Eran los primeros días de 1923, en los últimos compases de la Guerra de Independencia Turca (1919-1923), cuando el acorazado Jaime I se posicionó frente a la costa de Estambul con el objetivo de cuidar los intereses de España en el país. Los barqueros de Haskoy, tras acercarse a la tripulación del Jaime I para charlar y hacer negocios, al retornar a tierra comentarían que había arribado a la capital «un barco de judíos sefardíes».
Durante años, y debido a la gran cantidad de población sefardí, el barrio de Haskoy sería también conocido como Yahud Hani («casas judías» en turco); sin embargo, en los primeros 100 años de existencia apenas había en la zona 515 hogares judíos, 1/3 que Balat, en la otra orilla del Cuerno de Oro. Entonces pertenecía a la minoría sefardí ilustrada, teniendo allí residencia el medico del sultán Moshe Hamon y estando la sede de la primera imprenta de Estambul.
El terrible incendio de 1660, que redujo a cenizas 280.000 hogares de Estambul en poco más de dos días, supuso un notable engrandecimiento de la comunidad judía de Haskoy, alcanzando un total de 20.000 habitantes. Así el panorama social del barrio se transformó, acogiendo personas de las clases baja y media; también supuso la creación en 1715 de un sindicato de barqueros. Cami Alti se convirtió en el centro de la vida judía (compartida con los karaitas) y de áreas como «el mahallem de los borones» se decía que uno podía recorrerlo pasando por los tejados judíos.
En Haskoy se produjeron los primeros conflictos sefardíes entre los representantes de la modernidad laica y los defensores del orden religioso tradicional con la excusa de la fundación de la Escuela Judía (1854), requiriendo la intervención del sultán para que el conflicto no fuera a mayores. A comienzos del siglo XX se convirtió en el barrio judío más poblado de Estambul, encendiéndose por ello una rivalidad con sus vecinos de la otra orilla, y popularizándose dichas como «Haskoylu mansevo, Balalti pasika» («el de Haskoy es joven, y el de Balat viejo»). Actualmente y siguiendo la pista de las clases bien estantes, buena parte de la comunidad sefardí se trasladaría a los barrios del norte de Galata.
Moshe Hamon (1490-1567)
Nació en Granada en el sino de una prestigiosa familia de médicos, viéndose a muy corta edad obligado a emigrar junto con su familia al Imperio Otomano. Su padre Yosef se convirtió en médico del sultán Selim I pero falleció en el transcurso de una campaña en Egipto en 1516, siendo elegido para ocupar su lugar como doctor y representante extra-oficial de la comunidad sefardí.
Durante el reinado de Solimán I (r.1520-1566) acompañó en todo momento al sultán e incluso desempeñó labores diplomáticas. Su nieto Yosef y bisnieto Isaac desempeñaron también un importante rol como médicos y cortesanos.
Doña Gracia Nasi (1510-1569)
Oriunda del reino de Portugal, se casó joven con el banquero Francisco Mendes y enviudó con apenas 25 años, heredando los contactos y la fortuna de dicha familia. Hostigada por la Inquisición lusa, se trasladó a Amberes y estableció una red de ayuda a refugiados judíos en su camino al Imperio otomano. En 1549 fue arrestada en Venecia, pero prontamente liberada por la intercesión del sultán Solimán.
En 1553 trasladó su residencia a Estambul, junto con una buena parte de su personal que se organizarían en la congregación de Hanum («La señora»), y se convirtió en consejera del sultán. También se encargó de promocionar a su sobrino Yosef Nasi, al que casó con su hija Reyna; este se convirtió en un favorito del sultán Selim II y en duque de Naxos, así como dueño de grandes extensiones junto al lago Tiberiades.
Zabbatai Zevi (1626-1676)
Nació en Esmirna y creció en una sociedad sefardí muy politizada debido al deterioro económico y al surgimiento de movimientos cabalísticos que ansiaban la pronta redención del pueblo judío y el fin de los días. Impactado por las masacres de Polonia (1648-1649), fue excomulgado en 1648 por su comunidad por leer el nombre de Dios en la sinagoga, llevándole a una gira desde Egipto a Estambul.
En la capital del sultanato, el cabalista Abraham ha-Yahini le animó a convertirse en el esperado mesías de los judíos, decisión que trastocaría a todas las comunidades judías de Europa. Tal fue su influencia que suprimió tradiciones como el ayuno o la distinción kosher, así como provocar la caída de varios rabinos.
Alarmados los estambuliotas, pidieron en 1666 ayuda al sultán Mehmed IV que hizo encerrar a Zevi en la fortaleza de Galipoli que, durante un tiempo se convirtió en un centro internacional de peregrinaje. Luego el sultán instó a Zevi a elegir entre la conversión al Islam o la muerte, eligiendo este lo primero, y con él una buena parte de sus seguidores (que serían conocidos desde entonces como Donmeh).
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