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El quijote de mi vida

Hola, me llamo Néstor. Tengo 24 años, peso algunos centímetros y mi altura con algunos kilogramos. Vivo en un pequeño pueblo cerca de Málaga con mi madre Selena.

Cuando estaba en la escuela no tenía amigos. Mis compañeros pensaban que yo era extraño.  No es mi culpa, mi mama me llevo a un medico pero el no me podía ayudar, el no me entiendo. Ves, tengo un secreto, un secreto que no puedo compartir. Un secreto que ha estado dentro di mí durante tanto tiempo como puedo recordar.

Ves, yo no soy más que Néstor, soy Julia y Andrómeda y Paco y Suzy. Ves, dios le dio a la mayoría de la gente un cerebro, pero soy una excepción. No se si tengo mas de un cerebro, pero tengo mas de una personalidad. A veces un de mi personalidad se apodera de mi cuerpo. Julia tiene la misma edad que yo. Ella siempre esta ahí cuando hay un problema y hay una emergencia de huir. Ella es la más asustona a cabo de nosotros. Andrómeda es más vieja, tiene cuarenta anos. Ella es la más intelectual. En la escuela siempre sacaba buenas notas. Paco es como mi Indiana Jones. El esta siempre en busca de una aventura. Le he prometido que un día todos iremos al la aventura.

Suzy es una aberración. Creo que ella nació hace cien años, pero en mi cuerpo ella es tan sólo doce. Es un desastre, cuando ella toma mi cuerpo. Puesto que cada cosa alrededor «ella» ha cambiado, ella siempre está alarmada al ver a la nueva tecnología.

Recuerdo que en mi cumpleaños de 18 anos actué como una de doce años y todo lo que vi me asustó. Era la primera vez que Suzy cobró vida en mí. Por ejemplo, la radio. Mama acababa suficiente dinero para comprar la radio de sus sueños. Como cualquier niño de la centaura 18. Yo creía que la maquinita se había comido la gente y que era mi deber de guardarlos. No dudó en tirarlo por la ventana. Cada cosa a mi alrededor parecía mal.

Mi mamá entonces me dejó fuera de la casa. Ella dijo: «¡Cuando tu se calma y actuar de su edad, entonces tu puede entrar!»

Una vez fuera yo sabía que yo estaba en otro planeta. El árbol grande al lado de la carretera comenzó a moverse. Se extendía sus ramas y se dio la vuelta. Entonces oí un profundo gemido. El árbol que abrió los ojos y la boca parecía hambre e irritada. Yo le había despertado.

Se volvió a gruñir. Esta vez sonó como una llamada, y detrás, los campos de olivos comenzaron a cobrar. Corrí a la casa. Como ya he cerrado la puerta tras de mí apareció Paco. Él sabía lo que acababa de suceder. Se sentía fuerte y quería pelear. Se precipitó al exterior para encontrar que los árboles no se habían movido. Su decepción hizo Julia cobran vida. Ella, sin tener interés por la situación corrió hacia el interior y en mi habitación. Cerró la puerta y se escondió bajo la cama. Andrómeda luego llegó y calmó cada uno hacia abajo.

Ella se encargó del resto del día. Solo voy a volver a mi auto al día siguiente. Era la primera vez que yo había experimentado todas mis personalidades en un día. Nosotros como equipo tratar de mantener Suzy encerrado, pero ella es joven y terco y se las arregla para salir en algún momento. Esto siempre crea una gran escena.
Esta es sólo una de las historias que te he dicho. Hay muchos más, y habrá más. Pero por ahora tatuajes. Adiós por ahora.  Néstor.

Lucille G.
Barton Court Gramar School

El Quijote en mi vida

Érase una vez un niño de trece años que tuvo un raro sueño. En ese sueño él estaba andando hacia el polideportivo cuando de repente él vio a través de la ventana a dos grupos de soldados peleando muy agresivamente en la cancha dentro del polideportivo. Los soldados llevaban unos palos largos y golpeaban enfuerecidos los cañones.

Él no sabía qué hacer y tenía mucho miedo, gritó fuerte y pidió ayuda pero nadie respondió. Todos sus amigos alentaban la pelea y él estaba confundido.

