periodismo, es desde esta óptica desde la que mira al mundo y, la prensa escrita,  las letras que la han acompañado desde la infancia. Después, quedó deslumbrada por la literatura española del s. XX, y fueron estos autores los que la impulsaron a escribir con la fuerza que tienen hoy sus novelas. Para ella no existe el mundo sin la lectura, la arrogancia nace de las personas que no leen, que no conocen, que no quieren acercarse al otro. Para esta escritora, una persona que no lee, ya está muerta. Y así lo demuestra tanto en su primera novela como en la segunda, que nos permitió sacar a colación el artículo de ese mismo sábado por la mañana en la revista Babelia, y que define muy bien lo que nos cuenta: «‘El tercer país’, de Karina Sainz Borgo: Peligro, autor con biblioteca.» 

Karina Sainz se afinca en España en 2006, en un viaje que hizo de forma inversa al que realizaron sus abuelos, exiliados republicanos, al emigrar de España a Venezuela mucho años antes. España fue, desde entonces, un tema tabú en casa, como lo fue para ella durante mucho tiempo Venezuela. Se fue de su país muy joven y muy herida, y este libro, que no cuenta su historia personal pero sí emocional, ha visto la luz cuando cree haber curado, de alguna manera, esas heridas que produce la emigración forzada, el destierro y la nostalgia. Una nostalgia definida como movimiento, acción, todo aquello que estamos dispuesto a hacer por recuperar aquello que quisimos tanto.

De la nostalgia pasamos a hablar de la memoria, un tema consciente en el s. XX, por tener muchos más elementos que antes para saber lo que se escribe. Para la autora, la memoria nos previene de incurrir en frivolidades, y de la frivolidad a la violencia hay un paso. Con admiración mencionó a otros autores latinoamericanos como Juan Gabriel Vásquez o Iwasaki, y la relación de estos autores con la memoria, una relación lúcida y civilizada. Ella, Karina, sin embargo, no consigue todavía esa relación, aún se emociona, y es por esta circunstancia que se siente más cercana a la literatura española. 

Los lectores destacaron el desarraigo y la ansiedad en la lectura, el dolor y la valentía, y alguno incluso dudaba sobre cuáles eran las partes de realidad y cuáles las de ficción, incapaces de creer las atrocidades, bien conocidas por los que allí estuvieron, que ocurren como hechos reales en la novela. Varias lectoras colombianas se sintieron apeladas, recordando la emigración venezolana de los años relatados en el libro. Una democracia y un país tan fuerte, Venezuela, receptora hasta no hace tanto de emigración, y que no pudo impedir el naufragio, ¿puede volver a pasar en otros países latinoamericanos? Una lectora turca sintió muy cerca también la historia narrada en el libro, y la fragilidad de la democracia, a miles de kilómetros. Karina cree que esa fragilidad puede encontrarse en cualquier país a día de hoy, aunque, con optimismo, espera que contarlo sirva también para paliarlo.

Ángel Hernando, moderador del club,
en el encuentro del sábado 26 de marzo

Muy comentado también, como no podía ser de otra manera, fue el final del libro. Desde Tetuán les parecía muy cruel ese final, en Granada habrían escogido otro, y Karina confesaba que, de cualquier manera, el objetivo estaba conseguido: poner nervioso al lector en muchas de las situaciones por las que pasa la protagonista. 

Junto a otras decenas de referencias literarias que nos regaló la autora durante la tertulia, Karina Sainz nos desveló una interesante teoría sobre la literatura de mujeres latinoamericanas post boom, que contribuyen a contar y a denunciar la política desde el ámbito doméstico: Isabel Allende, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, Mariana Enríquez, Fernanda Melchor y Elena Poniatowska. Y con estas autoras, con ganas de leerlas a todas, así como de disfrutar del último libro de Karina Sainz, El tercer país, nos quedamos, con una sonrisa tan grande como la que nos regala esta periodista y escritora, compartiendo su tiempo, con una energía y una vibración que llegaron, lo sabemos, a los cuatro continentes.

