La diáspora sefardí, de al menos 80.000 personas en los primeros años después de 1492, recaló en varios puertos del Mediterráneo antes de atracar en la capital otomana. De la península ibérica acudieron comunidades de todos los puntos geográficos, desde Mallorca hasta Granada, si bien fueron las comunidades castellanas las que acabaron predominando en Estambul. Sefardíes de Soria, Toledo o Salamanca, gracias a su mayor numero, no solo aglutinaron al resto de refugiados hispánicos sino a aquellos judíos que ya residían en la zona.
Balat, en la orilla meridional del Cuerno de Oro, fue el primer emplazamiento elegido por las autoridades otomanas para alojar a los refugiados sefardíes, sumando en el siglo XVI el 20% de la población judía de Estambul. La necesidad de contar con grupos de apoyo frente a los nativos griegos llevó al sultanato a no poner impedimentos a los recién llegados, sobretodo en un momento de relativa mayoría musulmana en la ciudad.
El crecimiento de la comunidad sefardí y la llegada de nuevas oleadas de refugiados desde Italia o los Balcanes llevaron a la ampliación del barrio a la otra orilla del Cuerno de Oro, Haskoy; a menudo las familias más pudientes fueron las que trasladaron sus residencias. Favorecidos por su proximidad al Estado y su dinamismo cultural, a finales del siglo XVII se consideraba que el 60% de toda la población judía estambulí era sefardí.
Aunque algunos sefardíes portugueses llevaban viviendo en Gálata desde el siglo XVI, fue a partir del siglo XIX que se convirtió en uno de los principales núcleos comunitarios sefardíes: por un lado, desastrosos incendios como el de 1740 desplazaron a residentes de los demás barrios, y por el otro la apertura de consulados y sedes comerciales europeas incentivaron los cambios.
Lejos de ser sus únicos lugares de residencia, a lo largo de la Edad Moderna se establecieron comunidades en los barrios asiáticos de Haydarpasha y Kuzungucuk; y ya en pleno siglo XX, muchos se desplazaron a Ortakoy y Sisli, al norte de Gálata.
La comunidad sefardí en Estambul nunca olvidó sus raíces: muestra de ello es que en 1892 conmemoraran el cuarto centenario de su expulsión y que, en 1992, ya en un mundo más globalizado, volvieran a hacerlo. Con la voluntad de dar a la historia del pueblo judío en Turquía un lugar estable donde exponerse, fundaron en 2001 el museo en las salas de la sinagoga Zulfaris.
En 2015 se trasladaron junto a Neve Shalom, lugar donde hoy podemos apreciar sus piezas y didácticas explicaciones. Entre otros, podemos presenciar la midrash de la antigua sinagoga Apollon y otros muchos objetos litúrgicos de diferentes centros del país, así como una exposición de vestidos que nos permiten entender diferentes aspectos de la vida sefardí en el Imperio Otomano.
Una serie de paneles y videos nos narran los vaivenes del pueblo judío a lado y lado del Mediterráneo, mientras otros nos detallan las aportaciones técnicas y culturales que hicieron en su nuevo país de acogida, así como breves reseñas biográficas de algunas personalidades judías en Turquía. También veremos explicaciones sobre el folklore local, así como a propósito de la situación del ladino en la actualidad y del resto de comunidades judías no-sefardíes del país.
Dirección: Calle Bereketzade, Büyük Hendek No:39, Beyoğlu
Horario: 10:00-17:00
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