Él entró rapidamente y trató de parar la pelea y luchó contra los soldados con mucho miedo pero estaba convencido de que era correcto.

Pocos segundos después alguien gritó su nombre muchas veces y con fuerza lo empujó fuera de la cancha de hockey.
Esta persona estaba muy molesta y dijo que nunca más tenía que pisar esa cancha de hockey en el medio de un partido.

En ese momento él se dió cuenta de que todo era una gran confusion. Los jugadores de hockey eran los soldados que creyó ver.

De repente escuchó su nombre otra vez pero ahora estaba en la clase de latín y su professor lo miraba muy enfadado. Era solo un sueño durante la clase.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.

Joseph H.
Dulwich College, London

El hombre al azar del autobús

Hace dos semanas, fui a la estación del autobuses para ir a casa después de un día largo y duro al colegio. Fue un día normal, hasta que conocí al hombre al azar del autobús…

Normalmente, el autobús llega muy tarde a la estación, y aquel día no fue una excepción. Cuando llegó, llevaba 20 minutos de retraso, y toda la gente que estaba esperando estaba cansada y molesta. Estaban discutiendo fuertemente sobre  el mal servicio de los autobuses.

– ¡No es aceptable! – dijo una madre con un bebe – Tengo que llegar a casa lo más rápidamente posible para alimentar a mi hijo. ¡Voy a quejarme!-
– ¡Yo también! No tienen una excusa. Voy a perder la cita con mi médico. –  un abuelo contestó.
-Yo sé por qué siempre llegan tarde… – dijo el hombre al azar del autobús a sabiendas, y toda la gente volvió la cabeza y miró al hombre que hablaba con rostros confundidos. – Pero no puedo decírselo. Es un secreto.-
-¿Qué dices? ¿Por qué es un secreto?-
-Porque…es una conspiración. Y no quieren que lo sepamos.-
-¿Una conspiración? ¿Qué estás hablando?- yo dije, interesados en el cambio radical de la conversación. -¿Una conspiración? ¡Qué extraño!-pensé.
-Dije que no puedo decírselo. Si se enteran que yo lo sé, ¡será muy peligroso!-
-Pero no vamos a decirlo a nadie. ¡Prometemos! Puedes confiar en mí.-

El hombre suspiró y miró alrededor para ver quién estaba escuchando. Después de una pausa muy larga y otro suspiro exagerado, el hombre comenzó a explicar.

-Pues…hace muchos años, hubo un hombre francés muy famoso que se llama Napoleón- la mayoría de la gente parecía confundido, pero continuó –y probó de vencer Inglaterra, pero lo vencimos.- Miró a la gente circundante a sabiendas, pero parecían más confundidos.

-Y luego… ¿Qué pasó?- yo dije. -¡¿Napoleón?! ¿Qué está hablando?-

Suspiró, y me miró como si fuera estúpida antes de explicar –A los franceses no les gustan los ingleses porque los vencíamos, así que sabotean el servicio del autobuses.-

-¿Por qué?-
-Por venganza. Trabajan en los supermercados también. Es por eso que las cajas están siempre cerradas cuando el supermercado está lleno.-

El hombre miró a la gente y esperó por una repuesta, pero la gente estaba silenciosa. Estaba mirando al hombre como una persona loca. El hombre empezó a preocuparse, así que yo dije – ¡Es la verdad!-

La gente pensó que yo estaba loca también, pero continué, – ayer, fui al supermercado para comprar algo de comida, y estaba muy lleno. Pero cinco de las cajas estaban cerradas. ¡Era ridículo!-

Por supuesto, no estaba de acuerdo con él, pero me dio pena para él.
Ahora, se sentía más valiente, así que iba a continuar, pero el autobús llegó al final, y el hombre cerró la boca para que el conductor del autobús/espía francés no pudiera oírlo.

Lorna T.
Blackburn College

La leal, hidalga Katerina Pradera de La Mancha-ester

Érase una vez, en un lugar en el norte de Inglaterra, llamado La Mancha-ester. Había una mujer que se llamaba Cate Campo. Realmente apasionada por el ejercicio y la salud. Cada día, iba al gimnasio, o participaba en una carrera para perder peso. Semana tras semana, mes tras mes, aumentaba la cantidad de ejercicio, hasta que lo inevitable ocurrió, el foco de su mente llegó a ser su obsesión por el ejercicio y la delgadez.