Apuntes sobre la memoria

La memoria es el gran ejercicio político en el sentido amplio de la palabra. Te permite escalar las cosas. O por lo menos darles su justa medida. Está bien saber lo que vino antes de ti para que no cometas nunca la frivolidad de creer que estás inaugurando algo, que sepas que te debes a algo. La memoria supone recordar que vienes de un lugar”. (Karina Sainz Borgo, en la entrevista de Winston Manrique Sabogal para WMagazin, 4 de junio de 2019).

Karina Sainz Borgo con su editora María Fasce. /Fotografía de WMagazín

Estas palabras de Karina Sainz Borgo nos van acercando al encuentro con ella el próximo sábado 26 de marzo y, a la vez, nos hacen reflexionar sobre el tema principal de la nueva temporada de 4L/4C, la memoria.

En unos años en los que tenemos la impresión de que todo lo que hemos construido se desvanece, pierde sentido, desaparece, es precisamente cuando un gran número de manifestaciones artísticas y literarias concentran su mirada en la memoria: las Madres paralelas de Almodóvar, los últimos Marías (Tomas Nevyson o Así empieza lo malo, como muestra) o exposiciones como la de Anselm Kiefer en Paris, dedicada a Paul Celan -¡cuánto pesó el recuerdo sobre su vida y sus días finales frente al puente Mirabeau!-, o el Faire son temps, de la muestra de Christian Boltanski, sólo por poner algunos ejemplos, más los que cada uno de los lectores podría rastrear y citar en su entorno más cercano.

Fotograma de la película Madres paralelas, de Pedro Almodóvar

La hija de la española lo afronta desde un concepto que para la autora parece capital y que de alguna manera la define en su proceso creativo, la nostalgia: “La nostalgia es un tema recurrente. Sentimos nostalgia de lo que ya no podrá ser, de aquellas cosas que se estropearon, que caducaron. La nostalgia no es algo muy saludable, la verdad, pero a mí me alimenta y me guarece, sobre todo. Es una fuente de evocación de cosas hermosas. La nostalgia es como tener la posibilidad de resucitar a alguien…” (Karina Sainz Borgo, en la entrevista de Winston Manrique Sabogal para WMagazin, 4 de junio de 2019).

Y no es mucho desvelar que Adelaida Falcón se reconstruye, se transforma y abre un nuevo horizonte de posibilidades a través de la “resurrección” de Aurora Peralta. Sí, todos recordamos la cita de Juan Gabriel Vásquez: “Uno es del lugar donde están enterrados sus muertos”. Sin embargo, es muy sugerente contrastar las palabras del escritor colombiano con lo que nos cuenta Rosario López en su reseña del libro de Sainz Borgo para Latin America Literature Today, rememorando una idea del escritor peruano Fernando Iwasaki: uno en realidad es de donde nacen sus hijos:

“Adelaida entierra su patria con su madre, porque su madre es su patria y su tierra descuartizándose como líneas de vida en las manos. Se convierte en el escenario donde otra cosa, otra persona, sucederá. Esa persona es Aurora, su vecina. Aurora es, era, la hija de la española, una mujer de esa gente que llegó huyendo de la guerra civil española y la posguerra, gente que solo tenía una cosa para vivir: sus manos. Julia, la española, montó su negocio en La Candelaria, murió hace tiempo, y ahora Adelaida encuentra su casa abierta y a Aurora, la hija de la española, muerta, con los papeles preparados para irse a España, donde la esperan. No se sabe quién la mató, pero a Adelaida no le importa.”

“La hija de la española”: La novela sobre una Venezuela que dejó de existir cosecha éxito en todo el mundo (ntn24.com)

Si analizamos la novela con perspectiva y distancia, podemos decir que la memoria no es únicamente la reconstrucción de los hechos del pasado, sino que se acaba convirtiendo en un hecho antropológico y social. Adelaida nos hace ir y venir al pasado idílico y al presente más terrible, idealizando el primero y denunciando y culpando al segundo por ser causante de la pérdida paradisiaca. “Sainz Borgo nos permite estar en la niña y la mujer a la vez, cuenta un relato personal y universal, de ir y venir, mantiene la tensión, calma el hambre del que lee para saber qué pasará y del que lo hace para entender qué ha pasado.” (Rosario López, reseña del libro de Sainz Borgo para Latin America Literature Today).

