Cuando entramos a cualquier lugar siempre debemos estar atentos a las advertencias.
Los lectores que ya han comenzado Una novela criminal seguro que se han visto provocados, interpelados, por esa Advertencia con la que se inicia el relato: “Lector, estás por adentrarte en una novela documental o novela sin ficción.”.
Y los más avezados ya estaréis con las antenas disparadas ante ese oxímoron –“novela sin ficción”, y todavía más cuando sois directamente llamados por el autor a tomar distancia con ese consejo paterno-materno filial del “ya te lo dije, tú ya sabes dónde te metes, no digas que no te lo advertí antes”: «Si bien me esforcé por contrastar y confirmar los testimonios contradictorios» -así es la realidad-, sin embargo -afirma Volpi en ese preámbulo- «muchas veces no me quedó otra salida que decantarme por la versión que juzgué más verosímil. Para llenar los incontables vacíos o lagunas, en ocasiones me arriesgué a conjeturar -a imaginar escenas o situaciones que carecen de sustento en documentos, pruebas o testimonios oficiales […]».
Porque uno no se llama Jorge Volpi, gana el premio Alfaguara de Literatura 2018, es uno de los mejores escritores mexicanos de los últimos tiempos, y se dispone simplemente a transcribir el proceso de la causa criminal contra Israel Vallarta y Florence Cassez. No, el propio autor nos da una pista del significado de estas palabras preventivas, en un artículo publicado recientemente en el periódico El País a propósito de la concesión del premio Princesa de Asturias de las Letras al escritor francés Emmanuel Carrère (Emmanuel Carrère o la verdad sospechosa | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)): “ si Carrère nos intriga, nos conmueve y nos irrita, no es tanto por la sinceridad con que expone sus múltiples torturas […], sino por la permanente tensión entre su promesa de decir siempre la verdad y su irremediable tendencia a mentir, tan propia de cualquier novelista.
Muchos de vosotros habréis caído en la cuenta de que la Advertencia viene inmediatamente después de una cita de Paul Valéry: “Le mélange du vrai et du faux est énormément plus toxique que le faux pur”.
Sin duda, estos dos elementos que adornan el pórtico de esta novela (la advertencia y la cita) contienen la esencia del relato en el que estamos a punto de adentrarnos. Como en aquel frontispicio de la Academia de Platón que nos apercibía de que todo aquel que no supiera geometría no tendría acceso, Volpi nos lanza una imprecación parecida: no leas esta novela sin recordar que no hay realidad sin ficción.
Y Volpi no nos decepciona: “La mejor manera de empezar una historia es con otra” (inicio del capítulo 1.La aguja y el pajar, de Una novela criminal), con un relato, con la historia de Valeria Cheja, una mujer de 18 años que es secuestrada en pleno corazón de Ciudad de México. Esas primeras páginas ya os habrán servido para olvidaros del manto de precauciones con el que intentábamos abrirnos paso hacia la lectura. Sin embargo, en nuestra mente resuenan varias preguntas:
Esperamos vuestros comentarios y experiencias a pesar de que ya estéis inmersos en la catarata de acontecimientos en torno a Las Chinitas.
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