Por lo tanto, pensó que sus gatos merecían nombres más apropiados.

-Te llamaré Amapolante, Miajante y Hierbante. Y ahora, mis gatos intrépidos, debemos pensar en mi.

¿Cómo debemos llamar a tal atleta hidalga? … en lugar de Cate Campo, me llamaré … Katerina Pradera
de La Mancha-ester. Pero estoy triste, no tengo un cónyuge amado, solo tengo un cuerpo magnífico, pero
… no tengo un alma … –

-¡YA SÉ! ¿Por qué no el soltero de la casa señorial? Llamado Agrioneo –
-¡Pues sí! Ya siento el amor por él, Se llamará … Pedro Celestial –

Sigilosamente, una madrugada de Julio, Katerina Pradera, sus gatos hidalgos, y su coche nuevo, que había llamado Caliente, salieron para librar a todo el mundo de la gente gordinflona, rechoncha, y ‘normal’, y reemplazarles con los fanáticos del ejercicio que no van a ser felices con una talla mayor de cero. Pero, antes de hacer esto, necesitaba ser armada como ‘atletismoymodelo’. Condujo noche tras noche hasta que encontró un gimnasio en las afueras de La Mancha-ester

A la excéntrica Katerina Pradera, el gimnasio le pareció un estadio noble, y los instructores y las atletas eran atletas olímpicas. Quería un titulo de ‘atletismoymodelo’ . Ya que había perdido su mente, las otras atletas, no querían a Katerina Pradera en su gimnasio, pero, uno de los instructores estuvo de acuerdo en armarla, PERO, solo si, podía proteger las cuerdas de saltar y las pesas del sudor. Falló esta tristemente, pero el instructor estuvo de acuerdo en amarla porque estaba loca.

Cuando llegó a su casa, Katerina Pradera empezó una batalla con unos vendedores de McDonalds, pero, Katerina Pradera Loca interpretó los vendedores equivocadamente, pensó que eran hamburguesas grandes que podían andar. Las hamburguesas encolerizaron a Katerina Pradera más porque habían insultado a su cariño imaginario, Pedro Celestial. Durante la confrontación, liberó a un hombre con dientes de conejo. Katerina Pradera Loca encontró la benevolencia de una vecina que se llama Maceta Zapatero, quien desgraciadamente, tenía la talla seis …¡Fijate qué malo!

Después de estar en su casa durante seis horas sin ejercicio, decidió escapar, conspiró un plan para escapar. Lo consiguió y pidió a una vecina que fuera su compañera. Su nombre es Isabella Panza. Salieron en un viaje que va a ser pronto una búsqueda para librar a todo el mundo de la gente con talla mayor de cero. Durante su viaje, encontraron muchas cosas, como molinos que Katerina Predera equivocadamente pensó que eran brujas demasiado pesadas. ¿Qué más van a encontrar en su búsqueda…?

Jack L.
Blackburn sixth Form College

Don Quijote

Don Quijote es un personaje ficticio, pero algunas personas de características semejantes,  existen en nuestro mundo actual. Esta obra maravillosa de Miguel de Cervantes era una de las lecturas optativas del programa escolar de mi antigua escuela en Rusia.

Mientras yo leía este libro, continuamente venía a mi mente la imagen de mi amigo Sasha Ivanov. Su carácter tiene muchas semejanzas con el Quijote que emanaba de las páginas que yo devoraba con mis ojos.

Don Quijote fue un admirador apasionado de la caballería y Sasha también es un febril apasionado de las hazañas y proezas de los caballeros de antaño y por eso participa en las competiciones entre las caballeros y vasallos que se celebran cado verano en la lejana y remota Siberia. En estas ocasiones Sasha se pone sus atuendos cuidadosamente confeccionados y se convierte en el Quijote de los Urales y de las tierras aledañas.

Además de su parecido físico y emocional, el actuar diario de Sasha Ivanov tiene rasgos similares al Don Quijote cervantino. Este accionar frecuentemente resulta contraproducente.  Por ejemplo Sasha muchas veces tiene la intención de ayudar a alguien en necesidad y termina empeorando la situación. Una vez, trató de ayudar a su padre con su trabajo, preparando informes sobre los empleados de la empresa familiar, pero confundió todos los papeles y como resultado todo salió incorrecto tirando por la borda valiosas horas del trabajo de su progenitor.