Además de este análisis distanciador, en el que la escritora apuesta por un sentido universalizante, buscando que el lector se vea reflejado más allá del punto de vista local, la novela no deja de ser una apuesta por describir unos hechos, unos personajes y una escenografía sin ningún tipo de ambigüedades: “La hija de la española pertenece al género de la novela testimonial –no necesariamente periodística ni autobiográfica– que obliga a un autor a narrar el miedo, el sufrimiento, la tortura, la muerte y la esperanza, acaso. Rara vez esas novelas son contemporáneas a los hechos relatados y, cuando lo son, sorprenden doblemente.”, Christopher Domínguez Michael, Letras Libres, septiembre de 2020.

Escuchemos lo que nos cuenta la autora:

Vídeo de Penguin España

Como reflexión final sobre estos apuntes dejémonos acompañar por un párrafo del libro:

“Cuando las puertas del ascensor se cerraron, me miré en el espejo. Mi aspecto era lamentable. Estaba agotada, envejecida, agria. Entre la mujer que era y la que me miraba de vuelta cruzaba una larga fila de espectros, versiones lavadas de un documento original. Había perdido mucho peso. Lucía mayor, pasada de moda, como si en lugar de venir de otro país llegara desde otro tiempo. Así debía ser el aspecto de la madre de Aurora Peralta cuando llegó a mi ciudad. Pero yo estaba viva. Ella ya no.” (La hija de la española, en un lugar en el libro que seguro que encontraréis).

“Dice la verdad

quien dice la sombra”

(Paul Celan)

Karina Sainz Borgo: de Venezuela a España

Fotografía: Clara Rodríguez

A la escritora venezolana Karina Sainz Borgo puede ser que La hija de la española le arrebatara un país y, a la vez, le devolviera un relato, aquel que cuenta Adelaida en la novela o, quizá, el mismo que oculta Aurora Peralta en su viaje hasta España. En definitiva, una narración que se mezcla con su propia biografía y que provoca que nos detengamos en el devenir de la escritora:

“De Caracas. De 1982. Dejó la Venezuela chavista y se instaló en España el Día de la Hispanidad de 2006. Casi quince años de recuerdos, retrovisores, vidas muertas, muertes vivas, dolores, tacones lejanos, esperanzas y volver a empezar.” (Álvaro Sánchez León, Karina Sainz Borgo: “Cultura y democracia forman parte de un mismo magma”, ACE prensa, 21 de junio de 2021).

En la novela, la protagonista, Adelaida Falcón, una correctora de una editorial extranjera que acaba de perder a su madre, se ve enfrentada al dilema moral de elegir entre principios o supervivencia. En el lado de la hija se encuentra una barrera que va más allá de lo humano y que implica asumir y aceptar el ecosistema en el que te ha tocado salir adelante. Este universo no es otro que el de la violencia y el del ejercicio del poder:

“Yo solo tenía claro que quería hacer mi propio alegato antiautoritario. Para mí, la pérdida de Adelaida Falcón es la expresión de un Estado autoritario. Cuando ella está en su lugar de origen vive en un exilio interior. Tiene que deshumanizarse y su catadura moral va bajando, porque el entorno, de alguna manera, no le deja otra opción.” (Karina Sainz Borgo en la entrevista de Álvaro Sánchez León par ACE prensa).

Fotografía de Marcos Míguez

Sainz Borgo es periodista especializada en temas culturales y ha construido su identidad desde la palabra a través de los diferentes artículos que ha ido publicando para medios como Voz populi, ABC, Zenda, Onda Cero, así como en sus diferentes libros en los que nos vamos a detener para dar contenido a su palabra:  

Crónicas barbitúricas (2019)

“Cuando aterricé en España hace ya más de doce años supe que si quería sobrevivir, tenía que escribir. Sólo así podría comprender y tener fuerza para conducir el cayuco de mi propia prosa. Los textos que forman parte de Crónicas barbitúricas son abocetamientos de una abolición: la del país que dejé atrás y de ese otro al que me incorporé, España. Este libro es la farmacopea de mí misma. Es la receta médica del que escribe para empujar la pastilla del desencanto. Es mi arsénico y mi insatisfacción. Son el poso al que han ido a parar mi asombro y mi ira.”.