Queriendo hacer una cosa buena, nuestro caballero ruso, también conocido como el caballero de la tristeza, casi siempre empeora la situación, y en este sentido, Sasha y Don Quijote son similares.

Otras similitudes entre estos dos buenos hombres son cualidades tales como el coraje, la bondad y el estar siempre listos para ayudar a otros.  Por eso, a Sasha lo apodaban el  “Don Quijote Ruso” en la escuela.

Cuando alguien le preguntaba a Sasha: -“¿quién eres?”, él siempre respondía que no podía definirse con una singular palabra, simplemente decía “soy Don Quijote”. Hasta el día de hoy dice que su meta es pelear contra la maldad y la injusticia de este mundo. Anhela ser un abogado para contribuir a mejorar la vida haciéndola más justa y pura. Está estudiando derecho en la universidad de Siberia.

La personalidad de mi amigo es muy versátil.  Puede ser un hombre negativo haciendo que  todo, lo que él  trata de mejorar salga mal.  Por otra parte, él actúa como un humanista tal como era Don Quijote, que en mi opinión parecía ser un ilustrado también exponiendo los males sociales, lo que demuestra una capacidad excepcional y excelente conocimiento de las relaciones interpersonales.  Un hombre que sabía conversar y el mundo que lo rodeaba se complacía en escuchar. 

Ekaterina S.
Oxford Tutorial College, Oxford

El quijote de mi vida

‘Un día más’ María pensó. ‘¿Qué voy a hacer hoy?’ Ella nunca sabía lo que quiso hacer durante el día. Ella ya casi nunca iba al colegio porque veia a las personas como monstruos. Yo como su compañera de apartamento también sabía que nunca iba al colegio. Ella no podia soportar las miradas fijas de las personas.

Lo mismo pasó esté jueves cuando fue al colegio a las ocho de la mañana. En el autobús muchas personas estaban mirando a María. Ella se sintió incomoda y como los otros días decidió que quiso ir a otro sitio. Después de salir del autobús ella vio a un bus que iba a un parque que se llama ‘Parque Paraíso’. Ella nunca había estado en este lugar antes pero pensó que sonaba como un lugar agradable. Por eso ella subió a este autobús y fue a este lugar.

Cuando se bajó del bus, caminaba una calle que llevó María a un parque muy grande. Algo de allí era diferente y nadie allá la veia como las estudiantes del colegio. Todos parecian felices. Pero una persona no parecia tan feliz como las otras, entonces María se acercó a esta persona. Ella sabía que este hombre era diferente y era un estudiante , se acerco a el. ‘Dime, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no estás en el colegio?’, ella preguntaba.

El chico se sobresaltó a causa de esta pregunta. ¿Cómo ella puede saberlo?, el quiso saber. ‘Porque quiero tener un día interesante y en colegio es siempre lo mismo…Ir al cole y después volver a casa. Yo quiero un día en este parque porque aquí todos están felices y nunca salen del parque’, el respondió. ‘Bueno…Entonces, ¿Qué  hacen todo el día en este parque?’. El contestó, ’No mucho, pero todos los días hay una gran fiesta en la noche. ¡Deberías venir!’

Ella no quiso volver a su casa. En el bus y en la calle ella solamente vería a monstruos. Pero aquí la gente era diferente más como ella y le parecía como se podía tener una aventura. ‘La fiesta normalmente es algo muy especial.’
A las 6 de la tarde, el sol ya descendió, ellos todavía estaban en el parque y la fiesta empezó. Las personas estaban muy felices y todavía se veían como personas normales, no como monstruos. Ellos comieron mucho y María y el chico se divirtieron. María no quiso irse, pero yo la esperaba.

Ella necesitaba  estar aquí a las ocho porque sabía sobre los problemas de María. Ella me conocía muy bien y que yo podia preocuparme mucho y por eso ella se despidió del chico y le dijo ‘Voy a volver algún día’.
Por eso ella se fue, se subió en el autobús y fue a su casa. Y ella no dijo nada sobre esta aventura a su madre.