Esta palabra de Sainz Borgo dan cuenta de esa búsqueda de la propia identidad a través de la literatura, escuchando los ecos de su leidísimo Thomas Bernhard, que, como ella misma afirma, le marcó en su búsqueda de lo propio. Uno puede mostrarse y buscarse en el transcurrir de sus personajes, pero son ficción, literatura, una de las mejores formas de atender al darse de la verdad.

“Los libros tienen capas de sentido y proponen cosas, y los lectores tienen una capacidad tremenda para desentrañar realidades y sugerencias. Puede, incluso, que uno quiera lanzar un mensaje claro y su sentido se transforme entre otras manos.”

El Tercer País (2021)

Todo ocurre en una frontera, la que separa la sierra oriental de la occidental. Angustias Romero huye de la peste con su marido y sus dos hijos atados a la espalda. Los gemelos, sietemesinos, mueren en el trayecto, y, tras guardarlos en sendas cajas de zapatos, el matrimonio se dirige a enterrarlos en El Tercer País, el cementerio ilegal regentado por la mítica Visitación Salazar.

Este es el resumen de su última novela, en la que la autora vuelve a situarse en el lado oscuro, en un lugar lleno de violencia y de autoritarismo, un lugar en el que las mujeres se vuelven a constituir en protagonistas y donde son capaces de mantenerse erguidas a pesar de la contundencia del opositor.

La hija de la española (2019)

Este es el relato que no cesa, aquel que nos tiene ocupados, el que nos obliga en cuanto lectores a posicionarnos, ese que obliga a la propia autora a reubicarse en su planteamiento: “Y luego empecé a darme cuenta de que los libros solo se completan con los lectores. Mucha gente me dijo que se sentía como Adelaida Falcón, no solo por vivir en el epicentro de un proceso político como el de la protagonista, sino porque quizás habían perdido a su madre recientemente, porque La hija de la española refleja una sensación de pérdida tremenda».

Como siempre lo mejor es dar la palabra a la autora para que nos guíe y nos ilumine. Aquí os dejamos la entrevista que le hizo nuestro admirado Óscar López en el programa de rtve Página Dos (fragmentos: 6’50’’ – 12’16’’, 20’37’’ – 26’, y 26’17’’ hasta el final):

Karina Sainz Borgo y Óscar López en Página Dos, de RTVE

En este momento de vuestra lectura, ¿qué pensáis de Karina Sainz Borgo?, ¿creéis que su literatura es autobiográfica, política, ideológica, …? ¿Qué os gustaría compartir de vuestra lectura de La hija de la española?

Madres

“Madre murió anoche,

madre, que nunca muere.

El invierno flotaba en el ambiente,

faltaban muchos meses

pero aun así flotaba en el ambiente. […]

(Louise GLÜCK, Noche fiel y virtuosa, traducción de Andrés Catalán, Visor Libros, 2021)

Carmen Isasi, Deshabitadas, 2020-21. Imagen cortesía de la artista

La novela de Karina Sainz Borgo habita en un territorio lleno de mujeres, “matriarcado total” dice la autora, en una denuncia consciente de la misoginia latente de la sociedad venezolana. Sin embargo, no queremos detenernos aquí en las referencias generales a lo femenino, sino adentrarnos en la figura de la madre o más bien deberíamos decir de las madres.

Ya desde la primera línea del libro aparece como protagonista involuntaria: “Enterramos a mi madre con sus cosas […]”. Es una heroína fallecida, sin presencia, casi shakespeareana, como el fantasma del padre de Hamlet, es como eso que tan bien se dice en la expresión “brillar por su ausencia”. Es una desaparición que hace brotar el relato, que desvela la verdad y que condiciona el transitar de la historia. Adelaida Falcón muere, pero Adelaida, la otra, la hija, vive. Vive en la pérdida de la madre, una madre que no es únicamente literal, sino, al mismo tiempo, metafórica. Es la patria perdida, una patria que la escritora no quiere nombrar: “siempre estaré escribiendo sobre Venezuela aunque nunca la nombre, porque realmente son las cosas que te duelen”. Un país innombrable y una época aparentemente acrónica, a pesar de que las referencias literales a Caracas y los hechos que allí suceden sean claramente documentables. Una búsqueda del reconocimiento en lo universal para manifestar el significado de la orfandad, la que se sufre cuando alguien debe abandonar su patria o cuando debemos despedirnos de nuestra madre muerta:

“Mirando aquel hueco de arcilla, pensé en una frase de Juan Gabriel Vásquez que leí en una de las galeradas que tuve que corregir unas semanas antes: <<Uno es del lugar donde están enterrados sus muertos>>.” (La hija de la española, p. 26).

Fotografía de Guillermo Mestre (Karina Sainz Borgo: «Era incapaz de entender tanta muerte en Venezuela» (heraldo.es))

El relato se mueve en esa búsqueda de lo que nos falta, de lo que hemos perdido, de esa identidad que nos hurtan, pero a la que, a la vez, no podemos renunciar. Y en un intento de universalizar la historia, Karina Sainz Borgo pretende confrontarnos a una visión de lo enajenado, de lo que nos ha sido arrebatado, equivalente al mismo suceso en diferentes tiempos y espacios: “el horror que se narra puede pertenecer a cualquier geografía en conflicto, y los seres humanos estamos hechos de lo mismo en todas partes donde se vea amenazada nuestra integridad.” (entrevista de Ainara Mantellini para Letra urbana : «La violencia, la mujer y la patria en La hija de la española » )

Ante los ojos de la protagonista se van sucediendo acontecimientos inhumanos, violaciones de los derechos más inalienables, expropiaciones, violencias, torturas, robos, saqueos, corrupción, … Y la autora se pregunta cómo se recupera alguien de esa experiencia. El recuerdo del suicido de Primo Levi tras haber sobrevivido al infierno de Auschwitz, tal y como Sainz Borgo ha manifestado en alguna entrevista, le lleva a reflexionar sobre su propio papel en la historia de su país.

Así, ante las angustias vividas por las manifestaciones de 2017 en Caracas, la autora venezolana hace consciente su vínculo indestructible con la historia de su patria: uno de sus primeros relatos habla de Enrique Bernardo Núñez, quien arrojó su novela La Galera de Tiberio al Hudson, aún a sabiendas de que era su mejor trabajo: “Y me dediqué a reconstruirlo, a buscarlo, hablé con los hijos, y finalmente la explicación que dan es que la novela estaba llena de erratas. ¿Qué te tiene que pasar para que no te puedas sobreponer de eso? Y que se convirtiera después en historiador.” . Y allí está el motor de su literatura, esa búsqueda de lo que hace de su nación un lugar que devora a todo aquel que quiere hacer algo, una encrucijada de violencia y belleza. Una madre que nos quiere, pero que nos abandona:

“Os he estado observando mucho tiempo,

puedo hablaros de la forma que me plazca…

Me he plegado a vuestros gustos, cuando miro con paciencia

las cosas que amáis, cuando hablo

tan solo con metáforas, y aludo

a detalles terrestres, tal y como preferís, […]”

(Louise GLÜCK, fragmento del poema “Mañana clara” incluido en El iris silvestre, traducción de Andrés Catalán, Visor Libros, 2021)

Carmen Isasi, Deshabitadas, 2020-21. Imagen cortesía de la artista

Como seguro que ya habéis avanzado en la lectura, sabréis que Adelaida Falcón no es la única madre importante en esta novela. Sí, hay otra madre redentora, salvadora, Julia, la española, la madre de Aurora Peralta, la hija de la española, quien a su vez se convierte en el salvoconducto de Adelaida. Esa madre también está ausente en el texto. Casa Peralta, el restaurante que regenta, es la casa del exiliado, de aquellos que en otro momento de la historia también se vieron obligados a emigrar para sobrevivir a un conflicto y que, como Adelaida, necesitaron reconstruir su historia. Así, Aurora, la hija de Julia actúa como vaso comunicante de la experiencia del desarraigo aportando sus cenizas, su cuerpo, su dinero y su identidad para que otra mujer, su vecina expulsada de su propia casa, pueda construir en ese país que Julia tuvo que abandonar muchos años antes su propia Casa Falcón.