Kerstin L.               
Barton Court Grammar School

El Quijote en mi vida

Toda la gente conoce su mismo Quijote. Una persona traviesa y de extravagancia innata, con una sonrisa que puede significar cualquier cosa. Cuando estoy con Maya, todo es posible y algún tipo de desastre puede hacer, pero es una garantía que vais a divertiros.  

La conocí cuando sólo tenía nueve años, y aquel día nunca lo olvidaré. Parece como un ángel, con sus rizos rubios, pero cuando tomó mi mano pequeña en su mano pegajosa, sentí una chispa de electricidad y emoción, como supe, ya entonces, que ella iba a cambiar mi vida. 

Maya fue un ángel en harapos, como una muñeca de trapos. Siempre al costado de ella llevé su osito de peluche, que se estaba quedando calvo y con sólo un ojo de vidrio, se llama Benedicto. A pesar de su apariencia pordiosera, nunca he amado a alguien más que a él. Benedicto fue el único que tenía todas las ideas. Si nuestra maestra estricta nos echaba unas reprimendas por las que,  totalmente por casualidad, provocamos un incendio en los servicios del colegio, siempre fue la culpa de Benedicto, como era el diablo en sus hombros, cuchicheó nuevas aventuras.

Su imaginación fue el fuego bajo sus pies. Brincando de lugar en lugar, inconsciente de los daños que causaba, coloreó el mundo con sus palabras y risa contagiosa. El modo de que vio la gente fue  indescifrable, pero para mí, tiene sentido. ‘¡Mira aquel tiburón enfadado!’ diría, al señalar un hombre. ‘¡Su frente parece como una aleta!’, o ‘Esta pareja parece como dos formas, él un rectángulo y ella un triángulo’. Una vez, un hombre lo oyó y gritó, ‘¡Tienes más cara que un elefante con paperas!’. En lugar de llorar, se hinchó sus mejillas como un pez, y corrimos por los callejones polvorientos.

Pienso que Maya fue tan traviesa y llena de imaginación porque su vida en casa fue tan aburrida y tranquila. Como un cuento de hadas, sus padres nunca hicieron nada aparte de leer libros tan grandes como sus mismas caras. Yo no vi a sus padres hasta que unos meses después de la primera vez que visité su casa, porque todo el tiempo se ocultaban en estos libros misteriosos. Las grandes ideas de Maya nacieron aquí, y ahora sé que sus gestos grandes y conducta sobrexcitada fue ya que amaba ver a toda la clase reír. Haría algo por ver sus compañeros partirse de risa, aunque después tenía que incluso afrontar el golpe duro de la regla de nuestra maestra en su trasero. Cariño Maya – ¡nunca ha aprendido la lección!

A pesar de siempre causar problemas, supimos que nunca deberíamos intentar cambiarla. Maya sin su sonrisa traviesa sería una cáscara vacía, y a ella, aprendí que la cordura no es necesaria para vivir una vida feliz.

Bethany G.
Colegio: Barton Court Grammar School

Don Shafinejad

En Irán también tenemos un Don Quijote, su verdadero nombre es Hossein Shafinejad, pero prefiere ser llamado “Don Shafinejad “.  Él es un señor alto, delgado, tiene unos cincuenta años  tardíos y se deja crecer una barba negra ceniza haciendo su figura esbelta y elegante. Tiene ojos marrones brillantes y profundos de un hombre sabio y con experiencia. 

Todo el tiempo está pensando, maquinando y hablando. Tiene un fiel asistente llamado Sancho Majmudi, que siempre toma nota de cada palabra que dice su patrón, como si fueran mensajes divinos llenos de sabiduría que deben ser preservados en la historia de la humanidad.

Este moderno Don Quijote iraní viaja alrededor de Shiraz, al sudoeste de Irán, peleando contra la ciega ignorancia reinante por doquier y vive profundamente obsesionado con educar a los jóvenes sin recursos” porque ellos son el futuro de esta nación “, no se cansa de repetir. También se ocupa de ayudar a los pobres de la zona.