“Cuando llegamos al cementerio, ya estaba abierto el hoyo con dos fosas. Una para ella, otra para mí.” (La hija de la española, p. 26).

Para finalizar esta entrada os dejamos una entrevista del periodista Moisés Naím con la autora. No os la perdáis porque nos da muchas pistas de lectura:

Sin duda, los comentarios que estáis haciendo a las diferentes entradas del blog están enriqueciendo las lecturas de todos. ¿Qué pensáis del papel de las madres en la novela? ¿Creéis que estamos ante una historia universal? Esperamos vuestras opiniones.

“La hija de la española”, una visión actual del mundo

Es curioso cómo la lectura de La hija de la española se hace cada día más actual en un mundo convulso e inestable para la humanidad

Twitter-karinasainz

En la novela de Karina Sainz Borgo asistimos con detalle al grado de corrupción al que conducen los ideales del chavismo: “Aunque La hija de la española posee pocas páginas, logra agrupar todos los odios, perversiones, tragedias y el deterioro de la calidad de vida de todos los seres que viven atrapados en el país. Todos estos terribles acontecimientos están condensados en apenas unos meses que es donde se ambienta la novela, mostrándolos no solo en su presente, sino también en vistazos de su pasado.” (LA HIJA DE LA ESPAÑOLA, EL DESARRAIGO ES EL PROTAGONISTA (resumiendolo.com))

Probablemente, desde la distancia a todos se nos haga difícil asumir la situación de deterioro de un país con la suficiente riqueza natural y humana como para ser uno de los más prósperos del continente americano. Sin embargo,  Karina Sainz Borgo se posiciona a través del personaje de Adelaida Falcón en la piel de una clase media venezolana que, poco a poco, fue sufriendo las consecuencias de un régimen que entre sus pretensiones estaba, paradójicamente, la búsqueda de la igualdad social. Parafraseando al Vargas Llosa de Conversación en la catedral, podemos preguntarnos ¿cuándo se comenzó a joder Venezuela?

Ya hemos visto en una entrada anterior de nuestro blog cómo se produjo la llegada del chavismo al poder y las consecuencias de la instauración del régimen del Comandante. La novela radiografía con detalle todas las perversiones a las que ha conducido un sistema de gobierno en el que sólo se atiende a la visión maniquea del conmigo o contra mí. “Es imposible saber hacia dónde evolucionarán las cosas, pero el apretado balance del chavismo […] deja en evidencia las líneas matrices de la historia venezolana de la que forma parte: el petróleo y el capitalismo rentístico que no se ha querido o podido superar”, afirmaba Tomás Straka en abril de 2019.

En estos días asistimos a una nueva vuelta de tuerca de esta idea clientelar en un país como Venezuela que sigue contando con uno de los mayores bienes del capitalismo mundial: el petróleo, la energía. En esta crisis sin precedentes que nos acecha y amenaza con hacernos desaparecer, Venezuela vuelve a acaparar los focos: las reuniones de la administración Biden y el posterior encuentro entre Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno venezolano, y el ministro de exteriores ruso nos hacen leer este libro con otras antenas, con intereses diferentes.

RUSSIAN FOREIGN AFFAIRS MINISTRY (EFE)

Vivimos momentos en los que quizás todos nos pongamos en la piel de Adelaida: “Mi obligación era sobrevivir”(p. 171). Pero para sobrevivir ya sólo nos quepa, como a la protagonista, renunciar a nuestra propia identidad, lo cual, como señala Fernando Aramburu, el autor de Patria, “parece a todas luces preferible a perder la vida”. Y Aramburu ahonda en la herida con toda la contundencia del lenguaje: “El siglo XX europeo y asiático abundó en este tipo de construcciones tiránicas de base colectivista y, consecuentemente, en cronistas que las describieron desde el conocimiento inmediato y la disidencia, casi siempre corriendo graves riesgos.”. Parece que el siglo XXI quiere hacer espejo de esta idea sólo que con el agravante de que ahora tenemos la capacidad no sólo de que el espejo salte en mil pedazos, sino de que ya no exista imagen que devolver.