Don Shafinejad es un hombre muy temeroso de Dios y lo invoca con frecuencia. En este país no se permite decir lo que se piensa, por eso nuestro héroe local, busca artilugios para hacerse oír sin caer en problemas con la ley del hombre. Y muchas personas ignorantes piensan que Don Shafinejad está loco. 

Sancho Majmudi, su mano derecha, lo mira con mucha admiración y a la misma vez con un dejo de compasión.  Cuando yo lo observo tan pulcramente vestido con su tradicional traje de color gris plomo de la más alta costura y confección,  me doy cuenta que está listo para pelear en sus batallas cotidianas en contra de la injusticia y de la prepotencia imperante en Irán.

Como así también está en guardia para meterse en posibles problemas. A menudo quiere ayudar pero termina creando peores situaciones que llenan de lástima y tristeza el corazón de Sancho Majmudi.

A veces es demasiado directo y, sin querer, exasperara a otras personas y se crea nuevos enemigos.  En una calurosa tarde de verano Don Shafinejad prestó demasiada atención a lo que acontecía en un bazar en el centro de la ciudad.  El dueño de la tienda estaba golpeando fuertemente a su empleado joven y torpe. Nuestro héroe irrumpió predicando la paz y amonestó al dueño del negocio por castigar a quien le ayudaba diariamente a ganar dinero. 

Una vez que Don Shafinejad creyó haber logrado una paz duradera se retiró de la escena. Pero otra vez solos, el dueño del bazar se volvió a llenar de una gran ira aun más profunda por la humillación proporcionada por Don Shafinejad. Y se volvió contra su sirviente con furia matándolo a bastonazos. Ahora se espera que la corte lo condene a muerte con su ejecución en la plaza pública.

Nuestro Quijote shirasí no surgió de la imaginación de Don Miguel de Cervantes Saavedra pero sí de la  inestable realidad iraní. Hay setenta millones de personas que cada día, se convierten en pequeños Quijotes para sobrevivir.

Omid B.
Colegio: Oxford Tutorial College

Viaje a Quixotelandia

“¡Adiós papá!” se despedía mi amiga en el aeropuerto.
“¡Adiós, Miguel! ¡Mucha suerte!” dije yo.

Miguel se despidió de nosotras con la mano, y se encaminó a pasar por el control de seguridad.

Una hora más tarde, estaba embarcando un vuelo directo hacia Quixotelandia, un país en vías de desarrollo, en el que la pobreza de la gente atraía a mucha gente como Miguel, que formaban parte de ONGs. Miguel estaba embarcando en un viaje en el que intentaría llevar a cabo una obra de educación.

Después de una semana en Quixotelandia, Miguel ya se había acostumbrado a su rutina. Se levantaba cuando salía el sol, y se dedicaba a visitar a las familias del lugar, intentando ganarse su confianza, para que viesen que estaba allí para ayudarles, y no para explotarles como muchos otros que habían venido antes que él. Posteriormente, se reunía con los cargos superiores de la ONG, para discutir sobre dónde sería el mejor lugar para construir el colegio, el tamaño del colegio, las asignaturas fundamentales que habría que impartir en el, etc.

Cuando volvía a la pequeña cabaña donde se alojaba, junto con otros tres colaboradores, la gente del pueblo todavía se giraba para mirarles con desconfianza, escondiendo a sus hijos detrás de ella, protegiéndoles de los extraños hombres que estaban empezando a llegar cada vez más frecuentemente a su país.

Después de cuatro meses, las cosas no habían progresado en ningún sentido; los lugareños seguían desconfiando de Miguel y de sus colaboradores, y todavía no se había tomado ninguna decisión importante acerca del colegio. Miguel estaba empezando a desesperarse, ya que no veía que las cosas fuesen a mejorar dentro de poco, ni siquiera veía tan claro que su situación fuese a mejorar. La indecisión de sus colaboradores no hacía nada para aumentar su credibilidad, y los nativos seguían desconfiando profundamente de ellos.

Miguel sólo veía una última posibilidad para el éxito: o conseguían progresar en los asuntos de la localización del colegio antes del final del mes, o perderían el poco respeto  que les tenía la gente del pueblo, y se verían obligados a regresar, habiendo fracasado, junto a sus propias familias.

Llegó el último día del mes, y Miguel se reunió con sus compañeros y colaboradores.

“Hemos estado aquí cinco meses”, dijo Miguel, “y no hemos progresado en ningún sentido. Nuestra indecisión no ha jugado a favor nuestro, y siento deciros que está será nuestra última reunión. Tenemos lo que queda de semana para recoger nuestras cosas y volver a nuestros respectivos países. La siguiente vez que deseemos entrometernos en el desarrollo de un país, tendremos que estar más preparados, porque nuestro viaje a Quixotelandia, aunque realizado con buenas intenciones, sólo ha resultado ser un derroche de los fondos de nuestra ONG. Compañeros, adiós”.

 
Sonia C.
IE Vicente Cañada Blanch

Don Quijote en mi vida

Yo conozco alguien que me recuerda de Don Quijote. Pero este hombre no es un personaje adorable y juguetón. Este hombre fue consumido por sus fantasías. Su historia no termina en triunfo, sino en tragedia.

Aburrido con su propia vida, mi Don Quijote pasaba horas y horas leyendo en su dormitorio, escapando a un mundo lleno de magia. Mi Don Quijote se considera como un héroe, que estaba destinado a salvar el género humano.

Emprendía varias búsquedas imaginarias, los que siempre terminaba en mucha confusión por parte de la “víctima”. Pero mi Don Quijote estaba convencido que había prevenido su muerte segura. Y después de que hubiera conseguido su objetivo, yo siempre le felicitaba. Le aseguraba que aunque nadie más le entienda, yo siempre sería su aficionado.

Una vez – según mi Don – hubo una conspiración de los duendes, que pensaba mi Don terminaría en la matanza de numerosas personas. Entró en la oficina que (en su mente) estaba bajo ataque  y manejó evacuar el personal entero. “Que suerte,” pensó mi Don. “Si yo no hubiera llegado, iya no existiría en Bournemouth la sucursal de Lloyds Tsb! Por fin recibiré gracias por mi heroísmo.”

Desafortunadamente lo único que recibía fue una advertencia de la policía, y una prohibición de Lloyds Tsb. No obstante que, mayoritariamente, sus “búsquedas” eran inofensivas. Quizás sean irritantes, pero no creía que pudieran ser peligrosas. Hasta eso día…

Estaba trabajando como siempre cuando entró de sopetón en la habitación, mascullando en un tono preocupado.

“¿Qué pasa?” le pregunté. “¿Los duendes están invadiendo otra vez? iPensé que los había derrocado!”
“No, no, no… es algo mucho peor.” murmuró. “Los dragones.”
“Los dragones.” repetí sin convicción. “¿Estás seguro?”
“iClaro que estoy seguro! ¿No puedes verlos? iTenemos que salir, ahora mismo!”
“Bien, bien…” refunfuñé, molestada. Le proseguí a regañadientes.

Cuando habíamos salido del edificio, empezó a correr. Corrimos y corrimos, hasta que llegamos a un acantilado. El miedo me asaltó. 

“Hemos escapado, estamos seguros, ieres un héroe! Bien, no acércate al borde, es peligroso.” le avisé.
“Tienes razón, es peligroso aquí,” dijo lentamente. “iHay que huir!
“Adónde!” grité, exasperada. “iSi hubiera dragones por todas partes, no podríamos huir!”
“Si, podemos,” anunció triunfalmente. “Saltaremos, y nadaremos a la seguridad.”
“iSi saltáramos, moriríamos! iHay las rocas por todas partes! iEstás loco!”

Su sonrisa idiota desapareció.

“¿Que estoy loco? iSoy la persona mas cuerda en el mundo! iPuedo ver todos los horrores de este mundo terrible! iEl mundo es ignorante!” Echó un vistazo alrededor. “No puedo esperarte. Buena suerte con este mundo loco. Adiós.” Se dio la vuelta y saltó.

Con eso termina la historia de mi Don Quijote. Quizás fuera loco, quizás fuera estúpido. Pero sobre todo creo que fue un cobarde. Es verdad que este mundo está lleno de horrores. Pero preferiría aguantar con los horrores cotidianos que inventar los horrores de fantasía. Mi Don los escapó, pero los demás de nosotros… tenemos que encontrar lo bueno de la vida, algo que mi Don no vio nunca.
 
Megan J.
Brockenhurst College

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