https://www.zendalibros.com/fernando-aramburu-del-pais-vasco-me-lleve-dolor-la-evocacion-deseo-intervenir-la-palabra/

Asistimos a una época que reclama de nosotros pocas ambigüedades, porque entre otras cosas lo que está en juego es nuestra propia identidad, la libertad de seguir disponiendo individual y colectivamente de nuestra propia vida, de nuestros derechos y los de nuestros conciudadanos. Quizás, por eso, hoy más que nunca sea necesario atender al espíritu de Marx y no a esa versión tópica y estereotipada de un pensamiento que se hace tan actual como la relectura de sus manifestaciones. En el prólogo del libro El orden de “El Capital”, de los pensadores Luis Alegre y Carlos Fernández Liria, el también filósofo Santiago Alba Rico afirma que “si hay algo que el capitalismo convierte en imposible es precisamente el proyecto político de la Ilustración, lo que solemos expresar bajo la idea de una democracia en ‘Estado de derecho’ o bajo el imperio de la ley”. Como afirma Lucas Manuel Villasenin en la crítica del libro de Fernández Liria y Alegre, “Según los filósofos españoles,<<para Marx es imposible deducir el capitalismo de los conceptos de libertad, igualdad y propiedad>>. Los autores pretenden hacer una lectura de la obra marxiana desde un diálogo desprendido de prejuicios con el pensamiento kantiano y con el conjunto de la filosofía política de la modernidad.”.

Por todo esto, es interesante leer la novela desde diferentes perspectivas que nos permitan forjar un pensamiento crítico ante lo que leemos y ante lo que estamos viviendo:

  1. Karina Sainz Borgo hace una reclamación de los valores perdidos por la clase media venezolana con la llegada de la revolución chavista. En palabras de Carlos Pardo, en su crítica del libro para El País, la autora realiza un “análisis de la construcción del imaginario de la clase media venezolana, la compleja tensión de diversos elementos: por ejemplo, la cultura “cosmética”, el imperativo de la seducción; o el orgullo por la riquísima tradición de vanguardia literaria y artística nacional, cortada de golpe por “la revolución”.”. Para Pardo, la autora adopta un punto de vista excesivamente maniqueo: los buenos son la clase media maltratada y los malos los hijos de la revolución.
  2. En palabras de Fernando Aramburu, en su artículo de La Esfera de Papel este posicionamiento de la autora es auténtico, da cuenta de una realidad que es la que están viviendo millones de venezolanos: “Inflación desbocada, violencia en grado máximo, represión sin tregua propiciada por el Gobierno, carestía, hambre, los Motorizados de la Patria campando por sus respetos, saqueos, derrumbe del pacto social, situación calamitosa en los hospitales y más que pudiéramos enumerar dan la imagen del referido infierno y son parte fundamental de la sustancia narrativa de La hija de la española.”.
  3. Y  estas lecturas en un contexto en el que hay que atender a las perversiones ideológicas de dos sistemas de pensamiento que conviven en la profundidad de sus manifestaciones reales. Como bien refiere Lucas Manuel Villasenin comentando el libro de Liria y Alegre, “ No se trata de pensar en superar el modelo de ciudadanía, construyendo otro tipo de individuos diferentes de los que pensó la modernidad, sino que “si algún tipo de hombre nuevo debe anunciarse con el comunismo, éste no puede ser otro que el ciudadano de una sociedad republicana, el cual se define, ante todo, por la independencia civil. Se trata, ni más ni menos, del ‘hombre’ que pensó la Ilustración”.”.

Estamos seguros de que Adelaida no tuvo ni siquiera la oportunidad de reflexionar en esta complejidad, pero sin duda su vida discurrió condicionada por esta perspectiva.

Lectoras, lectores: ¿Cómo estáis leyendo la novela? ¿Os interesa el punto de vista más político o sentís más atracción por las peripecias de la protagonista? Y hay una pregunta que subyace a esta entrada sobre la que tal vez sea interesante reflexionar: ¿cuál es el grado de relación entre lo literario y lo político?

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